La seguridad vial adquiere cada día más importancia a nivel global, y no solo por el número de vidas humanas que se cobran los accidentes (1,24 millones cada año), sino también por los enormes costes que un siniestro genera a las arcas públicas: desde los equipos de emergencia a la atención que de por vida debe dispensarse a los afectados de forma más grave. Pero la tecnología también puede ayudar a mejorar la seguridad vial en la prevención de accidentes, compatibilizando el uso del móvil o con el aviso rápido de un siniestro, con lo que se mejora el tiempo de respuesta, se salvan vidas humanas y se evita que algunas heridas deriven en enfermedades crónicas. eCall es un ejemplo de ello. En junio la Comisión Europea propuso este sistema de telecomunicaciones, así como una ley que haga obligatoria su instalación en todos los vehículos vendidos en la UE a partir de enero de 2015. A continuación se explican todas sus características y la polémica desatada en torno a este dispositivo.
Mucho más que una alarma
El dispositivo eCall se basará en un móvil modificado e integrado en el vehículo que contará con todos los sensores imprescindibles
eCall se basará en un móvil modificado e integrado en el vehículo que contará con todos los sensores imprescindibles en cualquier smartphone: acelerómetros para detectar el movimiento y la velocidad, de modo que si notan una brusca detención o que el coche ha variado su relación con el suelo (ha volcado), darán aviso; un navegador GPS, que informará de la posición del vehículo accidentado, así como si está en el carril derecho o el izquierdo (un dato importante en autovías y túneles); y un sistema de llamadas con una voz sintética que avisará de inmediato al teléfono 112.
Pero más allá del dispositivo, eCall es un protocolo de emergencia que prevé dar prioridad a las llamadas de urgencia, que serán recibidas por un operador y transferidas a los equipos de rescate (ambulancias, policía de tráfico, etc), para que se desplacen al lugar preciso con la mayor brevedad posible. Todo ello implica una compleja red de comunicaciones europea.
La Comisión Europea estima que eCall puede acortar el tiempo de respuesta en un 40% en zonas urbanas y grandes vías, y en un 50% en caminos y carreteras rurales. De este modo, se podrían salvar una media de 2.500 personas al año y rebajar el grado de miles de accidentados más. En Europa, uno de los continentes con menos siniestros en las carreteras, 28.000 personas pierden sin embargo la vida cada año y se producen más de 1,5 millones de heridos de diversa consideración, con su consiguiente coste en las arcas públicas de 130.000 millones de euros.
Reticencias de los fabricantes
Por el momento, eCall solo está presente en un 0,7% de los coches fabricados en Europa. Al conocer la nueva ley, las compañías de la industria del automóvil presentaron una queja por la obligación de integrar el sistema antes de 2015, ya que según las normas del sector, la Comisión Europea debe permitir un periodo de 36 meses (tres años) para la implementación de una nueva tecnología. En el caso del eCall, se están dando solo 18 meses de plazo.
En Europa 28.000 personas pierden la vida cada año en accidentes y se producen más de 1,5 millones de heridos, con un coste de 130.000 millones de euros
Por su parte, la Comisión, a través del comisario Antonio Tajani, rebatió a los fabricantes asegurando que el coste de instalar eCall apenas supera los 100 euros y que no implica grandes modificaciones en el proceso productivo.
De hecho, eCall tiene muchas más posibilidades que las de un simple sistema de emergencia. Podría ser utilizado para transmitir datos en tiempo real sobre el tráfico en determinadas zonas o para realizar estudios de eficiencia de vías de circulación o de su frecuencia de uso para valorar su mantenimiento. Otro empleo adicional podría ser el rastreo y detección de coches robados.
El sistema eCall no es de reciente creación, sino que lleva más de un lustro como una reclamación de los diferentes organismos oficiales y organizaciones de usuarios del motor. En un artículo de EROSKI CONSUMER de 2007, Manuel Vilas Paz, ingeniero de telecomunicaciones y profesor de la Universidad de Oviedo, expresaba su escepticismo respecto a que el sistema fuera algún día un estándar: “Primero hay que definir quién desarrolla la tecnología, luego quién la certifica como estándar y, después, crear un sistema de fabricación que la abarate, y eso pueden llegar a ser 15 años”.
Vilas ya pronosticó entonces que el coste de instalación estaría sobre los 100 euros, pero no contaba con que la telefonía móvil con acceso a Internet evolucionaría tan deprisa (precisamente en 2007 fue el año en que Apple lanzó el iPhone). En aquella época no se contemplaban los móviles con sensores y GPS ni asistentes de voz. Hoy, son algo común.