El DNI electrónico, o eDNI, ha pasado por diversas fases desde su lanzamiento y durante su larga evolución, ya que lleva casi diez años en marcha. Sin embargo, el hecho más subrayable es que hasta la fecha ha resultado un fiasco, no porque la versión digital del documento -en esencia el chip que incorpora- estuviera mal realizada, sino porque era extremadamente poco accesible al común de los usuarios. Estos apenas han utilizado el documento de otra manera que no fuera la analógica y normal de siempre, lo que ha supuesto desaprovechar las mejoras que proponía la sociedad de la información: gestión y realización de denuncias sin tener que acudir a una comisaría o gestiones con la Administración por vía telemática sin tener que moverse de casa ni pedir turno, entre otras. Ahora la nueva versión, apodada 3.0, busca romper estas barreras.
Los tres impedimentos de la anterior versión
Uno de los principales problemas de la anterior versión del DNI, nuestro documento de identificación como ciudadanos españoles, era que precisaba de diverso material físico para poder usarse digitalmente, algo un tanto paradójico, pero que se achacaba a la falta de lectores de tarjetas y chips electrónicos en la mayoría de ordenadores. Así, junto al eDNI, se entregaba un lector de tarjetas, pero no se indicaba al usuario dónde conectarlo ni cómo activarlo una vez conectado.
El DNI electrónico lleva diez años en marcha, pero no se ha popularizado
Ninguna de estas operaciones son complicadas para un usuario medio, pero sí para personas mayores o con pocos conocimientos. Además, el uso del lector, si se tiene un portátil, implica enchufarlo y desenchufarlo cada vez que abrimos y cerramos el ordenador, por lo que hay que cargar con el artilugio a todas partes, lo cual se hace incómodo. Lo más probable es que se acabase perdiendo el lector, con lo que se evaporaba toda posibilidad de usar el eDNI.
En segundo lugar, se necesitaba recordar el código PIN que nos daban en la comisaría en el momento de la expedición del documento, ya que sin él no se podía acceder a su activación. Como su uso era esporádico, es muy frecuente que el usuario acabase por olvidar el PIN o perder el papel donde lo guardaba. De este modo, para renovar el código, solo cabía la posibilidad de acudir de nuevo a la comisaría, todo un engorro y un nuevo motivo para no usar el documento de manera digital.
En tercer lugar, no bastaba con conocer el código PIN: se necesitaba poseer un certificado digital concedido por la Administración. La obtención de ese certificado es una de las operaciones más molestas que puedan existir, ya que requiere viajes a diversas administraciones y organismos para conseguir la acreditación, que luego debe activarse en el eDNI. Esta barrera quizás haya sido el principal impedimento a la popularización del uso del DNI electrónico.
Chips más rápidos y seguros y tecnología NFC
Sin embargo, el DNI 3.0 se beneficia de diversos acontecimientos y mejoras tecnológicas sucedidas en los últimos años. Entre los acontecimientos, cabe destacar la relativa caída en el uso de los ordenadores y el auge de smartphones y tabletas. Entre las mejoras técnicas, destaca la inclusión de chips con la tecnología de conexión inalámbrica NFC como estándar en este tipo de dispositivos, aunque en el caso del iPhone se da a partir del modelo 6, si bien Apple no parece, de momento, dispuesta a liberarlo para terceras aplicaciones. Como el DNI 3.0 lleva un chip con NFC, se podrá utilizar en aplicaciones de la Policía o la Administración para smartphones y tabletas con solo acercarlo a estos.
Para los ordenadores será necesario aún el lector de tarjetas, en principio por motivos de seguridad. Sin embargo, en ningún caso ni con ningún soporte se pedirá aportar un PIN ni un certificado digital, dado que los nuevos chips son mucho más potentes y seguros y contienen en su interior un certificado digital para cada usuario, único e inalterable. De este modo, en todos los casos, las operaciones telemáticas se simplificarán sobremanera y sin necesidad de complejas gestiones, ya que bastará con que el soporte identifique el chip.
De todos modos, fuentes de la Policía Nacional aseguran que explicarán en su página web y en las redes sociales el modo tanto de solicitarlo como de activarlo y realizar funciones con él. Entre ellas destaca la denuncia de hechos y delitos de modo telemático, sin necesidad de acudir a la comisaría, ya que el chip tiene el mismo valor legal y jurídico que la firma manuscrita. También será posible operar con los diversos organismos de la Administración de manera mucho más directa y ágil, puesto que seremos identificados inmediatamente por los servidores de ésta.
Más controlados
Con el DNI 3.0 estaremos más controlados por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y en nuestro tránsito por el mundo
Pero no todo son noticias positivas o, al menos, no tan radicalmente buenas, respecto al nuevo DNI 3.0. Con él, estaremos más controlados no sólo por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, sino en nuestro tránsito por el mundo, especialmente en Europa. Cada vez que embarquemos en un vuelo en un aeropuerto, en lugar de enseñar el DNI a la azafata, lo pasaremos por un arco detector que recibirá nuestra identificación y la cruzará con un listado de pasajeros donde se especificarán los viajes y rutas que hemos hecho desde que usamos este documento.
A este respecto, en la presentación del DNI 3.0, el actual ministro del Interior ya adelantó que se está desarrollando un pasaporte con las mismas prestaciones. El objetivo inicial es identificar con rapidez pasajeros que puedan tener nexos con movimientos terroristas o bandas delincuentes, pero nadie garantiza que estos datos puedan ser usados contra nuestras libertades en otras circunstancias. Del mismo modo, desde su smartphone, un agente de la Policía o la Guardia Civil podrá saber todo nuestro historial con solo acercarle nuestro DNI 3.0. De acuerdo, no tenemos nada que temer si no hemos hecho ninguna fechoría pero, ¿quién no tiene una multa de aparcamiento pendiente de pago?
Por el momento, el documento se expide solo en la provincia de Lleida como prueba piloto, pero poco a poco se extenderá al resto de ciudades del Estado. Cuando llegue a nuestra ciudad o capital administrativa, nos bastará con acudir a la comisaría más cercana y solicitarlo, si bien es posible que se habiliten páginas web para realizar la solicitud. En teoría se nos expedirá inmediatamente, aunque todo dependerá del volumen de población de cada zona. Una vez lo tengamos, podremos comenzar a usarlo sin ningún problema.