Todavía muchos recuerdan la demanda que la Unión Europea interpuso contra Microsoft hace unos cuantos años por abuso de posición dominante y violación de las leyes antimonopolio. La razón: integrar su navegador Internet Explorer directamente en Windows, reduciendo así las posibilidades de elección de los consumidores. Pero Microsoft no es el único gigante tecnológico que ha tenido que enfrentarse a las estrictas leyes europeas. Hace unos días, Google recibió una noticia similar: la Comisión Europea, tras un año de investigaciones, le consideraba culpable de varios cargos, todos ellos relacionados con el abuso de posición dominante y el perjuicio de la competencia. Ahora la compañía norteamericana podría enfrentarse a una multa de varios cientos de millones de euros, si no es capaz de demostrar su inocencia o de llegar a un acuerdo. Pero, ¿de qué se le acusa en concreto a Google? ¿Ha cometido en realidad abuso de poder? Todas las claves para entender esta demanda se resumen en este artículo.
¿Google nos obliga a usar Android?
La resolución se ha conocido hace unos pocos días, pero en realidad esta investigación lleva más de un año en curso. El propósito de la Comisión Europea era constatar si Google había ejercido un abuso de posición dominante con su sistema operativo móvil Android, al exigir a los fabricantes de smartphones que lo usan ciertos acuerdos que podrían ir en contra de la libre competencia y de las leyes antimonopolio.
La Comisión Europea era consciente de esos pactos, obligatorios para los fabricantes si querían tener derecho a emplear en sus móviles algunas aplicaciones y servicios propiedad de Google. Por eso, inició en abril de 2015 una investigación para comprobar de primera mano cuáles eran los términos y condiciones de dichos convenios.
En concreto, la Comisión Europea, según su comunicado, se ha centrado en estos tres puntos:
- Saber si Google ha puesto ilegalmente trabas al desarrollo y acceso al mercado de aplicaciones y servicios móviles de la competencia, exigiendo o incentivando a los fabricantes de móviles y tabletas que preinstalen en exclusiva sus aplicaciones y servicios.
- Saber si Google ha evitado que los fabricantes que quisieran usar apps del popular buscador en sus dispositivos Android pudieran desarrollar y vender versiones de Android modificadas (llamadas forks), entorpeciendo así el desarrollo y el acceso al mercado de sistemas operativos móviles, aplicaciones y servicios de la competencia.
- Saber si Google ha puesto ilegalmente trabas al desarrollo y acceso al mercado de apps de la competencia, al unir en un solo paquete ciertas aplicaciones y servicios de Google con otras.
En una jerga un poco menos legal, el objetivo de la investigación ha sido averiguar si la compañía norteamericana exige a los fabricantes que solo preinstalen sus apps, si les obliga a incluir ciertas aplicaciones extra, si quieren un determinado servicio de Google preinstalado, y si les prohíbe expresamente usar versiones modificadas de Android.
Google culpable: resultado de la investigación
Un año después del inicio de estas investigaciones, la Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que Google es culpable de los tres cargos citados.
Sobre el primer punto, la Comisión estima que el gigante tecnológico ha infringido las leyes antimonopolio al exigir a los fabricantes que incluyan Google Search y el navegador Chrome preinstalados en sus dispositivos, como condición para poder tener licencia de uso de ciertas aplicaciones exclusivas de Google.
En referencia al punto dos, la Comisión considera probado que la empresa ha impedido que los fabricantes vendan dispositivos con sistemas operativos basados en el código fuente abierto de Android, poniéndoles trabas como no darles acceso a la tienda Google Play.
Por último, la Comisión también le acusa de haber dado incentivos económicos a algunos fabricantes de smartphones y tabletas para que preinstalaran solo Google Search en sus dispositivos.
¿Google qué responde?
El gigante tecnológico ha publicado un comunicado en su blog oficial europeo respondiendo a la acusación de la Comisión Europea. Sin embargo, son declaraciones bastante genéricas, sin entrar en detalles, lo que hace pensar que era algo que los abogados de Google ya tenían preparado de antemano mientras esperaban la resolución de la investigación.
Google se declara del todo inocente y se defiende de las acusaciones con una serie de explicaciones sobre su forma de trabajar y su modelo de negocio. Entre otras cosas, en el comunicado afirma que el usuario tiene en todo momento plena libertad para personalizar su dispositivo como más le plazca y para descargar todas las apps que quiera, incluso las que son competencia de aplicaciones y servicios de Google; que los acuerdos con fabricantes son por completo voluntarios y que es posible emplear un dispositivo Android sin Google o incluso con una versión de Android modificada, como los aparatos de Amazon; y que Android es gratuito para los fabricantes, ya que el coste de mantenerlo, desarrollarlo, mejorarlo y cuidar su seguridad se sufraga con los ingresos de las apps de Google.
Los próximos pasos
Lo que se ha producido hace unos días es la publicación de las conclusiones de la investigación llevada a cabo por la Comisión Europea. El organismo ha informado a Google de dichos resultados, acusando de manera formal a la compañía de los cargos.
Ahora Google tiene su turno de réplica, con derecho a defenderse y a presentar las alegaciones que considere oportunas para desmontar las acusaciones vertidas contra la empresa. En ese momento, cuando la Comisión Europea cuente ya con el relato de todas las partes implicadas en el proceso, podrá tomar una decisión final. También es posible que la Comisión y Google alcancen un acuerdo que evite alargar el proceso más de lo necesario.
De no llegar ese pacto, y si tras la presentación de las alegaciones de Google la Comisión lo sigue considerando culpable, la compañía podría enfrentarse a multas millonarias.
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