Hernán Casciari es un escritor, periodista y bloguero que reside en Barcelona desde 2000, cuando abandonó su Argentina natal dejando tras de sí un empleo como jefe de redacción de la revista La Ventana y varios premios en certámenes literarios. Desde entonces ha combinado en su carrera el blog (Weblog de una mujer gorda, Orsai, Espoiler) y la novela («Más respeto que soy tu madre», «España perdiste») creándose un gran número de seguidores y admiradores que han visto en sus entradas y cuentos cortos crónicas y opiniones sobre la vida digital, el exilio español de los argentinos o las series de televisión. Según sus seguidores, Casciari derrocha ironía y mordacidad, acercándose a la realidad desde una perspectiva muy personal y sorprendente.
Soy periodista desde los trece años. Mi primer trabajo, cubrir las ligas juveniles de baloncesto para el diario del pueblo. Llegué a tiempo para ver los últimos años del linotipista, el tipógrafo y el estereotipista, los que componían a mano cada página del periódico antes de la llegada de los primeros software PageMaker, los primeros escáneres de mano, los ordenadores y las cámaras digitales. Los de mi generación tenemos el privilegio de haber vivido esa transición. La tecnología llegó lenta, mágicamente a las redacciones.
“La forma en que un texto llega a los ojos de mi lector no es un tema que me produzca sensaciones”Tanto antes (en la era analógica) como ahora (en la digital), la paz me llega cuando escucho que alguien ha disfrutado con lo que escribí, cuando recibo devoluciones gratas, cuando la emoción del otro, o el divertimento del otro, justifican mi trabajo. La forma en que un texto llega a los ojos de mi lector no es un tema que me produzca sensaciones. Ni buenas ni malas.
Si hablamos de textos en línea, hay que cuidar sobre todo tres flancos: el argumental (creatividad y corrección), el estético (navegabilidad y simpleza gráfica) y el “anfitrionazgo” (hacer sentirse cómodo al visitante, al usuario).
“Un blog es un cuaderno inteligente, pero sin una mano que escriba en él, no es nada”A estas alturas debería quedar claro que un blog es una herramienta de trabajo. Nadie discute sobre si una máquina de fotos es periodismo, egolatría o exhibicionismo. Es una herramienta para sacar fotos, y punto. Un blog es una herramienta para publicar contenidos que usa todo el mundo: el periodista, el ególatra y el exhibicionista. Un blog es un cuaderno inteligente, pero sin una mano que escriba en él, no es nada.
“La tecnología llegó lenta, mágicamente a las redacciones de los periódicos”Podemos hacer otras preguntas similares: ¿Qué tiene el microondas que no tenga el horno; qué tiene la masturbación que no tenga el coito? Las respuestas son la misma: es más rápido, es más fácil, casi nunca es mejor.
Sí, los futuros escritores están escribiendo un blog; y también los futuros fotógrafos, los futuros chef de cocina, los futuros comediantes, los futuros mediocres, los futuros cirujanos…
“Los autores usamos siempre 27 letras y un teclado”Yo creo que no se trata de opciones diferenciadas. No es una cosa o la otra. Yo ya he publicado varios libros, y publicaré muchos más si el tiempo y las ganas me lo permiten, pero no tengo previsto dejar de escribir “online”. Y tampoco tuve la sensación de estar “pasándome” a papel. Los textos, las historias, son adaptables a diversos formatos. Los autores usamos siempre 27 letras y un teclado.
Si uno quiere utilizar todas las herramientas que ofrece la tecnología, es necesariamente distinto. En el papel sólo es posible explicar la trama con palabras. En el tapete digital hay muchas otras opciones: la fotografía, el video, la navegación [el hipertexto].
“Caperucita rosa” debe contarse diferente para cine que para teatro. Para papel que para pantalla. Incluso debe contarse distinto si tu auditorio son niños o adolescentes. Siempre el contexto, el mecanismo de difusión, los recursos y las posibilidades cambian la perspectiva del autor. No sólo con la llegada de Internet: siempre ha sido así.
“No creo que a la Fundación Nobel le importe el método de escritura de un autor a la hora de entregar su premio”No creo que a la Fundación Nobel le importe el método de escritura de un autor a la hora de entregar su premio. Hemingway escribía de pie, y con un solo dedo en la máquina. No le dieron por eso el Nobel, sino por sus historias. ¿Si habrá algún Nobel que haya escrito en línea, o disfrazado de mujer, o sólo con tinta verde? Sí es posible que los haya. A quién le importa.
No, favorecería sobre todo la difusión de la literatura analógica.
“Las palabras ‘bloguero profesional’ no me parecen correctas: no existe tal cosa”Todo profesional que deja de tener pasión corre ese riesgo. Y las palabras “bloguero profesional” no me parecen correctas: no existe tal cosa, como tampoco existe “twitero profesional” ni “utilizador de bolígrafo profesional”.
Usaré siempre la opción más veloz y de mejor calidad.
“Yo no descargo contenidos porque sea gratis, sino porque la opción tradicional está corrupta”No, yo creo que es vital. No hay otro modo de acceder a la cultura. Yo no descargo contenidos porque sea gratis, descargo contenidos porque la opción tradicional está corrupta y me ofrece esos contenidos cortados, doblados, fragmentados y en horarios imposibles. No soy romántico: soy perfeccionista.
Es una necesidad. Ver obras de arte con un sonido ajeno me parece estúpido.