La Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), que representa los intereses de las principales compañías discográficas del mundo, se dispone a emprender una nueva oleada de pleitos contra los usuarios que utilizan los programas de intercambio «punto por punto» (P2P) para compartir archivos musicales.
En concreto, la IFPI va a querellarse por este motivo contra 24 personas en Dinamarca y advierte de que pronto emprenderá acciones legales contra internautas de Gran Bretaña, Francia y Suecia. Jay Berman, máximo responsable de la IFPI, dijo que también Japón, el segundo consumidor mundial de música después de EE.UU., está en la lista de países en los que piensa actuar de forma inminente.
La industria musical, hasta ahora, ha presentado 3.000 querellas en EE.UU. y ha anunciado otras 230 en Dinamarca, Alemania, Italia y Canadá. Según Berman, la estrategia de las querellas está dando sus frutos y el tráfico ilegal de música en las redes P2P está perdiendo fuerza, al mismo tiempo que aumenta la conciencia entre los internautas de estar cometiendo un acto ilegal cuando realizan esta clase de intercambios. El número de archivos musicales (canciones) disponibles durante el mes de mayo en las redes de intercambio fue de 700 millones. La IFPI se muestra muy satisfecha con estas cifras, que suponen un descenso de un 30% con respecto al mismo periodo del año anterior. En junio de 2003, el número de archivos musicales que se movió por las redes de intercambio superó los 1.000 millones.
Según los datos de la Federación, el 70% de este tráfico ilegal se produce en Francia, Alemania, Dinamarca y Gran Bretaña. La IFPI se muestra orgullosa de su reciente victoria, en un tribunal alemán, contra un joven de 23 años que tenía en su ordenador una colección de 6.000 canciones piratas en MP3 y que tuvo que pagar una multa de 8.000 euros. En Italia, 30 internautas están a la espera de un juicio y en Dinamarca, otras 88 personas han tenido ya que pagar multas que rondan los 3.000 euros. Hace un año, este organismo intentó incluso promover sanciones contra las tiendas de música «online», entre ellas el «iTunes» de Apple.