Todavía vivimos la revolución WiFi, que ha liberado Internet de los cables en los hogares, aeropuertos, restaurantes… y ya está aquí su ‘hermana mayor’, WiMax, que ofrece mayor alcance y más ancho de banda. Esta nueva tecnología, respaldada por buena parte de las empresas más importantes del sector, permitirá con una inversión mínima crear redes inalámbricas metropolitanas conectadas a Internet a alta velocidad que compitan con las grandes empresas de telecomunicaciones. Tras un retraso en el proceso de certificación del estándar, se espera que el año que viene comience a rodar en una primera fase, y que en 2007 se vendan los primeros equipos con chip WiMax integrado.
¿Qué es WiMax?
WiMax (Worldwide Interoperability for Microwave Access) es el nombre comercial del estándar 802.16, un protocolo de transmisión de datos inalámbrico que va un paso más allá de WiFi. WiMax promete una velocidad de 70 megabits por segundo (siete veces el ancho de banda de WiFi), que con una sola antena cubrirá un área de 50 kilómetros a la redonda, frente a los 300 metros de WiFi. Es decir, WiMax será a una ciudad entera lo que WiFi es para los hogares: conexión a Internet a alta velocidad sin cables.
El nuevo estándar está respaldado por importantes fabricantes de equipos y proveedores de servicios. El WiMax Forum está formado por más de 230 miembros entre los que destacan nombres como Intel, Nokia, Siemens, Motorola, Samsung o Fujitsu, y donde no faltan operadores de telefonía como Deutsche Telekom, France Telecom, Telecom Italia o Euskaltel. Intel es el gran impulsor de esta nueva tecnología; ya produce los primeros chips WiMax que los fabricantes venderán integrados en sus equipos en unos dos años.
Internet a todas partes
Además de las ventajas inherentes a una amplia red con gran capacidad, a través de la cual ofrecer todo tipo de servicios, WiMax se presenta como una eficiente alternativa para llevar Internet a lugares donde hasta ahora era prohibitivo, como las zonas rurales. En España, Iberbanda trabaja con Intel para llevar esta tecnología a zonas de Cataluña y Andalucía sin cobertura de banda ancha como el ADSL.
WiMax, al contrario que las redes de telefonía móvil (como la actual GSM o la incipiente UMTS), opera dentro de un espectro de onda no regulado (por debajo de los 11Ghz), por lo que en principio no deberían existir demasiados requisitos legales para su implantación, más allá de los problemas que ha habido entre la CMT y los municipios que han instalado redes WiFi sin las licencias necesarias. Será suficiente una inversión al alcance de una Pyme para dar conexión a Internet de banda ancha a grandes zonas.
WiMax funciona mediante señales de radio al igual que WiFi, pero a diferencia de ésta, cuya señal comienza a degradarse cuando trabajan más de 20 personas a la vez, soporta varios cientos de usuarios por canal, con un gran ancho de banda. Es adecuada para ofrecer múltiples servicios de calidad (voz sobre IP, datos, vídeo, etc.) de forma simultánea.
El futuro ha de esperar
Intel anunció el lanzamiento de su chip con WiMax incorporado, llamado Rosedale, el pasado abril, aunque en septiembre de 2004 suministró los primeros microprocesadores a los fabricantes de equipos (ya hay más de una decena de fabricantes con equipos preparados). Sin embargo, todavía no se ha completado el proceso de certificación y pasará bastante tiempo hasta que los fabricantes integren los nuevos procesadores en portátiles, PDAs y teléfonos móviles y se superen las pruebas de interoperabilidad entre distintos equipos.
Los expertos creen que WiMax no estará listo hasta fin de año, y pasarán al menos otros dos años antes de su implantación definitiva, algo que no ocurrirá antes de que se produzcan chips en masa y se fabriquen equipos compatibles que vayan abaratando sus precios. De hecho, a principio de año el WiMax Forum anunció un retraso de seis meses para comenzar con la certificación del estándar 802.16.
Antes de que los portátiles vengan con chips para conectarse mediante WiMax, como ahora lo hacen con WiFi, WiMax funcionará en una primera fase mediante antenas receptoras situadas en los edificios, que se encargarán de recibir y descodificar la señal emitida desde una estación base. En una etapa posterior, que deberá llegar ya el año que viene, se venderán módem autoinstalables, similares a los que se ofrecen ahora para el acceso mediante ADSL, que costarán en torno a los 190 euros. Finalmente, en 2007 ó 2008 los receptores de la señal WiMax estarán integrados en los equipos -si Intel cumple con la fecha prevista de comercialización de su chip PRO-Wireless 5116-, que se podrán conectar a la Red desde cualquier lugar dentro del radio de acción de una estación base.
Pruebas piloto
El mes pasado Intel logró el apoyo de Nokia para convertir WiMax en el nuevo estándar de acceso inalámbrico a Internet. El respaldo del mayor fabricante de móviles puede dar el empujón definitivo para el despegue de esta tecnología. Francia, Irlanda y Gran Bretaña, donde British Telecom ya ha realizado pruebas en zonas rurales, ya han dado los primeros pasos para desplegar las redes WiMax. En EEUU, el operador de telefonía Sprint planea comenzar a probar equipos WiMax fabricados por Motorola.
En España, Andalucía se ha convertido en pionera en la adopción de WiMax. La Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa e Iberbanda han firmando un acuerdo de colaboración por el que la segunda se compromete a invertir un mínimo de 9,5 millones de euros para el desarrollo de proyectos de telecomunicaciones inalámbricas y el despliegue de infraestructuras de tecnología WiMax.
Además, el WiMAX Forum ha seleccionado a CETECOM, empresa participada mayoritariamente por la Junta de Andalucía, como su primer (y hasta la fecha único) laboratorio oficial de certificación para todo el mundo. El inicio de las pruebas de la certificación de equipos, que garanticen su interoperabilidad, está marcado para este mismo mes de julio. Si no se presentan nuevos retrasos, los primeros equipos certificado podrán ver la luz el año que viene, y en 2007 aparecerán los primeros ordenadores con tecnología WiMax integrada.
Iberbanda ya está desplegando una red ‘preWiMax’ mediante estaciones base con un radio de hasta 30 kilómetros, que ofrece conexiones de banda ancha a 256 Kbps y 4 Mbps (similares a las distintas modalidades del ADSL actual), sobre la que podrá implantar la tecnología WiMax cuando esté disponible. WiMax opera en frecuencias libres (5,8 Ghz), menos adecuadas para ofrecer movilidad, y en otras bandas (3,5 Ghz) en poder de operadores de LMDS (tecnología de acceso en banda ancha vía radio) como Iberbanda, que parten con ventaja para competir con la telefonía celular.
Pablo Comellas, director de Tecnología de Iberbanda, aseguró en el Campus TI que WiMax “permitirá el desarrollo definitivo de la Sociedad de la Información”, gracias a su capacidad para dar cobertura a zonas de difícil acceso. Aunque no todos los especialistas coinciden en garantizar el triunfo de WiMax sobre otras tecnologías, resulta evidente que nos espera un futuro conectado a Internet a alta velocidad, sin cables, sin ataduras.
WiMax frente a todos
Los reyes del acceso a Internet por banda ancha son el ADSL y el cable, con WiFi para llevar la Red por el aire dentro de un espacio de unos centenares de metros y UMTS para hacerla completamente móvil (aunque de un coste muy superior). WiMax viene a trastocar un poco los planes de todas estas tecnologías, pues a todas les puede llegar a afectar de alguna manera. La instalación es mucho más barata que la del UMTS o las redes de cable; una pequeña inversión será suficiente para cubrir una ciudad entera con servicios de voz y datos sin necesidad de abrir zanjas.
En principio WiMax no compite con WiFi, pues permitirá conectar los puntos de acceso (hotspots) de WiFi entre sí. De la misma forma, puede desarrollarse en paralelo a los accesos por banda ancha ofrecidos por las redes de cable y ADSL. Sin embargo, si se convierte en un estándar de uso generalizado y se despliega de forma masiva, podría reemplazar a otros tipos de conexión, e incluso amenazar a la telefonía móvil de tercera generación. La firma de investigación TelecomView destaca en un estudio las buenas opciones de WiMax para acaparar hacia 2009 buena parte de la cuota de mercado del UMTS y el ADSL, tecnologías que en algunos casos puede complementar pero en otros sustituir.
La última milla
La batalla actual entre los proveedores de acceso a Internet está en la última milla, el bucle local o tramo del cable que llega hasta los hogares. El desarrollo de WiMax podría acabar con el dominio del mercado del que disfrutan los propietarios de las líneas que van desde las centralitas a cada domicilio (en España casi en exclusiva de Telefónica). Con esta nueva tecnología, cualquier proveedor podrá ofrecer acceso a Internet de banda ancha directamente a las casas, sin necesidad de tender una red de cable hasta cada hogar. Y, aunque WiMax nació con el objetivo de cubrir la última milla, también será capaz de ofrecer una alternativa a las conexiones por cable y ADSL.
También representa un serio rival, al menos a medio plazo, para la telefonía móvil de tercera generación (UMTS). La señal de radio de WiMax atraviesa hasta el hormigón, mientras que basta la niebla para deteriorar la de UMTS, que debe desplegar antenas en el interior de los edificios para ofrecer cobertura. Las nuevas operadoras móviles podrían emplear el estándar WiMax para competir con la telefonía 3G, aunque esto dependerá de los organismos reguladores. De hecho, hay un periodo de restricción (hasta 2007) destinado a que los operadores intenten recuperar sus cuantiosas inversiones en el despliegue de UMTS.
Pero aunque WiMax pueda ser un adversario de UMTS en zonas metropolitanas, será difícil que se despliegue una red que cubra todo el territorio y compita en movilidad con las redes de telefonía. Sin embargo, la siguiente revisión del estándar, 802,16e (conocido como WiMax móvil), sí que aparece como alternativa sólida a las redes de telefonía 3G. Por lo que pueda pasar, los operadores ya trabajan en una nueva red (Súper 3G), diez veces más potente que la actual. Brian Subirana, profesor del IESE, cree que para que la telefonía móvil de tercera generación sobreviva a la amenaza de WiMax deberá bajar sus costes de forma radical, convertirse en un servicio ubicuo y llegar a ser un estándar generalmente aceptado, algo que con sus cualidades no parece muy complicado.