Las técnicas biométricas favorecen la seguridad, pero no es un sistema «totalmente exacto» y presenta problemas que atentan contra la privacidad, por lo que habría que buscar procedimientos alternativos. Ésta es la conclusión de un informe de la Comisión Europea sobre el impacto en la sociedad de la introducción de sistemas de identificación biométricos (huellas digitales, reconocimiento del iris o de imagen facial), que ha sido dado a conocer hoy.
El Ejecutivo comunitario reconoce que la biometría «va a contribuir a hacer las fronteras de Europa más seguras; facilitará el paso de fronteras, y reforzará la fiabilidad de los documentos de identificación, contribuyendo así a la creación del Espacio Europeo de Justicia, Libertad y Seguridad». Pero precisa que hay que tener en cuenta algunos problemas que presentan estas técnicas, como el hecho de que no son eficaces en un 100% de los casos, ya que hay un 5% de la población que, por distintas minusvalías, no puede ser identificada por las huellas o el iris.
Bruselas considera además que es necesario adoptar estos sistemas «en pleno respeto a los derechos fundamentales» de los ciudadanos. En este sentido, el portavoz europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, Friso Roscam, recuerda que ya existe un supervisor europeo de protección de datos. No obstante, el informe de la Comisión indica que son los Estados miembros los que deben proporcionar las garantías necesarias en materia de respeto a la vida privada, de forma que se controle el uso de los datos biométricos y se impida su uso ilegal.
Todas estas garantías son especialmente importantes si se tiene en cuenta el aumento de la presencia de los identificadores biométricos en la vida cotidiana de los ciudadanos. Así, en un plazo medio, como puede ser 2015, los alumnos tendrán que pasar un sistema de entrada biométrico en el colegio; los adultos encenderán los coches mediante un escáner que identificará su huella dactilar, y los abuelos deberán identificarse a la puerta de las guarderías para poder recoger a sus nietos. En el hogar, un instrumento que acumulará toda la información técnica sobre la casa se activará mediante un escáner del iris, que podrá también utilizarse para permitir o impedir la entrada de visitantes. Mientras que en los transportes públicos, los sistemas de reconocimiento de caras identificarán a los viajeros que no han abonado el billete.
La biometría hará además que los pagos a través de Internet sean más seguros y evitará problemas tan sensibles como el intercambio de bebés al nacer en los hospitales.