Hace dos semanas en Cannes, las cuatro multinacionales de la industria de la música (Sony, EMI, Warner y Universal) reconocieron que las ventas de discos cayeron, un año más, durante 2006. Y ello a pesar de que el éxito de ”iTunes Music Store” no mengua. De nuevo, sus representantes echaron la culpa a la gratuidad del intercambio en las redes P2P. Sin embargo, un empresario llamado David Pakman les llevó la contraria asegurando que la culpa la tienen los sistemas anticopia que se aplican en las tiendas digitales (DRM). Su argumento: 85 millones de descargas de canciones libres de restricciones en Estados Unidos y el reciente desembarco de su empresa, Emusic, en Europa.
Emusic e iTunes, ¿David contra Goliat?
David Pakman es el creador de Emusic, la segunda tienda online del planeta en número de descargas tras la que abastece a los iPods, ‘iTunes Music Store’. La tienda del fabricante de Apple ostenta el primer lugar con gran ventaja, ya que tiene el 60% del mercado, con casi 500 millones de descargas. Frente a ella, Emusic sólo posee una cuota de mercado del 12%, a mucha distancia de la ‘iTunes Music Store’, pero también mucho más consolidada que cualquier otra competidora.
Emusic posee una cuota de mercado del 12%, a mucha distancia de la ‘iTunes Music Store’
Sin embargo, estos datos por si solos no explican absolutamente nada, porque ambas tiendas juegan en ligas distintas, con condiciones e ideologías muy diferentes y con socios de desigual poderío. Mientras ‘iTunes Music Store’ es la gran abanderada de la venta de música digital con sistemas que limitan las copias (DRM), o que directamente las impiden, y con un formato de archivo particular (MPEG-4) que sólo puede ser reproduccido en los iPod (propiedad de Apple, al igual que la tienda), Emusic vende canciones en MP3, reproducibles en cualquier aparato (incluidos los iPod), copiables en cualquier soporte (ya sea CD, DVD…) y archivables en tantos discos duros como se quiera.
Modelo cerrado
Esta diferencia de filosofías se traduce en apoyos muy diferentes por parte de la industria musical. Las grandes multinacionales, recelosas de ponérselo todavía más fácil a los ‘muleros’ (usuarios que intercambian archivos en las redes P2P), apuestan por el modelo cerrado y restrictivo de Apple, que les asegura que sus canciones no saldrán del circuito cerrado de los iPod y su programa de gestión de música iTunes.
El que este circuito es realmente cerrado lo atestiguan las numerosas denuncias que ha recibido en diversos países de la Unión Europea por prácticas monopolísticas; llegando en el caso de Noruega a declararse ilegal la tienda de iTunes, y en Francia a proponer su cierre. El caso es que para poder escuchar la música que se vende en la ‘iTunes Music Store’ hay que comprarse primero un iPod.
Para poder escuchar la música que se vende en la ‘iTunes Music Store’ hay que comprarse primero un iPod
Frente al modelo creado por Apple existen diversas opciones que gradualmente van desde la venta de música reproducible en todo tipo de aparatos pero con DRM que limita el número de copias (Rapsody), o la música con DRM que se baja gratuitamente a cambio de ver publicidad durante la descarga (Napster), hasta el modelo que propone Emusic.
Modelo abierto
Éste en esencia parte de la premisa de que el usuario que compra una canción digital no difiere en nada del que la compra en un disco compacto. Por lo tanto, ¿por qué no habrían de tener ambos los mismos derechos?
El usuario que compra música en soporte de disco no tiene ninguna restricción para copiar los archivos que contiene y reproducirlos en cualquier tipo de aparato, entre otras cosas porque ya paga un canon por el derecho a poder replicar los archivos que ha comprado. ¿Debe aplicarse la misma ley a los compradores de música digital? Emusic cree que sí, y por lo tanto deja total libertad al usuario respecto a las canciones que le vende.
Como asegura Chris Anderson, redactor jefe de la revista Wired, hay que tolerar un umbral de piratería si con ello se simplifica la vida del comprador online; lo que no se puede es amargar la vida al usuario con cientos de llaves y candados cuando lo único que éste quiere es escuchar una canción, no hacer saltar los cimientos de la industria musical.
El usuario que compra música en soporte de disco no tiene ninguna restricción para copiar los archivos que contiene y reproducirlos en cualquier tipo de aparato
Pero el grueso de la industria musical sigue sorda a estos argumentos y le niega su catálogo a Emusic. Es así que los discos de las cuatro multinacionales, las mismas que reconocen que bajan sus ventas sin prisa pero sin pausa, no están en Emusic. En total, dos tercios del mercado musical. Sí está, en cambio, una buena parte del otro tercio; es decir la música no comercial: las discográficas especializadas en jazz, música clásica, pop y rock independiente, soul, electrónica o hip hop alternativo entre otros estilos de culto.
En Emusic se puede encontrar tanto a Mozart y Beethoven como a Dj Vadim o a Tricky; a Miles Davis o los últimos discos de Paul Weller o Tom Waits. El catálago alcanza los dos milones de canciones. Incluso figura en el mismo el sello Portal Latino, creado por la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) para promocionar a artistas latinoamericanos.
¿Cómo funciona?
Emusic es un servicio al que se accede bajo suscripción de diversos bonos mensuales o bien de uno anual o bianual. Cuanto mayor es el bono que se contrata, mayor es el número de canciones que se pueden descargar al mes. El bono anual incluye un ahorro del 20% respecto a los mensuales, y en el bianual el descuento es del 25%. Sin embargo, los bonos mensuales pueden ser cancelados en cualquier momento, por lo que el usuario terminaría la suscipción al final del mes en curso y no la renovaría, y el anual y bianual suponen la aceptación del servicio por un año, o dos, sin vuelta atrás.
Existen tres tipos de bonos mensuales:
Tarifa básica: 40 canciones descargables al mes por 12,99 euros.
Tarifa Plus: 65 canciones descargables al mes por 16,99 euros.
Tarifa Premium: 90 canciones descargables al mes por 20,99 euros.
Los bonos mensuales, que son los más usados, se pueden renovar si durante el mes en curso se agota el cupo de descargas (de hecho es un sistema de prepago) con lo que se obtiene un descuento del 25% sobre la cuota mensual, pero se debe acceder a un tipo de bono superior. También, si se agota el cupo y se desea seguir descargando pero sin renovar toda la mensualidad, existen ‘paquetes extra’:
Paquete 10: 10 canciones descargables por 6,99 euros.
Paquete 25: 25 canciones descargables por 12,99 euros.
Paquete 50: 50 canciones descargables por 19,99 euros.
La compra de los bonos se hace mediante tarjeta de crédito, o de débito en el caso de la tarjeta Visa Electron, y aunque el servicio ofrece un periodo de prueba durante el que se pueden descargar un cierto número de canciones durante 14 días, para acceder a este periodo de prueba es necesario dejar los datos de la tarjeta y elegir un modelo de bono mensual.
Accediendo al periodo de prueba se acepta implícitamente que si se supera el mismo y no se ha dado de baja en el servicio se pasará automáticamente a ser usuario de pago
De este modo, accediendo al periodo de prueba, se acepta implícitamente que si se supera el mismo y el probador no se ha dado de baja en el servicio o continúa descargando canciones, pasará automáticamente a ser usuario de pago y se le cargarán las mensualidades.
Por supuesto, esta carga en cuenta se hace dando aviso al usario, que siempre tiene la opción de darse expresamente de baja del servicio para que no se le sigan cargando mensualidades. Un dato a tener en cuenta es que las canciones no descargadas no se acumulan de un mes a otro, sino que se renueva el cupo completamente y se pierden las opciones de descarga.
‘Emusic Download Manager’: un gestor de descargas…
Una vez dentro del servicio, el usuario sólo tiene que pasear de catálogo en catálogo para escoger el disco que le interese y descargarlo. No está obligado a descargar el disco completo, sino que puede bajarse sólo las canciones que le interesen. Todos los discos permiten una pre-escucha de 30 segundos de cada canción. No es demasiado para saber si la pieza merece o no la pena, pero ayuda a situar el disco y decidir si el estilo es del gusto o no.
Todos los discos permiten una pre-escucha de 30 segundos de cada canción
Sin embargo, si bien se pueden descargar canciones sueltas, para descargar todo el disco a la vez es necesario instalarse un programa llamado ‘Emusic Download Manager’. Su función es crear un canal P2P entre el usuario y el servidor por el que bajar los archivos a gran velocidad y con la seguridad (se puede leer en el apartado de Preguntas Más Frecuentes) “de que no se colarán troyanos ni ningún tipo de malware en la descarga”.
Sin duda se trata de un argumento cuando menos un tanto sospechoso, dado que existen numerosos métodos de descarga de archivos en bloque que ofrecen seguridad al usuario, como los formatos de compresión WinZip y WinRar, por ejemplo. Si bien es cierto que estos son propietarios y su uso masivo podría generar conflictos legales, excesivos gastos a Emusic o la pérdida de algunos potenciales usuarios que no los tuvieran instalados en su ordenador y no quisieran pagar por ellos.
Sea como fuere, Emusic propone este gestor de descargas, que se encargará de ordenar y situar en el escritorio del ordenador las descargas. En las páginas de ayuda se explica cómo posteriormente los archivos descargados se pueden ubicar en otros gestores como iTunes, WinAmp, RealPlayer o Windows Media Player.
…que da problemas
Afortunadamente, existe la posibilidad de deshabilitar el ‘Emusic Download Manager’ desde las ‘opciones de configuración’
El problema radica en que el gestor funciona de modo bastante poco estable, y con numerosas incompatibilidades con las distintas versiones de los distintos sistemas operativos, y en numerosos casos da errores y no descarga las canciones. No son pocos los tipos de fallos que se pueden dar, tal como se puede leer en el apartado de Preguntas Más Frecuentes. Para colmo, el sistema contabiliza como descargadas las canciones donde el gestor ha dado error.
¿Qué hacer en tal caso? Darse de baja sería el primer impulso y, sin embargo afortunadamente, existe la posibilidad de deshabilitar el ‘Emusic Download Manager’ desde las ‘opciones de configuración’ y descargar de modo natural las canciones: una a una y desperdigadas por el escritorio. Al menos, no se pierde la opción de poder adquirir los excelentes discos que existen en Emusic.
Una vez descargadas las canciones, se pueden recopilar manualmente y situar en una carpeta nueva, ya que todos los archivos llevan información del artista, el álbum, el número de pista y el título de la canción.
Por otro lado, una vez descargado un archivo, se considera al usuario propietario del mismo y se le ofrece la posibilidad de descargar copias desde el servicio tantas veces como desee, por lo que si con la ineficiencia del ‘Emusic Download Manager’ se contabilizaron algunos archivos como descargados cuando en realidad no lo fueron, son recuperables sin perder créditos.
Para ello basta con acudir al apartado de ‘perfil de usuario’ y en el mismo buscar la sección ‘descargas’; allí se muestran todas las descargas mensuales contabilizadas al usuario. Basta con buscar el disco que no se descargó bien y hacer doble clic sobre el mismo; aparecerá entonces la opción de descargarlas correctamente.
Meneando la larga cola
En realidad este servicio no vende música, sino información organizada sobre su enorme catálogo
Si bien es cierto que una canción de Emusic, eligiendo el bono más alto, puede llegar a costar 0,175 euros, una suma muy interesante, también lo es que en realidad este servicio no vende música, sino información organizada. Tal como reconocía recientemente un reputado analista, “en Emusic puedes encontrar ‘la mejor’ música a precios muy bajos, pero en Emule puedes encontrar ‘toda’ la música a precio cero; el problema es saber qué buscar”.
Precisamente este
problema de cómo organizar la ingente cantidad de información
que puede suponer un catálogo de dos millones de canciones es
el que se ofrece a solucionar Emusic. Gracias a un eficiente (aunque
algo rudiementario) sistema de recomendaciones y vínculos
entre artistas, álbumes y listas de favoritos de los demás
usuarios, el oyente va entrando en el terreno los nuevos grupos que
desconoce y le son recomendados, apoyados por un sistema de
votaciones con estrellas y comentarios al estilo de páginas
como Amazon.
Ni que decir tiene que para acceder a esta comunidad, el usuario deberá haber pagado antes uno de los bonos o, al menos, haber dejado sus datos bancarios para acceder al periodo de prueba. De otro modo, la puerta al conocimiento que engloba Emusic es infranqueable.
Por otro lado, Emusic cuenta con el apoyo, en las críticas a determinados discos notables, de las plumas de la página Allmusic Guide, una de las mayores enciclopedias online sobre música popular contemporánea. Curiosamente, esta aportación no es recíproca en cuanto que en la página de Allmusic no se puede encontrar ningún disco de Emusic en descarga y sí, sin embargo, todos los de iTunes o Napster, a precios mucho más caros.
Ni que decir tiene que para acceder a esta comunidad, el usuario deberá haber pagado antes uno de los bonos o, al menos, haber dejado sus datos bancarios
Las votaciones sirven para que los discos más notables afloren en las búsquedas de los nuevos usuarios como recomendados por la comunidad, pero también los sistemas de vínculos, recomendaciones de los críticos y categorizaciones por estilos ayudan a aflorar a artistas de valor que de otro modo estarían en el fondo del catálogo virtual.
Es decir, gracias al entusiasmo de la comunidad virtual creada en Emusic (que curiosamente no parece mejor que muchos sistemas de recomendaciones del estilo de MusicStrandsu otros, pero parece ofrecer mejores resultados) se genera un ranking de artistas populares que van guiando al usuario a través del catálogo.
De este modo, el usuario va entrando en la conocida como larga cola de rarezas, artistas de culto y discos minoritarios que son sistemáticamente olvidados por las grandes ventas pero que acaban generando un número de ventas considerable. Como ejemplo del impacto que tienen las rarezas en un mundo tan intercomunicado como el digital, valga la frase, ya célebre, pronunciada por un empleado de Amazon al respecto: “Hoy vendemos más libros que no vendíamos en absoluto ayer, que libros que también vendíamos ayer”
Gran parte del éxito que tiene Emusic se debe a esos discos olvidados de su exquisito catálogo
Precisamente, gran parte de la culpa del éxito que tiene Emusic se debe a esos (en este caso discos) ejemplares olvidados que su exquisito catálogo y su sistema de recomendaciones consigue sacar a la luz para gran disfrute del usuario melómano. Y además, sin ningún tipo de restricciones.