A pesar de que el uso de los mensajes de textos SMS va a la baja y están siendo relevados como herramienta comunicativa por servicios como WhatsApp, una parte de ellos continúa vigente, dado que su utilidad va más allá del contacto entre personas. Son los llamados SMS Premium, cuyo cometido es servir de medio de pago para diversos servicios a distancia, sobre todo juegos y concursos, pero también para campañas solidarias o contenidos de adultos. Sin embargo, este tipo de mensajes han sido durante años un medio de abuso y estafa por parte de operadores y empresas desaprensivas. Desde 2010, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) fija un código de buenas conductas al que deben acogerse empresas y operadores. ¿Tenemos medios para defendernos o es mejor no usar nunca SMS Premium? Este artículo despeja la duda.
¿Dónde está el problema?
En esencia, los SMS Premium son iguales a los SMS normales y su coste no es mayor. De hecho, las operadoras los cobran igual, pero les marcan un sobreprecio elevado, porque la diferencia es lo que se considera el pago por servicio que hace el usuario a la empresa que utiliza el sistema. De este modo, la operadora actúa como intermediaria: le cobra al cliente y se lo paga a la compañía u organización, en caso de una colecta solidaria. Hasta aquí, el sistema no tiene mayores problemas.
Pero en el pasado, el empleo de SMS Premium adolecía de una gran falta de transparencia. El usuario enviaba un mensaje con una palabra a un número de teléfono especial, para obtener un servicio (como puede ser descargarse un politono) o participar en un concurso (enviar comentarios a un espacio televisivo), pero no conocía el coste de su SMS. A final de mes, en la factura telefónica, se encontraba a veces con que había desde unos pocos euros hasta cientos en gasto de este tipo de mensajes.
En el pasado, el uso de SMS Premium ha adolecido de una gran falta de transparencia tanto en condiciones como en precios
Otras veces, el usuario no sabía que estaba utilizando este sistema, porque no había ningún texto indicativo de ello o bien era inducido de manera engañosa por una red criminal para participar en un concurso u obtener un servicio que nunca llegaba. Introducía su número de teléfono en una página web y los delincuentes le enviaban un software malicioso que se instalaba en su terminal y enviaba de forma indiscriminada SMS Premium a una dirección del extrajero. La factura mensual podía ascender a miles de euros.
Código de buenas conductas
Por este motivo, en 2009 la CMT decidió establecer algunas normas que protegieran al usuario y que se comprenden en un código de conducta que fijaba precios máximos por servicio, un código numérico para cada tipo de servicio y una serie de normas.
En 2010 la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) fijó un código de buenas conductas
Su incumplimiento implica la retirada del número de teléfono al que se envía el SMS Premium durante un año. A raíz de este código, la CMT tiene a disposición de los usuarios una lista de los números sancionados por malas prácticas y que no pueden ser empleados por ninguna operadora en el plazo de un año. Si alguno de ellos figurase en un concurso o promoción, debemos saber que estamos ante un fraude.
Para empezar, es obligatorio comunicar al usuario que utilizará un servicio premium y las características del mismo, es decir, el precio máximo por mensaje según el número de palabras. Dicho coste no puede superar los seis euros. Además, la persona debe darse de alta en el servicio con un SMS a importe normal con la palabra «Alta» para la operadora.
Es obligatorio comunicar al usuario que utilizará un servicio premium y las características del mismo
Del mismo modo, debe ser dado de inmediato de baja si envía otro SMS con la palabra «Baja». La responsabilidad de que esto suceda es de la operadora y, en caso de estafa, debe responder de los costes que la misma haya generado en el usuario, si no se ha cursado ni su alta ni su baja por el procedimiento adecuado.
Por otro lado, en caso de que un usuario no estuviese de acuerdo con una factura mensual de SMS Premium y se negase a pagarlos, la operadora no podrá cortarle el servicio telefónico y solo podrá cobrarle por la parte correspondiente del mensaje, que es a precio de SMS normal. El resto del importe deberá ser resuelto en el litigio entre la persona y la empresa que usaba el SMS para cobrar el servicio.
Un prefijo para cada servicio
La CMT también fijó en su día, y sigue regulando, el código de números (de cinco cifras) que corresponden a cada tipo de servicio que utiliza SMS Premium.
En caso de que un usuario no estuviese de acuerdo con una factura mensual de SMS Premium y se negase a pagarlos, la operadora no podrá cortarle el servicio telefónico
Así, los prefijos 995, 997 y 999 corresponden a servicios para adultos. Deben tener un coste máximo de seis euros. Los 795 y 797 corresponden a servicios de suscripción y su precio no debe superar los 1,20 euros, al igual que los que comienzan por 25, 27 y 28. Se debe diferenciar, sin embargo, los números que empiezan por 280 y que se usan para hacer contribuciones a campañas solidarias. En tal caso, sin embargo, se debería siempre indicar el importe del SMS.
En fechas recientes, además, la CMT ha establecido los nuevos prefijos para participar en juegos y concursos desde el móvil. Serán 23 y 33, y la diferencia entre ellos está en el precio. Si el concurso o juego cuesta más de 1,20 euros, el número del SMS deberá empezar por 33 y no puede superar los seis euros de coste. Si el importe es igual o inferior a 1,20 euros, el número comenzará por 23.