Entrevista

Fernando Berlín, periodista, bloguero y participante en la plataforma RedSos

La Ley de Economía Sostenible es ambigua y podría utilizarse contra la libertad de expresión
Por Jordi Sabaté 21 de enero de 2010
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La Disposición sobre Propiedad Intelectual de la próxima Ley de Economía Sostenible (LES) ha levantado las lanzas en Internet. Representantes de todos los sectores de la “ciberciudadanía” se han movilizado contra esta disposición que, con el objetivo de luchar frente a los sitios web ilícitos de descargas de material con derechos de autor (películas, series de televisión, canciones, etc.), pretende la creación de un comisariado cultural que decida su cierre, bajo la tutela del Ministerio de Cultura y los lobbies de la industria del ocio. Este instrumento penal, que precisa para su encaje legal de la modificación de varias leyes orgánicas, motivó en su día el lanzamiento de un “Manifiesto en Defensa de los Derechos Fundamentales en Internet” y ahora ha propiciado la creación de la Plataforma RedSostenible (RedSos), que se ha presentado con un nuevo manifiesto, “Red y Libertad”. Fernando Berlín, escritor, bloguero, participante en RedSos y pionero de la radio digital con su web Radiocable.com, explica por qué los grupos ciudadanos son tan reticentes a las “leyes antidescargas”.

¿Cómo se definiría Radiocable.com?

Radiocable.com es un medio de comunicación en Internet. Se concibió como una emisora de radio vía web, pero en la actualidad dedicamos mucho espacio al contenido en vídeo y en texto. Tenemos importantes acuerdos con la BBC y con The Washington Post. Somos un medio de comunicación con una visión progresista sobre la política, el futuro, la sociedad y el entorno. Radiocable.com fue pionera en su ámbito y ha recibido el Premio Ondas y el Premio del Club Internacional de Prensa. No aspiramos a ser una multinacional, ni parecernos al Grupo Murdoch, pero sí nos gustaría alcanzar la excelencia de la pequeña pero poderosa Agencia Mágnum.

¿Qué pretendía al poner en marcha este proyecto?

Mejorar la información que reciben los ciudadanos y poder desarrollar una actividad profesional independiente. Creemos que una sociedad mejor informada es una sociedad más justa y más libre.

¿Obtienen beneficios?

Sí. La web de Radiocable.com tiene patrocinadores y la empresa, además, participa en actividades como la consultoría o la producción de contenidos para terceros.

Por su experiencia como periodista en el medio digital, ¿cómo ve el futuro de la profesión? ¿Se extinguirá como tal y pasará a ser un ejercicio ciudadano?

“Es obvio que los periódicos impresos han perdido la batalla de la inmediatez”
No lo creo, pero es pronto para saberlo. Es mejor no ser dogmático. En mi opinión, ambas prácticas convivirán. El periodista ciudadano es una herramienta de información excelente, pero no tiene por qué querer dedicar toda su jornada a ello. Siempre harán falta profesionales que investiguen, analicen, busquen y difundan de forma comprensible la información.

¿Cree que desaparecerán los medios analógicos tradicionales?

No creo que desaparezcan por completo. Algunos formatos cambiarán, pero otros todavía son dispositivos inmejorables. Sí parece necesario que algunos se abran a un proceso de adaptación.

¿Pero funcionarán tan bien como en los últimos años?

“Hoy en España no tiene sentido publicar un diccionario en papel y, sin embargo, el libro no ha dejado de ser una excelente herramienta cultural”

Los dispositivos que sepan adaptarse funcionarán mejor, porque el mercado es mucho mayor. Hoy en España no tiene sentido publicar un diccionario en papel y, sin embargo, el libro no ha dejado de ser una excelente herramienta cultural para los lugares donde no llega la Red. Los periódicos impresos tendrán que pensar qué tipo de contenidos es interesante reproducir, porque es obvio que han perdido la batalla de la inmediatez. Pero a la playa yo prefiero no llevar un lector de libros electrónicos. Hay mil cosas que todavía no se nos han ocurrido.

¿Qué hace un periodista de opiniones moderadas y conciliadoras como usted en una plataforma de activistas como RedSos?

Siempre trato de apoyar, con toda la pasión posible, las iniciativas a las que me invitan y con las que comparto filosofía. Por otra parte, sólo creo en el periodismo cuando es comprometido. No creo en el periodismo equidistante. La justicia, la solidaridad, los derechos civiles, el futuro o el avance de la sociedad no son asuntos sobre los que se deba mirar hacia otro lado.

¿Cuál es el objetivo de este movimiento?

“El movimiento agrupa a cientos de personas, así que cada uno tenemos una forma de entender las cosas”

El movimiento agrupa a cientos de personas, así que cada uno tenemos una forma de entender la política, el activismo o la propiedad intelectual. Algunos somos autores, otros activistas, técnicos, periodistas o artistas, pero nos une la preocupación por la Disposición sobre Propiedad Intelectual en la Ley de Economía Sostenible.

¿A quiénes representa RedSos?

A todas las personas que sienten que las leyes deben ser proporcionadas y a quienes están preocupadas por la diversidad de la cultura. Como buen fenómeno de la Red, es un movimiento incluyente, sin jerarquías. Con querer participar, una persona ya se convierte en miembro y no tiene por qué estar a la fuerza de acuerdo con todas las iniciativas individuales que engloba.

¿Tan grave es la disposición de la Ley de Economía Sostenible que se quiere aprobar contra las descargas?

“A las leyes no se les pueden presuponer buenas intenciones”

Sí. Es grave porque está redactada de forma tan ambigua, que puede utilizarse para cerrar cualquier página. Se insiste en que no se utilizará de esa manera, pero a las leyes no se les pueden presuponer buenas intenciones: deben ser proporcionadas y estar lo bastante bien acotadas para que sean justas. El objeto de una ley es proteger la convivencia, no causar inseguridad jurídica.

Los representantes de los lobbies que agrupan a la industria cultural aseguran que las ventas de sus productos descienden sin parar y que, aunque ellos tratan por todos los medios de adaptarse al nuevo escenario, no pueden hacerlo bajo la presión de las redes de compartición.

Hay modelos de negocio que funcionan bien y pueden pedir consejo y ayuda a sus promotores. No quiero ser descortés, pero no me corresponde a mí ayudar a salvar los negocios de otros. Soy solidario con sus problemas y creo, además, que la gente tiene derecho a cobrar un precio digno por su trabajo. Pero no se pueden poner en peligro los derechos de los ciudadanos para defender a un sector. Los atajos siempre son una mala decisión.

¿Le parece bien que los usuarios compartan libremente material con derechos, que ha costado esfuerzo e inversiones a sus creadores?

Insisto en que mi oposición a la Ley no está relacionada con la propiedad intelectual, el problema es que esa ley es ambigua y podría utilizarse contra la libertad de expresión. Por eso me gusta separar ambos debates.

¿Por qué los usuarios no quieren pagar?

“Creo que la gente tiene derecho a cobrar un precio digno por su trabajo, pero no a costa de poner en peligro los derechos fundamentales de la ciudadanía”

Muchos usuarios pagan. Hay una compañía de telefonía móvil que vende una media de 300.000 canciones mensuales a través de los teléfonos, es decir, hay sistemas y mecanismos nuevos que la gente acepta. Eso no pasaba hace 10 años, se han abierto mercados con los que antes ni se soñaba, aunque otros se han cerrado. ¿Gratis total? Los ciudadanos conectados ya pagamos 40 euros al mes por el acceso a Internet; yo no lo llamaría gratis. Por otra parte, la radio comercial es gratuita y eso no significa que no explote fórmulas de financiación ajenas al oyente.

¿Cómo se explica que las leyes vigentes no hayan servido para luchar contra las páginas web de “descargas ilegales”?

“¿Gratis total? Los ciudadanos conectados ya pagamos 40 euros al mes por el acceso a Internet”

Porque es evidente que tener un enlace y almacenar en la Red una película no puede considerarse un mismo delito. Si fuera así, Google o cualquier periódico digital de este país cometería un delito tras otro. Hay que estudiar caso por caso y garantizar el desarrollo de Internet y el derecho a la legítima y trabajada defensa. Eso ocasiona retrasos procesales que no benefician a ese sector, pero es que, por fortuna, la justicia española es muy garantista. O al menos lo ha sido hasta ahora. Pero eso, en todo caso, debería significar que es más necesario que nunca dedicar los esfuerzos para buscar soluciones imaginativas, en lugar de perder tiempo y energía en soluciones ineficaces e inquietantes.

¿Podrían los periódicos usar esta ley contra los blogs y otros medios que enlazan sus informaciones si la crisis en este sector se alarga demasiado?

Algunos periódicos ya emiten quejas a GoogleNews. No son conscientes de que ser enlazado por Google genera una verdadera fuente de visitantes y un enorme refuerzo de la marca.

Usted escribió un libro sobre la guerra civil, “Héroes de los dos bandos”, donde contaba historias de personas que supieron ver más allá del marco de confrontación. ¿Estamos de nuevo, como se ha dicho, ante las dos Españas: la digital y moderna, frente a la analógica y reaccionaria?

Ambas situaciones no son comparables. En una, España se rompió en dos de forma dramática, con miles de muertos y desaparecidos. Ahora sólo hay diversidad de opiniones y formas diferentes de entender los negocios y la difusión de la cultura.

¿Cómo gestionó los derechos de su libro? ¿Le ha atribuido algún tipo de licencia Copyleft?

No. Fue un encargo de una gran editorial, pero no siento que se abusara de mi. Fue un elogio que me ofrecieran ese trabajo y lo acepté. Como he dicho antes, yo también soy autor y no me gusta que en mi nombre se abuse de los derechos civiles. Si la editorial no sabe cómo sacar beneficio de ese libro en el mundo moderno, tendrá que inventar otro modelo de negocio. El día que yo recupere esos derechos, quizá los regale, quién sabe, o quizá sólo cobre por ellos a quienes puedan pagarlos.

Todo es válido si se aplica con mesura. La editorial me permitió regalar 400 ejemplares al Congreso de los Diputados y tengo otros 3.000 que regalo a escuelas, grupos políticos y asociaciones de barrio. Quiero que la gente comprenda que durante la guerra civil española hubo personas cuyo espíritu de humanidad se colocó por encima de la confrontación.

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