La telemedicina, también conocida como e-salud, es una disciplina que acapara el interés de una parte considerable de la comunidad científica y que ha protagonizado un despegue espectacular en España, tal y como se puso de manifiesto en el VII Congreso Internacional de Informática de la Salud celebrado en Madrid el pasado mes de marzo.
Los últimos cinco años han supuesto un importante salto cualitativo en los sistemas sanitarios de medio mundo. Y es que en regiones como Canadá, donde la implantación de la cibermedicina es ya una realidad, se ha reducido hasta en un 40% el número de desplazamientos de los pacientes al hospital.
La implantación de la telemedicina en España supondría un ahorro en torno al 40% del tiempo que la comunidad médica destina a labores burocráticas, lo que desde luego revertiría en el componente humano de la atención médica, según los expertos. Se calcula que la media de tiempo que se invierte en la consulta ronda en España los 7 minutos. «Una de las muchas aplicaciones de la cibermedicina es la selección de pacientes que verdaderamente requieren una visita: podrían reducirse así las listas de espera o, cuanto menos, hacer más efectiva y humana la atención a los pacientes que así lo requieren», asegura el médico colombiano Alejandro Jadad, director del centro de Innovación Global de la Universidad de Toronto (Canadá) y uno de los principales ideólogos mundiales de e-salud.
Sin embargo, lo cierto es que para acercar la telemedicina española a los niveles de la canadiense o de la de los países nórdicos habría que replantearse el reparto de recursos. Se estima que la mediana empresa suele destinar alrededor del 12% de su presupuesto a los sistemas de información, mientras que las administraciones nacionales dirigen menos del 5 % de sus recursos.
España llega un poco tarde al campo de la telemedicina, sobre todo si tenemos en cuenta el escaso aprovechamiento de una tecnología como la telefonía móvil, cuya penetración social ronda el 95%. Un terminal móvil es un pequeño ordenador dotado con sistemas de mensajería SMS, infrarrojos, Internet y en los últimos tiempos, UMTS.
Primeras experiencias
Las iniciativas más notables en el campo de la telemedicina española son muy pocas. Madrid, Baleares y Comunidad Valenciana son las autonomías que más empeño están poniendo.
El responsable del área de investigación en Telemedicina y Tecnologías de la Información del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, José Luis Monteagudo, es uno de los precursores de la e-salud en nuestro país. Monteagudo publicó en 2001 «El marco de desarrollo de la e-salud en España», el primer informe detallado sobre los puntos flacos del sistema sanitario y las posibles aportaciones de las telecomunicaciones a la sanidad. La principal conclusión fue que la Red mejora la eficiencia de gestión de la sanidad pública «para fomentar la autonomía del paciente y mejorar su calidad de vida». Meses después, Monteagudo ponía en marcha el proyecto AIRMED, un sistema de telemedicina diseñado para la tercera edad que convertía al paciente en parte activa del cuidado de su salud informando diariamente a su médico sobre su estado psicológico, social y funcional, de acuerdo con un protocolo previamente establecido por la unidad geriátrica.
En Baleares ya funciona el primer proyecto de «hospital digital». «El centro fue concebido teniendo muy en cuenta el componente tecnológico. Puede decirse que el paciente tiene su clínica en el ordenador y a su disposición, para concertar una cita o solicitar un análisis si lo desea. Por otra parte, una red interna facilita el intercambio de historiales, los análisis, y hasta radiografías y endoscopias. De este modo se evitan las esperas, los trámites burocráticos y los paseos de planta a planta. El paciente se desplaza únicamente para ser atendido por su médico», explica Joana Mas, directora de comunicación del centro mallorquín Son Llátzer.
En Valencia, el Hospital La Fe lleva a cabo una experiencia piloto de teleasistencia que podría mejorar la calidad de vida de enfermos crónicos y de males complejos. Según el responsable de este servicio, Bernardo Valdivieso, «hemos aumentado la dotación tecnológica con ordenadores, PDA y sistemas de información vía satélite. Trabajamos en varios frentes. El primero, la compilación de las historias clínicas en archivos informáticos intercambiables por la Red y a través del GPS. El segundo, en la dotación de infraestructuras para la televisita: sistemas de videoconferencia, telefonía, etc.».
Esta iniciativa requiere una inversión considerable en equipamiento. Así, el enfermo dispone en su hogar de un equipo especial para realizar su protocolo de visita y tomarse él mismo la tensión arterial, frecuencia cardiaca y otros valores necesarios para su seguimiento que luego pueden enviar a su médico, obviando el desplazamiento al hospital y ganando en calidad de vida.