Los niños dan alegría y satisfacciones sin límites, pero también saben ser los seres humanos más desesperantes. Y si toca compartir asiento de avión junto a uno de ellos cuando tiene un “mal momento”, el vuelo puede hacerse eterno. Por ello, como puede leerse a continuación, algunas aerolíneas asiáticas han creado “zonas libres de niños” en las cabinas de sus aeronaves, una medida controvertida que tiene tanto fieles defensores como algunos detractores.
Zona «silenciosa» en el avión
Scoot Airlines, la filial de bajo coste de Singapore Airlines, acaba de inaugurar la zona «ScootinSilence», localizada entre las filas 21 y 25 (un total de 41 asientos), en las que estará prohibido que se sienten menores de 12 años. La idea puede parecer descabellada e incluso discriminatoria, pero a numerosos viajeros les parecerá acertada. Y no solo a ejecutivos que viajan y a la vez deben seguir trabajando y mantener la concentración. También hay padres y madres de familia que agradecerán no escuchar llorar a los hijos de otros durante las horas que pasan sin los suyos. De hecho, un 52% de los usuarios de aviones, según una encuesta que ya en 2010 realizó el portal Skyscanner, preferiría un vuelo sin niños a bordo o que hubiera una sección exclusiva para familias. El 42% de los encuestados sin hijos quería sentarse lo más lejos posible de los pequeños, a un 10% le gustaría que no hubiera menores y, además, un 9% de las personas que fueron entrevistadas explicó que, a pesar de ser padres, preferían estar lejos de otros niños.
En una encuesta del portal Skyscanner, el 42% de las personas sin hijos dijo querer sentarse en un avión lo más lejos posible de los niños
En abril de 2012 otra gran compañía asiática, Malaysia Airlines, ya limitó la cubierta superior de sus A380 (el avión gigante de Airbus, que cuenta con dos pisos) a mayores de 12 años. En esa cubierta van 70 asientos de clase turista y 66 de business class (clase preferente). También restringía el acceso a menores de esa edad en primera clase. Es decir, que las familias con hijos tendrían que ir en la cubierta inferior, donde solo hay clase turista.
Air Asia, otra aerolínea malaya y considerada una de las mejores low cost del mundo, ofrece desde febrero de este año su servicio Air Asia X Quite Zone. Esta área está situada entre las filas 7 y 14 (primeros asientos de clase turista tras los de clase premium) y pensada para mayores de 12 años.
Y la ya citada Scoot Airlines ha sido la última en sumarse a esta tendencia de crear en el avión zonas especiales sin niños. Por este lugar exclusivo, privado y tranquilo, se cobrará un recargo de 14 dólares (unos 10,5 euros), según los datos que maneja Hosteltur.
En contra de discriminar a los niños
A pesar de las encuestas, en las que son sobre todo las personas de entre 20 y 44 años quienes prefieren volar sin menores, hay también numerosos detractores de esta medida. En especial, los padres de familia. Los viajeros que vuelan acompañados por niños creen que sus hijos pueden resultar molestos, sí, pero igual que otro tipo de pasajeros: los que beben, roncan, están desaliñados y huelen o quienes llevan colonia en exceso.
Hay quien propone dar la vuelta al asunto y crear zonas específicas para niños y no libres de ellosAsí que se propone dar la vuelta al asunto y contentar a ambas partes. Ya que se establecen áreas separadas, estas deberían ser espacios adaptados para viajar con menores de edad. Que lo que se haga en las naves sean «zonas para niños», y no «espacios sin niños», donde puedan tener juegos para hacer más ameno el viaje en avión, lugares para moverse y jugar si son vuelos largos, cambiadores…
La mayoría de los detractores de crear zonas sin niños, además de considerarla una medida discriminatoria para las familias, duda sobre su efectividad. No creen que habilitar dos o tres filas de asientos en los que no pueda haber menores solucione el «problema», ya que el llanto, los gritos, las rabietas… no solo se escuchan en los asientos cercanos, sino que, a no ser que haya una pared insonorizada de por medio, lo más seguro es que se oigan en un radio de unos 100 metros.
A los más mayores, explicarles que deben saber comportarse, además de las consecuencias positivas de no molestar y lograr que el viaje transcurra en calma y silencio. Hay que decirles con toda claridad y rotundidad qué se espera de ellos (silencio, tranquilidad) y el porqué (molestar a los compañeros de viaje, etc). Los niños suelen responder mejor ante cualquier situación si antes se les aclara con todo detalle cómo deben actuar.
Asegurarse de que van al baño antes de subir al avión. En vuelos muy largos habrá que ir con ellos de todos modos, pero en los viajes en que pueda evitarse es mejor no tener que estar levantándose dos o tres veces para ir al aseo.
Planificar actividades (de unos 10-15 minutos cada una), es decir, que para un vuelo de dos horas, pensar en unas ocho actividades. Además de las adivinanzas o el veo-veo, se pueden consultar ideas en Internet.
Llevar pegatinas y libros de colorear. Los más pequeños se divierten mucho con las pegatinas, que pueden colocar tanto sobre libros indicados para ello como en cualquier objeto que se lleve en el viaje.
Tampoco conviene subir al avión sin cuentos o libros. Para los más mayores, leer un cuento o tebeo, hacer pasatiempos, terminar un libro… puede hacer que el viaje resulte más corto.
Tener videojuegos a mano. Aunque no se utilicen durante todo el viaje, conviene no olvidarse de los videojuegos que entretengan a los más pequeños y no sean ruidosos.
Llevar agua y comida. Quizás no coman ni beban, pero si no se va con ello, es seguro que lo reclamarán. Nunca sobran galletas, algún aperitivo y zumos o agua para poder ofrecer a los niños.
Tener a mano pequeños juguetes. Juguetes que quepan en el bolsillo, pero que les diviertan, los hay a centenares. Además, se pueden usar como recompensa si se van portando bien durante el viaje.
Llevar pequeños cojines (o algo que pueda realizar la función de almohada) para que se recuesten cómodamente y puedan dormir un rato durante el viaje.
En caso de ir con un bebé, tener a mano biberón y chupete, que actúan como un bálsamo en casi todas las ocasiones.
Mantener la calma ante cualquier situación, ya que la ansiedad de los adultos se traslada a los niños de inmediato.