El dinero en efectivo está pasado de moda. La pérdida de la hegemonía del papel moneda en favor de otros sistemas de pago se ha visto acentuada por la crisis sanitaria y el miedo a que el dinero en metálico pudiese ser un foco de transmisión del coronavirus. Ahora, lo habitual es acercarse al mostrador de un comercio y hacer el abono con tarjeta o, incluso, con el teléfono móvil, sobre todo entre los más jóvenes. Es más rápido y, para muchos, más cómodo y más seguro, ya que se evita transportar monedas y billetes. Pero para algunos, incluso pagar con tarjeta es un proceso demasiado lento, por lo que están surgiendo nuevos sistemas que prometen hacer que los pagos sean todavía más rápidos.
1. Pagar con pulseras o con la manga de una chaqueta
Pagar con una pulsera o con un anillo ya es una realidad. Los llaman wearables y son objetos cotidianos que solemos llevar encima y que se han convertido en medios de pago. Funcionan como las tarjetas contactless, es decir, incorporan un chip que permite el abono al acercarlo a un datáfono.
Las pulseras son los wearables más comunes en España y al menos tres bancos nacionales se han atrevido a comercializarlas (Santander, CaixaBank e Imagin). Suelen estar fabricadas en silicona, se pueden ajustar a la muñeca del cliente y son sumergibles.
Pero realmente casi cualquier objeto puede convertirse en un medio de pago gracias a la tecnología NFC, desde llaveros a gafas de sol, que esconden un pequeño chip en la patilla. También hay anillos o, incluso, ropa. Al tratarse de una tecnología tan pequeña, se puede incorporar en cualquier objeto. Varias compañías han presentado durante los últimos años sus avances en esta materia. Así, no debería sorprendernos si un día, en la cola del supermercado, el cliente de delante paga acercando la manga de su chaqueta al TPV (terminal punto de venta).
2. Pagar con un reloj inteligente
Junto con las pulseras, es otro de los medios de pago del futuro más extendidos. El 16 % de los adultos estadounidenses ya posee un smartwatch, según un estudio de 2019 elaborado por NPD. Actualmente, Apple domina el mercado de los relojes inteligentes, pero podemos encontrar smartwatchs compatibles con Google Pay, Fitbit Pay, Garmin Pay o Samsung Pay, que también nos dejarán abonar con un simple movimiento de muñeca acercando el reloj al datáfono.
3. Pagar con la cara
La biometría está ganando terreno en la industria financiera. La huella dactilar ya es un método habitual para acceder a las aplicaciones de muchos bancos en sustitución de las contraseñas y, en el futuro, también lo será la voz, teniendo en cuenta los avances recientes en este terreno.
Apple Pay permite autorizar compras con la mirada gracias a Face ID y se están haciendo incursiones en el terreno del reconocimiento facial como medio de pago. De hecho, en China ya se ha probado un sistema de reconocimiento facial para abonar compras en comercios y, en España, BBVA y Banco Sabadell han llevado a cabo sendas pruebas piloto entre sus empleados para experimentar con el pago vía selfi. Estos sistemas vinculan la cara del consumidor con su tarjeta y, cuando la escanean, le adeudan el importe de la compra.
En realidad, ya ha habido experiencias para el público en general basadas en el reconocimiento facial en nuestro país. A finales de 2019, se lanzaron un par de pruebas piloto en dos establecimientos comerciales ubicados en Cataluña que permitían a los clientes pagar con la cara. El cliente se tenía que descargar una aplicación en su móvil, registrar sus datos personales, una imagen de su rostro y los datos de su tarjeta. En el momento de pasar por caja, el lector biométrico comparaba la faz del cliente con la imagen registrada en la aplicación y si la reconocía, se cargaba el importe de la compra en su tarjeta.
Imagen: Geralt
4. Pagar con el patrón de las venas
La biometría vascular también constituye una realidad, por lo que ya es posible pagar escaneando el patrón venoso de nuestros dedos. Aunque parezca propio de una película futurista, el sistema es antiguo: un estudiante de la Universidad de Lund, en Suecia, lanzó este método en 2014. “El patrón de venas de cada individuo es único, por lo que no hay forma de cometer fraude con este sistema”, afirmó su creador, según el portal Walyou.
La marca británica FinGo ha desarrollado un sistema que posibilita, mediante el patrón vascular de los dedos, demostrar nuestra identidad, nuestra edad y pagar compras. Un sistema que ya se ha probado en varios centros educativos europeos y que, según la compañía, es seguro: los patrones de las venas de los dedos “son prácticamente imposibles de robar o de copiar sin el consentimiento del propietario” y afirman que son más seguros que otros sistemas biométricos como las huellas dactilares o los escáneres de retina.
Por otra parte, Amazon ha presentado recientemente un sistema que permitirá a sus clientes abonar sus compras escaneando la palma de su mano (los usuarios deberán asociar previamente una tarjeta a su firma palmar). De momento, se ha habilitado únicamente en un par de tiendas físicas ubicadas en Seattle, Estados Unidos. El sistema es capaz de capturar distintas características de la palma de la mano de los clientes, desde las líneas de la superficie hasta características subcutáneas como los patrones de las venas. De acuerdo con Amazon, una de las razones de haberse decantado por este sistema es que lo consideran menos intrusivo que otras firmas biométricas, “porque no se puede determinar la identidad de una persona mirando una imagen de su palma”.
5. Pagar con un microchip implantado en la mano
No es ciencia ficción; de hecho, ya se ha probado en varios países. Al fin y al cabo, si podemos insertar un pequeño chip en una pulsera o un anillo, cuánto íbamos a tardar en intentarlo con los humanos. Algunas compañías han convertido a sus empleados en cíborgs tras implantarles un microchip del tamaño de un grano de arroz en el cuerpo que funciona gracias a la tecnología NFC, la misma que permite abonar una compra con el móvil.
Ya hay firmas que comercializan implantes NFC para el gran público que se pueden adquirir por Internet y, entre otras funciones, desbloqueen puertas o sustituyan los abonos del transporte público.