A pesar del empuje de rivales como Chrome y Firefox, Internet Explorer sigue con la mayor cuota de mercado entre los navegadores. Esta hegemonía se debe a que durante muchos años ha sido el navegador por defecto instalado en el sistema operativo más vendido del planeta, Windows. La situación, considerada en muchos países como un abuso, motivó que la Unión Europea obligara a Microsoft a garantizar que los usuarios europeos de Windows podrían elegir otro navegador diferente a Explorer durante el proceso de instalación y configuración inicial del sistema operativo. ¿Merece la pena probar los otros navegadores? De momento, desde que se aplica la medida, muchos usuarios han optado por hacerlo.
Según datos de StatCounter, en la actualidad la suma de las versiones de Internet Explorer alcanza algo más del 41% del mercado de los navegadores, frente al 27% y 21% de Firefox y Chrome, respectivamente. En el caso de la versión 7 del sistema operativo Windows, la más moderna y la primera en la que se ofrecen navegadores alternativos, la proporción se equilibra más: un 20,4% de los internautas utiliza Internet Explorer 9, mientras que un 18% opta por Chrome.
Para muchos usuarios, el navegador es un elemento más del sistema operativo que no debe sustituirse ni actualizarse
Para muchos usuarios, el navegador es un elemento más del sistema operativo que no debe sustituirse ni actualizarse. Este error de percepción viene motivado porque versiones del navegador como Internet Explorer 6, incluido por defecto en Windows XP, estuvieron más de siete años en el mercado sin renovación. Tan solo experimentaron actualizaciones de seguridad o de soporte para los nuevos sistemas operativos de Microsoft. Internet Explorer 6 se lanzó en 2001 y en estos tiempos es un navegador obsoleto y poco fiable, que muestra mal las páginas web y tiene numerosos problemas de seguridad.
Para celebrar su décimo aniversario y a la vez forzar su actualización a los usuarios más renuentes, Microsoft lanzó en los primeros meses del año una campaña para animarles a cambiar a versiones de Explorer más modernas. Según sus estimaciones, Internet Explorer 6 solo conserva hoy el 1% del mercado mundial. Sin embargo, esta cuota es muy asimétrica según los países, ya que en China Internet Explorer 6 ostenta más del 30% del mercado.
¿Qué navegador elijo como alternativa?
La elección de un navegador no es una decisión trivial y debe hacerse según las necesidades y requerimientos de cada usuario. Un navegador pesado y lento, como Firefox, sobre un equipo informático de hace varios años y con sistema operativo anticuado, hace que la experiencia de navegación por Internet sea más complicada. Aunque sea un navegador excelente en otras cuestiones, es mejor en un caso como el relatado optar por programas más ligeros como Chrome en lugar de Firefox.
La elección de un navegador no es una decisión trivial y debe hacerse según las necesidades y requerimientos de cada uno
Existen en el mercado versiones ligeras o simplificadas de los navegadores, que permiten acceder a Internet de forma más rápida sin necesidad de ocupar todos los recursos de memoria del ordenador. Además, muchas plataformas y servicios web, como el correo electrónico o ciertas aplicaciones on line ofimáticas, solo son compatibles con las versiones más modernas de los diferentes navegadores.
Por otro lado, utilizar siempre el mismo navegador, o no actualizarlo a las versiones más recientes, es una invitación a estar expuestos a diversos problemas de seguridad y a no poder acceder a los últimos avances en tecnologías web. En el navegador acumulamos gran cantidad de información privada en forma de cookies y contraseñas. Esto hace que sea más fácil encontrar vías de ataque o de estafa, sobre todo cuando no se actualiza constantemente a las últimas versiones. Además, por pura probabilidad de evitar determinado «malware», cambiar de vez en cuando de navegador, o al menos alternar varios de ellos en periodos regulares, puede ser una buena estrategia de seguridad.
Mantener el navegador actualizado
La principal forma de riesgo para infectarse con virus ya no es el correo electrónico o las llaves USB. Visitar una página infectada con un navegador obsoleto o no actualizado puede poner en riesgo el ordenador del usuario, ya sea mediante el robo de datos privados o la toma de control del equipo. Los robos de información cada vez son más sofisticados. En agosto, usuarios de Google en Irán podrían haber sido víctimas del robo de sus datos mediante el uso de un certificado de seguridad falso.
Hay que tener en cuenta que un navegador que se actualiza de forma constante es una garantía de seguridad
Hay que tener en cuenta que un navegador que se actualiza de forma constante es una garantía de seguridad, aunque haya alguna excepción: Chrome, el navegador que más versiones lanza de forma automática, es también uno de los que más fallos de seguridad ha evidenciado. En cada nueva versión se corrigen los errores descubiertos y, por tanto, es recomendable mirar periódicamente si el navegador se actualiza de forma automática a la última versión disponible. La versión 13 de Chrome ha solucionado 30 agujeros de seguridad, pero recientemente se ha descubierto una vulnerabilidad en el protocolo de pagos on line SSL/TLS 1.0 que afecta especialmente a este navegador. Para este tipo de actividades tal vez sea mejor utilizar Firefox o Internet Explorer.
Además de la seguridad, está el tema de la compatibilidad con las tecnologías más modernas. Los nuevos estándares de Internet, como el lenguaje HTML5, las hojas de estilo CSS3 o la aceleración gráfica por hardware, permiten desarrollar páginas web más completas y con mayor número de funcionalidades. Sin embargo, estas nuevas tecnologías no son compatibles con versiones del navegador con varios años de antigüedad. Además, como algunos de estos estándares están aún en desarrollo, las últimas versiones de los navegadores incorporan también las últimas novedades desarrolladas para estas tecnologías.
Para algunos usuarios, disponer de una extensión concreta supone el principal motivo para no cambiar de navegador
Uno de los aspectos más destacados de los navegadores son las extensiones. Este es uno de los parámetros que se debe tener en cuenta al cambiar de navegador. Si se dispone de un gran ecosistema de extensiones y complementos en el navegador que se ha usado, el cambio entraña el riesgo de perderlo. Estas miniaplicaciones permiten ampliar las características iniciales de cada navegador y adaptarlo a los requerimientos del usuario. Además, también ayudan a personalizar el entorno gráfico del navegador.
Para algunos usuarios, disponer de una extensión concreta supone el principal motivo para no cambiar de navegador, ya que en muchas ocasiones facilitan la navegación o la simplificación de rutinas y acciones. Son conocidas las extensiones de Firefox, principal reclamo para sus usuarios, aunque también Chrome ha copiado su modelo e incorpora cada día más.