Las velocidades de transmisión de datos se miden normalmente en kilobits por segundo (kbps), mientras que el almacenamiento o tamaño de los archivos se especifica en bytes (Kilobytes, Megabytes, etc.). Sin embargo, muchos equipos de comunicación (módems, ‘routers’, etc.) y los navegadores o los programas de descarga de archivos especifican la velocidad en kilobytes por segundo, creando bastante confusión entre los usuarios.
Cada byte se compone de 8 bits, que son la unidad mínima de información (un 0 ó un 1). Así, para convertir kilobits a kilobytes no hay más que dividir por 8, lo mismo que habría que hacer con las velocidades de transmisión: 256 kbits por segundo = 32 kbytes por segundo. Con esa velocidad de transmisión de datos, para descargar un Megabyte hay que emplear 32 segundos, sin olvidar que un Megabyte son 1.024 Kilobytes, aunque en algunos casos se emplea el sistema decimal en almacenamiento (1 MB = 1.000 KB).
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