La tecnología no sólo está transformando la productividad empresarial y multiplicando la cultura mundial. Además, está cambiando la forma en la que aprenden los niños y cómo se relacionan entre sí y con los demás, incluidas sus propias familias. Esto no es, en sí, ni bueno ni malo. Las nuevas tecnologías tienen, de hecho, numerosos efectos positivos aunque comporten los riesgos propios del aprendizaje y la formación del ser humano.
Una realidad nueva
Una pareja de adultos teclean en un ordenador: “¿Qué tal te ha ido en los estudios, hijo? Tu madre y yo te echamos mucho de menos. ¿Por qué no apagas un rato el PC y bajas por aquí a cenar algo?” Éste es un chiste gráfico, muy utilizado en las conferencias impartidas por la psicóloga y psicoterapeuta María José Mayorgas, especialista en adicciones a las nuevas tecnologías. Una situación que, pese a la dosis de humor, refleja una situación que no es tan anecdótica como parece. En el fondo, hay una realidad nueva, compleja, que une a los seres humanos más flexibles y maleables, más receptivos y con más capacidad de aprender -los niños y adolescentes-, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es decir, los ordenadores, las consolas de videojuegos, los móviles…
Estudiar su impacto
Para analizar esta realidad se han puesto en marcha proyectos como Mátic. En este estudio, el primero en Europa sobre el impacto de las tecnologías en la educación y el aprendizaje de niños de tres años, se separó a 52 pequeños del parvulario barcelonés de La Salle Bonanova en dos grupos. Uno de ellos aprendería de la forma tradicional: con cuadernos, libros de texto, pizarras, etc. Y otro lo haría con ordenadores Tablet PC y un software específico.
La optimización de la atención facilitó que los alumnos con ordenador realizaran cuatro veces más ejercicios que los que mantenían una educación tradicional
Los resultados fueron sorprendentes. A los tres meses, los alumnos que utilizaban los Tablet PC habían mejorado sus calificaciones en la asignatura de matemáticas en más de cinco puntos. Además, el 84,6 % de estos pequeños lograban calificaciones de notable o sobresaliente.
El proyecto Mátic demostró además otro aspecto clave de las nuevas tecnologías: casi no hay momentos de pérdida de atención en el aprendizaje. Eso facilitó que los alumnos con ordenador realizaran cuatro veces más ejercicios que los que seguían una educación tradicional sin el uso de las nuevas tecnologías. Además, se acortó, en ocasiones hasta la mitad, el tiempo necesario de exposición por parte de los profesores. Y no sólo eso, los alumnos del proyecto Mátic se hicieron más autónomos, atrevidos y curiosos gracias a las posibilidades que les ofrecía el uso de herramientas digitales en su educación. En definitiva, mejoraron sus resultados académicos y también sus habilidades sociales.
Se demuestra así que las nuevas tecnologías pueden multiplicar también las capacidades de los más pequeños. Y se echa un poco por tierra la tradicional visión catastrofista de Internet y las nuevas tecnologías como fuente únicamente de peligros para los menores.
Un bien irrenunciable
A los 14 años el 61% de los adolescentes prefiere Internet frente al televisor
Diversos estudios concluyen que la tecnología es percibida como un bien irrenunciable por los más jóvenes. De hecho, si deben elegir entre distintas formas de ocio, la mayoría prefiere Internet al televisor. Un estudio publicado el año pasado, y realizado por la Universidad de Navarra, en el que se entrevistó a 20.000 menores iberoamericanos, mostraba que a los once años el 42% escogía la Red frente al 39% que prefería la televisión. A los 14 años, el porcentaje se disparaba: 61% para Internet y sólo un 23% para el televisor.
De esta investigación se puede concluir que la tecnología ofrece tantas ventajas, tanto para el rendimiento escolar como para el ocio y el desarrollo de habilidades sociales, que no debería impedirse su acceso a los menores ni limitarlo más allá de lo razonable. Expertos en las nuevas tecnologías como Enrique Dans o José Cervera así lo sostienen en sus blogs.
En la Red como en la calle
La teoría de fondo es que la Red no es distinta de la calle, y ningún padre deja solos a sus hijos en una gran ciudad de buenas a primeras
La teoría de fondo es que la Red no es distinta de la calle. Y ningún padre deja solos a sus hijos en una gran ciudad de buenas a primeras. Lo normal es acompañarle y protegerle, hasta que tiene una edad en la que empieza a ser autosuficiente. Entonces, se le permite poco a poco ampliar sus espacios de independencia, al tiempo que se le proporcionan consejos útiles para evitar los posibles riesgos. Con Internet pasa lo mismo. Y las mejores armas para proteger a los niños en la Red son siempre la educación y la información. A tal efecto, ya hay numerosas herramientas para que los padres puedan tomar decisiones sobre los contenidos a los que acceden sus hijos.
Ahora bien, es cierto que en Internet no todos los padres están suficientemente preparados. El problema es que, como explica la psicóloga María José Mayorgas, “en general son los padres los que intentan adaptarse al ritmo de sus hijos”. Es la ventaja que tienen los “nativos digitales”, es decir los que ya han nacido inmersos en un mundo con ordenadores, móviles y videoconsolas.
Guste o no, los menores van muy por delante. Conocen todos los avances y los manejan con soltura. En comparación, la mayoría de los adultos hacen un uso bastante más limitado de lo que es la Red y de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
Un buen entorno de socialización
Por otro lado, la salud social de los nativos digitales parece estar en general más que garantizada. El estudio “Cómo usan Internet los jóvenes: hábitos, riesgos y control parental”, codirigido por el profesor de la Universidad del País Vasco Carmelo Garitaonaindia, concluye que la actividad social de los adolescentes no termina en el colegio ni en las discotecas, sino que se prolonga en la Red. También el doctorJuan Alberto Estallo Martí, experto en psicología de las nuevas tecnologías, asegura que “Internet puede servir de ayuda a las personas con pocas habilidades sociales”.
Carmelo Garitaonaindía: “Los adolescentes valoran que sus padres se fíen de ellos y les parece normal la preocupación, el control y el interés”
Además, dicha actividad social se hace más intensa con las herramientas multimedia. Es decir, los jóvenes se comunican mejor gracias a Internet. En esto, las redes sociales como Facebook, MySpace o Tuenti tienen mucho ver. Garitaonaindia asegura que “los más jóvenes suelen entrar en el mundo digital a través de los padres o del hermano mayor, y luego la relación se invierte”. Es decir, ellos tienen que guiar posteriormente a sus mayores por un mundo que manejan mejor.
Por otro lado, los expertos aseguran que el control parental es bien recibido por los menores, que incluso lo agradecen como una muestra de interés por ellos. “En el estudio hemos constatado que los adolescentes valoran que sus padres se fíen de ellos y les parece normal la preocupación, el control y el interés de sus padres”, explica el profesor Garitaonaindia.