Direct Connect: compartir sin problemas legales

Alternativas como este sistema permiten el intercambio de contenidos de acuerdo a la futura Ley de Economía Sostenible
Por Jordi Sabaté 22 de marzo de 2010
Img directconnect portada

Bajarse de Internet canciones, películas, series de televisión o cualquier otra creación cultural con derechos de autor no puede perseguirse como delito en España. Pero más allá del ámbito jurídico, la futura Ley de Economía Sostenible (LES) intentará evitar la compartición en la Red de estos contenidos mediante el cierre de las páginas que actúan como intermediarias entre los usuarios que comparten. Estos sitios trabajan como buscadores de enlaces para poder descargar los archivos y, sin ellos, la descarga será muy difícil si se usan tecnologías como BitTorrent. Una solución para no tener que abandonar la libre compartición puede ser la tecnología Direct Connect. Otra es recurrir a las plataformas de descarga directa como RapidShare o MegaUpload y las últimas propuestas se dirigen hacia los sistemas P2P con micropagos por contenido descargado.

Entre usuarios vía FTP

La Ley de Economía Sostenible (LES) apunta al cierre de determinados buscadores para aminorar, cuando no evitar, la descarga de contenidos con derechos de autor. Ante tal disyuntiva, los usuarios deberán buscar sistemas alternativos que les permitan compartir con libertad, y de manera legal, sus archivos. Una posibilidad es recurrir a Direct Connect, que conserva la velocidad de BitTorrent pero con algunas ventajas adicionales, como una selección muy específica del tipo de archivo que se descarga y un contacto directo entre los usuarios, que intercambian a través de un protocolo FTP.

Este último punto supone que no se pueda hablar de descarga indiscriminada, sino que entra en el supuesto de que dos usuarios se intercambian contenidos tras conocerse y por voluntad propia, del mismo modo que lo harían en el mundo físico. A grandes rasgos, Direct Connect y los programas que derivan de este sistema ponen en contacto a los usuarios mediante un servidor, conocido como “hub”, que contiene el listado en tiempo real de los usuarios que comparten archivos y que están conectados a él.

El “hub” contiene el listado de los archivos que cada usuario propone compartir, pero no alberga ni enlaces ni contenidos

El “hub” también contiene el listado de los archivos que cada usuario propone compartir, pero no alberga ni enlaces ni contenidos, sólo la información nominal. Para buscar un contenido, primero hay que conectarse a un “hub” -hay muchos- y rastrear entre los usuarios conectados en busca del mismo. Una vez que se detecta un propietario del contenido deseado, se entra en contacto con él y, si hay acuerdo, se descarga el archivo por FTP, un sistema rápido y eficaz.

En todo el proceso de descarga, el “hub” se desentiende del intercambio, así como en el contacto entre los usuarios, que se puede establecer por diversos sistemas según el programa cliente usado, como mensajería instantánea o correo electrónico. Por este motivo, es difícil que se pueda englobar dentro de los supuestos que la LES contempla para el cierre de páginas. También está, en principio, a salvo de acciones como la que la policía federal belga realizó en 2006 contra la red de servidores Razorback2, que procesaban el intercambio para el sistema Edonkey2000, utilizado por Emule. El “hub”, en el caso de Direct Connect, es sólo un listado de usuarios.

Basada en las redes P2P

La tecnología Direct Connect se basa en las redes P2P, igual que las utilizadas por programas como Emule o BitTorrent. Sin embargo, cada una usa un sistema diferente para compartir los archivos. Emule pone en contacto al usuario con el contenido buscado a través de una serie de servidores que no discriminan quién es el propietario del contenido. El usuario lo selecciona y procede a su descarga.

La Ley de Economía Sostenible apunta al cierre de los buscadores de enlaces “torrent” para aminorar, cuando no evitar, la descarga de contenidos con derechos de autor

El sistema es mucho más lento y menos eficaz que otros como BitTorrent, que además cuenta con una oferta mucho mayor. Esta tecnología establece un contacto indirecto entre las personas que quieren descargar un archivo y el mismo a través de un enlace conocido como “torrent”. Si una persona quiere bajarse un determinado disco o película que pertenece a otra y lo ha dispuesto para compartir, primero deberá buscar el enlace al contenido en una página web que actúa como directorio. Una vez que lo obtenga, lo usará en su programa de compartición para descargar el archivo. Sin pasar por la página que almacena y busca los enlaces es muy difícil conseguirlos y, por tanto, la compartición es ineficaz.

Estos buscadores de enlaces “torrent” serían el objetivo de la LES para impedir la descarga de contenidos con derechos de autor, un fenómeno que según la industria cultural ha causado una profunda crisis de ventas en el sector. La puesta en práctica de esta ley supondrá la desaparición de muchas páginas que facilitaban el acceso a los enlaces y disminuirá la eficacia de los programas basados en BitTorrent, la tecnología más utilizada.

Búsquedas muy definidas

Búsquedas muy definidas

Direct Connect permite buscar con rapidez un contenido, definir con mucha concreción los parámetros de la búsqueda y, una vez que se encuentra el material que se desea, realizar un intercambio rápido, sin las eternas esperas de Emule. Antes de comenzar el proceso, el usuario debe especificar qué contenido está dispuesto a compartir de su disco duro y puede poner limitaciones de peso por archivo o de ancho consumido. El programa cliente que se use lo rastreará e indizará para que esta información conste en el “hub” al que se conecte el usuario, a disposición de las demás personas conectadas.

Una vez definido el material que se quiere compartir, se puede comenzar el rastreo por los diferentes “hub”. Para ello, se definen con precisión diversos parámetros: el límite de peso del archivo, el formato que tiene, si usa un sistema de compresión determinado, etc. También el administrador del “hub” puede perfilar los archivos que indiza y, de este modo, excluir los contenidos de baja calidad o sospechosos, así como especializarse en determinadas materias, estilos musicales o series televisivas.

Quien conozca bien el sistema y los “hub” a los que se conecta, dispone de gran variedad de material para rastrear, pero muy bien acotado por temas, de forma que ahorra las descargas fallidas o que no contienen el material deseado.

Requisitos

Para poder usar un programa cliente de Direct Connect, es necesario contar con una cantidad mínima de material para compartir. Los programas exigen, en general, en torno a cinco gigabytes, que equivalen a unas siete películas o entre 70 y 80 discos. Si el usuario no dispone de tanto material digitalizado en su disco duro, no podrá participar. Por otro lado, cuanto más material se comparta, mayor prioridad se otorgará al usuario al descargarlo, frente a otros internautas.

También hay que poner a disposición del programa una cantidad determinada de los denominados “slots”, puntos de conexión al material que facilita el usuario. Según los “slots” que se permitan, se podrá conectar un número determinado de personas al disco duro propio para descargar. Los programas clientes suelen exigir que se permitan entre cinco y diez “slots”.

Todavía complejo para el usuario

A pesar de que la oferta de programas clientes comienza a ser amplia, hasta ahora se han mantenido en comunidades de usuarios avanzados

Direct Connect comenzó como una tecnología propietaria, hasta que se liberó. El primer cliente basado en software libre fue DC++, que está disponible tanto para Linux como para Windows. MLDonkeyes otro programa cliente alternativo de similares características, aunque utiliza un sistema un poco diferente. Derivados de DC++, se han desarrollado LDC++y StrongDC. Ambos funcionan tanto en Linux como en Windows. Para el sistema operativo Mac OS X, destacan Shakespeer y el más reciente Jucy.

A pesar de que la oferta de programas clientes comienza a ser amplia, el principal inconveniente de esta tecnología es que hasta ahora no ha sido popular y se ha mantenido en comunidades de usuarios avanzados. Su manejo no es tan intuitivo como cabría desear y, en ocasiones, es complicado establecer los requisitos de partida. Además, hasta que no se conocen bien las características de cada “hub” y sus usuarios, se tarda en encontrar los archivos. Algunas páginas de usuarios contienen manuales para aprender a utilizar este tipo de programas.

El refugio de las descargas directas

Los servicios dedescargas directas nacieron como una herramienta empresarial para enviar y recibir archivos muy pesados, como vídeos y presentaciones. No en vano su modelo de negocio se basa en las cuotas que pagan las empresas por utilizarlos. De modo alternativo, y a cambio de ver publicidad, los usuarios usan estas plataformas como solución para subir archivos a un servidor y proponer, de modo público o privado, el enlace a la descarga del contenido.

Según la ley vigente, se deben dar dos supuestos para que este comportamiento se tipifique como delito: la comunicación pública y el ánimo de lucro. Si un usuario pone a disposición pública un enlace a un contenido en descarga pero no pretende lucrarse con ello, no comete ningún delito.

En numerosos países europeos se ejerce una fuerte presión judicial sobre los servicios de descarga directa para que borren contenidos con derechos de autor

Al amparo de este hecho, se pueden encontrar muchos contenidos con derechos de autor todavía alojados en plataformas como Rapidshare o MegaUpload, dispuestos para la libre descarga de un modo legal. Buscadores como Buskka,Beriliumo Daleyapermiten rastrear los contenidos deseados, además de seleccionar la plataforma de la que se quieren descargar.

No obstante, en numerosos países europeos se ejerce una fuerte presión judicial sobre los servicios de descarga directa para que borren contenidos con derechos de autor que puedan haber subido los usuarios. Una reciente sentencia de un tribunal alemán obra en este sentido y obliga a RapidShare a retirar 148 libros electrónicos de sus servidores.

No es la primera vez que la compañía suiza RapidShare recibe una orden de filtrado de contenidos: ya en 2009 otro tribunal alemán sentencióque la empresa debía eliminar 5.000 temas musicales. Esta presión propicia que tales soluciones se empleen cada vez menos como método de descarga, ya que las plataformas albergan un número decreciente de contenidos interesantes para el resto de los usuarios.

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