Internet cambia los hábitos del consumidor de muchas maneras. Le permite acceder a los productos y servicios de forma inmediata, pero también le deja pararse un momento y reflexionar con datos en la mano, así como comparar entre diversas ofertas o buscar nuevas alternativas con facilidad. Se dice que antes de que se popularizara la Red la economía se basaba en explotar la necesidad de los demás, la imposibilidad de llegar a determinados sitios e informaciones, mientras que ahora parece estar en transición hacia un modelo donde es rentable organizar la sobreabundancia, facilitarle las decisiones al consumidor entre la enorme oferta. Los miembros de la consultora The Cocktail Analysis llevan años dedicados al estudio de estas tendencias, que reflejan cada año en sus informes Televidente 2.0. En ellos se observa la evolución de los hábitos de consumo, del poder de las marcas o de los cambios que provocan la integración de nuevas tecnologías y aparatos. Felipe Romero, socio director de la empresa, es uno de los responsables de estos estudios.
Somos una agencia de investigación especializada en nuevas tecnologías, tendencias de consumo y comunicación. Nuestro trabajo habitual son encuestas, entrevistas, “focus-groups”, análisis del discurso en Internet sobre las marcas, etc.
En general, para grandes organizaciones, medios de comunicación, actores específicos de Internet como Google, Telefónica o Microsoft, así como para agencias de publicidad.
Es un estudio que realizamos cada año desde 2006. Nació centrado en cómo se consumía en lo que en 2006 eran nuevas ventanas: Internet, móvil, las descargas, etc. Poco a poco vimos que era necesario replantearlo para hablar del ecosistema audiovisual, ya que lo consumido en una plataforma determinada tenía relación con las restantes. De este modo, ahora mismo es un estudio que analiza, entre los internautas, el consumo audiovisual sobre cualquier ventana y plataforma: Internet, TDT, televisión de pago, descargas, streaming, etc.
“La tecnología da pie a un consumo ‘barato’ frente a otras alternativas de ocio”
Para ser exactos, ocurre que crece la “infraestructura” tecnológica que da pie al consumo audiovisual. Es decir, ordenadores, móviles, etc. Habría varias claves. Lo primero es que parece -y eso lo vemos en otros estudios- que excepto en los casos en que te afecta de forma muy directa, es difícil renunciar a hábitos instalados, como navegar, mandar mensajes o acceder a música desde el ordenador. En segundo lugar, el ámbito de la tecnología se ha establecido como muy atractivo para el consumidor y se ha entrado desde hace años en una dinámica de sustitución del equipamiento que resulta difícil de ignorar incluso dentro de un contexto de crisis. El acceso a teléfonos de gama alta continúa en crecimiento pese al contexto, mientras que el interés por acceder a Televisión HD o 3D es muy elevado.
En tercer lugar, la tecnología da pie a un consumo “barato” frente a otras alternativas de ocio y, por último, la propia oferta mejora. En la medida en que los contenidos son mejores, los dispositivos proporcionan una mejor experiencia de uso y, en consecuencia, se incrementa el consumo.
Habría que diferenciar en términos de “infraestructura” y de uso una vez que se dispone de acceso. En el primer aspecto, es posible que en efecto nos encontremos bastante retrasados, pero cuando hay posibilidad de acceso, se realiza una utilización intensiva: diversos estudios nos han puesto entre los países más usuarios de Second Life, Twitter o las descargas.
Aunque nosotros carecemos de datos internacionales, diversos estudios que manejamos corroboran esta idea. De todos modos, no creo que el uso de las redes sociales dependa de condiciones climáticas, sino de pautas de socialización.
“Diversos estudios nos han puesto entre los países más usuarios de Second Life, Twitter o las descargas”
En términos de cuota, Facebook es líder indiscutible (usada por el 64% de los internautas españoles), seguida a considerable distancia por Tuenti (33%). Si en lugar de hablar de redes hablamos de “plataformas de comunicación”, el líder es Messenger, con un 68% de los usuarios. Los datos se extraen de un estudio que publicamos en febrero de este año, denominado Observatorio de Redes Sociales.
Ahora mismo Facebook es universal, ya que casi el 90% de los internautas que están en redes tienen cuenta en Facebook. Dicho de otra forma: si estás en redes, estás en Facebook. Sin embargo, a día de hoy, Twitter es una red de nicho. Se asocia, en particular, a varones de entre 26 y 35 años.
El gran desafío de Internet para el usuario, y el gran negocio, es lograr un “dotador de sentido” entre la abundancia de información. En su momento, fueron los grandes portales, después se desarrollaron los buscadores y ahora se añaden nuestros iguales como filtro que nos indica qué consumir. Ahora mismo, los buscadores parten de una situación de centralidad casi absoluta y la cuestión reside en ver cómo otorgarán “capa social” relevante a sus búsquedas.
No sé si entiendo bien la pregunta o quizá no comparta del todo la idea implícita. La economía de servicios alrededor del móvil ha sido muy rica en estos años recientes. Uno de los grandes negocios de los últimos años ha sido todo lo relacionado con descargas, tonos, politonos, etc. Y de forma aún más cercana en el tiempo, el fenómeno de las aplicaciones para terminales (sobre todo iPhone) ha sido impresionante.
“El gran desafío de Internet para el usuario, y el gran negocio, es lograr un ‘dotador de sentido’ entre la abundancia de información”
En todo caso, es cierto, referido a la Internet en movilidad, que ha habido una barrera de precio -que con frecuencia, y según nuestros estudios, era más el resultado de malas experiencias previas que de saber con exactitud el coste de acceso- y experiencia de usuario bastante relevante. De la mano de los “smartphones”, que dan mejor experiencia y actitud de “aprovechamiento”, parece que nos encontramos ya cerca de esa eclosión de la Internet móvil tantas veces anunciada.
Por otro lado, hemos visto en nuestros estudios que ciertas actividades tienen mejor recepción que otras. Hemos constatado que ver televisión en el móvil no “mola”: no es un consumo del que pueda “presumirse”, más bien al contrario. En los estudios preguntamos a la gente cómo calificaría a alguien que ve la televisión en el móvil y aparecen descripciones como “un triste”, un solitario, sin amigos, etc. Otras utilizaciones están mucho más normalizadas y bien vistas, como usar redes sociales o consultar Google.
Desde luego, es una condición que ayudaría con fuerza, pero todavía hoy el desarrollo tiene lugar con la diversidad de sistemas. Si nos salimos del ámbito de Televidente 2.0 y nos basamos en otros estudios, sabemos que a las agencias de publicidad, a los anunciantes, a los desarrolladores, los diversos sistemas operativos les dificulta el desarrollo, pero acaban por llevarlo a cabo: quizá, eso sí, a base de limitarse a un solo sistema operativo.
En los resultados hemos hablado de que crece la reproducción en streaming, pero no por fuerza desde páginas autorizadas. De hecho, los usuarios preguntados nos hablaban de sitios “polémicos” como seriesyonkis o megavideo.
La experiencia de uso es relevante, pero no es garantía suficiente para desplazar el consumo: la disponibilidad de contenido y el precio son variables críticas. Siempre cuento el ejemplo de algún cliente nuestro que, cuando comenzó a consolidarse Youtube, retrasó el lanzamiento de su nuevo sitio porque iba a sacar un sistema de visualización muy potente, al considerar que la ventaja competitiva de su experiencia de usuario justificaría que el consumo tuviese lugar en su sitio y no en Youtube -que por aquel momento se pixelaba con frecuencia-. Para cuando lanzó su sitio, el consumidor ya había desarrollado el hábito de acudir a Youtube. No fue el único motivo, pero ayudó a que perdieran posibilidades.
“Crece la reproducción en streaming, pero no por fuerza desde páginas autorizadas”
Por otro lado, es cierto que el streaming, al menos frente al consumo de descargas en el ordenador, tiene las ventajas de inmediatez, no “amenazar” el disco duro, etc., pero su integración con el consumo en el propio televisor, algo bastante habitual en las descargas, apenas tiene lugar. Mi sensación es que ambos modelos van a convivir durante un tiempo, aunque mientras uno (descarga) se estanca, el otro (streaming) crece. Cuestión aparte es que la reproducción en streaming que crezca sea de espacios “legales”, algo que no parece ocurrir de forma decisiva en la actualidad.
Es una pregunta compleja. Dependerá de la oferta y, en menor medida, del marco regulador. El consumidor tiene claro su modelo de consumo: inmediato y, si no gratis, a precio muy acotado. La pelota está en el tejado de la industria, de su capacidad para reconvertirse con unos márgenes menores a los actuales: si oferta mejor experiencia de consumo a un precio razonable, quizá tenga cierto margen para lograr desplazar estos hábitos. En Estados Unidos, se habla del caso de Hulu como ejemplo de relativo éxito en este sentido.