Una casa puede autorrepararse si se construye con material formado por nanopartículas poliméricas, que pasan a estado líquido en el caso de ser sometidas a presión; el líquido fluye y rellena las grietas provocadas por un movimiento sísmico, y luego se endurece de nuevo solidificando toda la estructura.
Así al menos lo cree la Universidad de Leeds (Reino Unido), que cuenta con el apoyo de la Unión Europea (UE) para construir una de estas casas en la ladera de una montaña de Grecia. El desarrollo de esta técnica podría permitir concluir el prototipo antes de finales de 2010, para luego completar una pequeña urbanización con sensores interconectados que aportarían más información sobre tensiones, vibraciones y otras especificidades que afectan a terrenos susceptibles de terremotos.
El proyecto «Edificios Inteligentes y Seguros» (ISSB, sus siglas en inglés), supone una aplicación concreta de las posibilidades que ofrece la nanotecnología, un conjunto de técnicas que permiten manipular la materia a escala atómica y molecular.
Terry Wilkins, director del NanoManufacturing Institute (NMI) de la Universidad de Leeds, vaticina que la combinación de polímeros y nanotecnología debe llevar a una óptima respuesta de las paredes de una casa a la hora de autorreparar las roturas causadas por vibraciones.
Primero se fabricarán los muros de la casa con armazones de acero de carga y planchas de yeso de gran resistencia. Las paredes contarán con sensores inalámbricos sin batería y de etiquetas de identificación por radiofrecuencia que suministrarán información relativa a vibraciones, temperatura, humedad y gases que afectan al edificio. Esos sensores deberían poder alertar a los inquilinos de la vivienda ante el menor indicio del comienzo de operaciones sísmicas.