Con la firma del gobernador de Oklahoma, Brad Henry, son ya ocho los lideres de otros tantos Estados norteamericanos (Missouri, Indianapolis, Washington, Illinois, Michigan, California y Minnesota) que apoyan el proyecto de ley sobre la violencia en los videojuegos, que se dirige hacia el Congreso de los EE.UU. para su debate.
Esta normativa pretende restringir el acceso de los menores a todos aquellos videojuegos que contengan violencia o escenas sexuales explícitas. «La violencia en los videojuegos ha crecido de manera épica. Los padres tienen la responsabilidad última de lo que hacen o ven sus hijos, y este proyecto de ley les ofrece la posibilidad de controlar más de cerca a qué juegos juegan sus hijos», señala Henry.
La Asociación de Software de Entretenimiento (ESA, sus siglas en inglés), en cambio, no está de acuerdo con la nueva ley porque dice que va en contra de la primera enmienda de la constitución de los EE.UU., que defiende la libertad de expresión y de prensa. Por ello, ha interpuesto diversas demandas contra la propuesta que, en la mayoría de los casos, ha sido considerada como inconstitucional, excepto en California, donde aún está en estudio, y Minesota y Oklahoma, donde se acaba de iniciar el proceso judicial.
La controversia ha llegado hasta el Congreso, donde la pasada semana tuvo lugar una reunión del Subcomité de Energía y Comercio para estudiar la situación. En dicho encuentro se criticó la labor de los distribuidores que, a su juicio, no impiden que los juegos para adultos lleguen a los más pequeños.
Los congresistas consideran que en los puntos de venta se debería pedir el documento de identidad a los compradores de videojuegos violentos. Asimismo, proponen un nuevo sistema de calificación por edades más claro, frente al actual elaborado por la propia industria.
La Entertaiment Software Rating Board (ESRB), organización encargada de la evaluación y calificación de los juegos, ha respondido que su criterio de clasificación es el adecuado y que es imposible evaluar los mas de 1.100 videojuegos que salen al mercado cada año.