La brecha digital se reduce poco a poco, hasta tal punto que el 14 % de los mayores de 65 años utiliza ya la mensajería instantánea cada semana para comunicarse con sus seres queridos. Los últimos avances tecnológicos en aplicaciones y herramientas diseñadas para la tercera edad, como dispositivos de geolocalización, pastilleros o relojes inteligentes, facilitan el día a día de las personas mayores y les ayudan a ser más independientes y a a estar más seguras. Y, de paso, restan preocupaciones a sus familias.
Solemos asociar la tecnología solo con las generaciones más jóvenes. Parece que el uso de apps que vayan más allá de redes sociales como WhatsApp y Facebook queda reservado a quienes nacieron, como se suele decir, “casi aprendidos”. Aunque es cierto que esos nativos digitales tienen más experiencia, los tiempos cambian. Las personas mayores ya se benefician de los avances tecnológicos, tanto si son usuarios activos (recurren a ella de forma voluntaria en su día a día) como pasivos (sus familiares les enseñan nociones básicas, por utilidad o seguridad).
La brecha digital se reduce poco a poco: el 14 % de los mayores de 65 años utiliza semanalmente la mensajería instantánea para comunicarse con sus seres queridos, según recientes estudios. Si algo tan simple como enviar un wasap rompe la barrera del aislamiento en la tercera edad y resta preocupación a los familiares, que tienen mayor capacidad para comunicarse con sus mayores de forma rápida y sencilla, es fácil imaginar cuántos aspectos pueden simplificarse gracias a la tecnología.
La tecnología como aliada al envejecer
Consciente de que con un teléfono móvil inteligente todo es posible, la Comisión Europea ya plantea la tecnología como una aliada para el envejecimiento del futuro, un horizonte en el que se vislumbra a los mayores de la mano de las herramientas tecnológicas más innovadoras para vivir con máxima calidad y menos peligros. La lógica evolución echa una mano: mientras en 2008, 7 de cada 100 mayores utilizaban Internet, en 2018 eran 47 de cada 100.
Al envejecer, nuestras capacidades sensoriales y motoras, antes o después, se ven afectadas. Tendemos a perder agudeza visual y escuchamos muchas menos frecuencias de sonidos que antes. A estos cambios físicos se le suelen sumar la pérdida de memoria, una de las afectaciones que más suele preocupar a los familiares, especialmente si esa persona vive sola. No es fácil sentir esa pérdida de seguridad que les hace dependientes. En esta situación, la meta de las personas mayores es conseguir la autonomía suficiente para disfrutar de un mayor espacio de libertad e independencia personal. Vivir sin preocupaciones.
La evolución demográfica lo exigirá: en 2025, unos 800 millones de personas en el mundo serán mayores de 65 años, según la ONU. Esto indica la probabilidad de que la pirámide demográfica termine por invertirse casi por completo. Un cambio sustancial para el que la sociedad debe estar preparada si quiere garantizar una vejez en positivo y por lo que la Agenda Digital 2020 quiere afrontar los grandes retos de la vejez (dependencia, soledad, demencia y problemas de salud) a través de la e-salud y la telemedicina, fomentando un envejecimiento activo en el que los mayores puedan ser independientes y llevar su vida de la forma más fácil posible.
Apps que den autonomía y seguridad, las más apreciadas
El Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (Ceapad) indica que la mayoría está de acuerdo en que las herramientas digitales les proporcionan autonomía, seguridad, salud y comunicación; cuatro aspectos especialmente importantes para su bienestar físico y mental.
Para los mayores, la tecnología es una aliada si les ayuda a estar más tranquilos, cómodos y, sobre todo, seguros. Esa es la base. Después entran en juego el papel de la comunicación y el derecho a la información: necesitan conectar con la realidad y explorarla. Es fundamental que todo avance les permita mantenerse en contacto con los suyos, una necesidad evidenciada por la pandemia que, de un día a otro, les dejó sin apoyos físicos y emocionales a su alcance.
En la actualidad, existen cientos de herramientas digitales para promocionar la salud y el bienestar en la tercera edad. En cuanto a la asistencia, tanto instituciones públicas como empresas han desarrollado en la última década decenas de herramientas para agilizar el contacto con los servicios médicos y sociales desde el sofá.
En el día a día de los mayores, los dispositivos con geolocalización, las herramientas médicas (como los medidores inteligentes de glucosa) o las apps de salud fomentan su autogestión y empoderamiento, así como la tranquilidad de sus familiares o cuidadores. La tecnología está a su servicio y cada vez hay propuestas más asequibles para afrontar la vejez desde esta perspectiva. Es el momento de aprovecharla. ¿Por qué no empezar ahora?