En la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE, comprobamos que la comunicación es uno de los usos principales de los jóvenes y adolescentes en Internet. Según muestra el Panel de Hogares ONTSI, un 76 % de los jóvenes a partir de los 15 años utilizan mensajería instantánea, un 78,5 % el correo electrónico y un 92,5 % de quienes disponen de smartphones o tabletas emplean redes sociales. Además, en datos recopilados por Net Children Go Mobile, se percibe un aumento en el discurso del odio a través de Internet por parte de los menores a medida que van incrementando la edad. Por eso, en este artículo, Internet Segura for Kids (IS4K) aporta una serie de recomendaciones para convivir con respeto en el espacio online, con las que puedan aprender a expresarse sin herir a nadie y actuar de forma adecuada ante la presencia de haters y troles.
¿Por qué se fomenta el odio en Internet?
El respeto y la tolerancia deben estar siempre presentes a la hora de comunicarnos. Sin embargo, algunos adolescentes adoptan una actitud diferente cuando el medio es Internet que cuando lo hacen «cara a cara», generada en gran medida por las particularidades que presenta la comunicación a través de la Red, entre las que destacan:
- Falso anonimato. Detrás de una pantalla somos más valientes, ya que es posible «esconderse» tras pseudónimos o avatares y resulta fácil hacerse pasar por otra persona o sentirse más cómodos pensando que la comunicación no es tan expuesta.
- Se elimina la comunicación no verbal. Las posturas, los gestos o la entonación también comunican. Aunque se apoye la conversación con emoticonos para expresarlo, a veces se producen confusiones e incluso es habitual que se saque de contexto o se malinterprete algún mensaje.
- Facilidad para intimar. Internet nos permite relacionarnos con muchas personas y estrechar vínculos. Sin embargo, es imposible estar por completo seguros de quién es en realidad la persona que está al otro lado de la pantalla.
- Presión por responder de inmediato. En la comunicación online es posible saber si se ha recibido un mensaje o no y se genera una presión social por responder rápido. Controlar los horarios de conexión y actividad en línea puede derivar en situaciones de cibercontrol.
- Perdurabilidad en el tiempo. La información que se comparte puede permanecer en la Red durante mucho tiempo y extenderse con rapidez a otras personas con las que no se contaba (se conoce como contenido viral). Compartir es muy sencillo, pero si nos arrepentimos y decidimos eliminarlo de Internet, puede resultar extremadamente difícil su total desaparición.
Estas características facilitan que, en ocasiones, los interlocutores lleguen a percibir una falsa sensación de inmunidad, actuando de manera poco respetuosa o dañina. Por eso, es importante que traslademos a los menores unas pautas de convivencia, recordándoles que las reacciones de los demás durante las comunicaciones en línea pueden llegar a afectar a quien las recibe, igual o más que las que se producen en la comunicación física.
Imagen: IS4K
Cómo reaccionar ante troles y haters
Los malos comportamientos mostrados públicamente están presentes en muchos contenidos que nuestros hijos consumen, como pueden ser diferentes programas de televisión emitidos en horario infantil. En ellos predominan la agresividad y las descalificaciones, por lo que los menores pueden llegar a normalizar y reproducir estas conductas que ven en sus referentes sociales.
Debido a que la figura del trol y del hater ha proliferado en Internet, es importante educar a nuestros hijos en valores basados en la tolerancia, así como desarrollar su capacidad crítica para que entiendan que en la Red no todas las opiniones son constructivas y positivas y que, por ello, debemos estar preparados para saber cómo actuar ante estas figuras.
Son muchos los personajes públicos que manifiestan que reciben insultos o amenazas a diario a través de sus redes sociales. El trol, normalmente, busca llamar la atención del destinatario y del resto de la comunidad interrumpiendo el hilo del debate, aportando respuestas inútiles o agresivas. Mientras, la intención del hater es herir o hacer sentir mal a otro usuario en Internet, por lo que lo más sensato es evitar entrar en debate o continuar la conversación, como bien dice el refrán: «No hay peor desprecio que no hacer aprecio».
En muchos casos, estos comportamientos son propios de personas que tratan de llamar la atención porque poseen una autoestima poco desarrollada y carecen de las habilidades sociales para comunicarse de forma saludable. Pero no siempre son personas reales. También pueden tratarse de robots o bots que reproducen mensajes de manera automática y que están controlados por profesionales u organizaciones.
Imagen: IS4K
El importante papel de los observadores
Los observadores toman, habitualmente, una actitud pasiva o de refuerzo. Por lo general, actúan como testigos al margen de lo que sucede sin intervenir de forma activa, pero también pueden llegar a involucrarse en el ataque, bien reforzando lo que sucede, o bien haciéndole frente y mostrando apoyo a la víctima.
Cuando los hechos se repiten en el tiempo se considera ciberacoso, y se puede incentivar cuando los observadores reaccionan dando «me gusta», compartiendo las publicaciones de los acosadores, comentando en esas publicaciones con mensajes o emoticonos hirientes o burlándose de la víctima. Estas reacciones se traducen en aprobación de lo que está ocurriendo. Sin embargo, el ciberacoso carece de sentido cuando las personas que son testigos no aplauden las bromas o las humillaciones y muestran rechazo, por lo que los espectadores son una figura clave para frenar esta situación.
En cualquier caso, ya sea dentro o fuera de la Red, nadie tiene derecho a atacar y ofender a otra persona, pudiendo tener que enfrentarse a consecuencias legales.
¿Qué debemos trasladar a nuestros hijos a la hora de comunicarse en Internet?
- Detrás de la pantalla hay una persona. Recordar siempre que cada publicación en Internet tiene una persona detrás con sentimientos. Trabajar la empatía poniéndose en el lugar de la otra persona puede servir de gran ayuda en este sentido.
- Educar para frenar este tipo de comportamientos intolerantes. Ser respetuoso y cuidar el vocabulario y la expresión de los mensajes publicados. Para ello, una buena manera para interiorizar estos aspectos, desde edades tempranas, es apoyarse en recursos didácticos o juegos.
- No exigir una respuesta inmediata. Tener paciencia y respetar el tiempo de los demás: no presionar para recibir respuestas veloces.
- Argumentar nuestra opinión de manera asertiva y constructiva. Se puede defender nuestra idea con respeto, asertividad y empatía.
- Asumir que ninguna respuesta cambiará la actitud del trol en el debate. Debemos entender que contestar es motivarle para que siga molestando y llamando la atención. Solo cesará en su empeño, si percibe que no le prestan atención o que su comentario no ha surtido efecto.
- No aprobar mensajes intolerantes. Evitar dar «me gusta» a las publicaciones del acosador sobre la víctima. Tampoco difundir o compartir imágenes o mensajes ofensivos. Cuantas menos personas lo vean, menos alcance tendrán.
- Apoyar emocionalmente a la víctima. Expresar amabilidad y compañerismo dentro y fuera de Internet.
- Mostrar rechazo abiertamente frente al agresor. Hacerlo en grupo puede aportar seguridad y el efecto será más relevante.
- Utilizar Internet de forma positiva. Divulgar contenidos que fomenten la convivencia saludable, publicar mensajes agradables y respetuosos sobre los demás o participar en campañas frente el ciberacoso.
- Reportar a las propias plataformas los mensajes o imágenes intolerantes.
- Bloquear a usuarios molestos para impedir que la comunicación continúe.
- Informar a los adultos del entorno, familiares y educadores sobre lo que está sucediendo.
- Si el ciberacoso no cesa o se sufren amenazas, se pueden ejercer acciones legales.
¿Has tenido algún percance con un hater o trol? ¿Alguien ha sido irrespetuoso contigo en Internet? ¡Cuéntanos al hilo de comentarios de este artículo cómo actuaste! Y si lo necesitas, pide ayuda profesional especializada en estas problemáticas a la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE 900 116 117 (servicio gratuito y confidencial, disponible todos los días del año).