Refrescos a 2,50 euros; cervezas a tres euros; chapatas de jamón serrano a seis euros; mini menús por no menos de diez euros… aunque pueda parecerlo, estos no son los precios de un bar de la zona alta de Barcelona o Madrid. Son las tarifas que las compañías aéreas han fijado para los pasajeros que quieran consumir alimentos a bordo de un avión. Comer en el aire se ha convertido en un lujo desde que en 2003 Air Europa empezara a cobrar el servicio de catering, hasta ese momento gratuito. Meses después, Iberia se sumó a esta iniciativa y lo eliminó en sus vuelos de corta duración. Las compañías aéreas tradicionales se vieron forzadas a dar este paso por el auge de las compañías de bajo coste, que fueron pioneras en el cobro de este servicio. En un principio, los precios de los billetes no bajaron mientras que los de la comida despegaron.
Ahora mismo, para poder disfrutar de un menú en condiciones hay que viajar en primera clase. Es decir, pagar en algunos casos hasta cinco o diez veces más que por un billete de los económicos. O en su defecto y con los billetes más asequibles, abonar cada consumición. También se puede contratar alguna de las pocas compañías tradicionales que no han retirado el servicio gratuito de catering, como Air France.
Dudas sobre la legalidad
Es generalizada la duda sobre si las compañías incumplen alguna normativa al no ofrecer catering durante los vuelos. Consultados los organismos públicos reguladores de la normativa aérea -Ministerio de Fomento y AENA- se ha podido confirmar que no hay ninguna norma legal que les obligue a dar de comer a sus pasajeros ni durante los vuelos cortos ni durante los transocéanicos. Esto supone que un pasajero que no dispone de dinero en metálico y tiene apetito, aunque sea a niveles extremos, no podrá saciarlo y la compañía no estará obligada a darle de comer.
Eso sí, deben ofrecer la posibilidad de escoger menús vegetarianos o para diabéticos. De todas formas, la Oficina Municipal del Consumidor aconseja ponerse en contacto con la compañía en cuestión, para saber si les darán de comer gratis o avisar si se requiere un menú especial.
Razón: compañías de bajo coste
En 2003 las compañías de bajo coste crecieron un 67% en toda Europa. Volar a París desde Madrid pasó de costar unos 500 euros de media a apenas 150 euros. Si a esto se le añade el encarecimiento de los carburantes, las aerolíneas tradicionales como Iberia o Lufhtansa se vieron inmersas en profundas crisis. Las grandes compañías estaban obligadas a buscar nuevas fórmulas para competir con los nuevos rivales.
Una de las estrategias para afrontar la reducción de beneficios, entonces, fue suprimir los cáterings aéreos gratuitos. Iberia adoptó esta medida el 1 de marzo de 2004 para todos los vuelos nacionales, europeos o a África, siempre que no sobrepasen las tres horas de vuelo. Es decir, de Madrid a Atenas o a Moscú sigue estando incluida la comida en el precio del billete. Los primeros beneficiados por esta medida fueron las tiendas, bares y restaurantes de los aeropuertos. Pero, poco a poco, la tendencia ha ido cambiando y los pasajeros han empezado a llevar su propia comida.
Soluciones caseras
Bocadillos, tuppers y pequeñas latas de refrescos suben al avión en los equipajes de mano de los clientes. Ninguna compañía prohíbe a sus usuarios que lleven su comida de casa, siempre y cuando no causen molestias a los otros pasajeros. Eso sí, los cubiertos conviene dejarlos en casa, ya que de acuerdo con la normativa europea para prevenir acciones terroristas no se pueden subir elementos peligrosos como cuchillos o tenedores de metal.
Cocineros mediáticos
La duda sobre si comerá o no en el avión se espeja si el vuelo es intercontinental. En este caso, todas las compañías tienen servicio de catering gratuito. Pero no se quedan ahí y algunas de ellas se están haciendo con los servicios de cocineros mediáticos. Iberia ha contratado a Sergi Arola, que ha elaborado unos 70 menús diferentes, pero sólo para Business Class. También ha encargado a Ferran Adrià los ‘fast good’, unos pequeños menús para los vuelos cortos. No se trata de una tendencia española sino que está extendida a nivel mundial. Incluso American Airlines cuenta con los chefs estadounidenses Stephan Pyles y Dean Fearing para diseñar sus menús. Curiosamente esta moda se da en los vuelos en que la mayoría de compañías de bajo coste no operan.
La comida y bebida que puede encontrar en un avión depende de cada compañía, al igual que los precios. KLM ofrece de manera gratuita en todos sus vuelos de menos de 70 minutos un sándwich y una bebida no alcohólica. Cuando el viaje dura entre 70 minutos y 100 minutos añaden un aperitivo. Y si el vuelo alcanza los 170 minutos sirven, además, una ronda de café. Otra compañía que ofrece comida gratis sin excluir a ninguna clase es Air France.
Mientras tanto, otras cobran un cargo por las bebidas alcohólicas como la finlandesa Finnair, que, sin embargo, sirve catering gratuito en la clase más económica. Y puede llegar a servir hasta dos comidas en los vuelos de más de nueve horas. Por su parte, Air Europa sólo obsequia a sus pasajeros con un desayuno gratuito hasta las 10:00 h de la mañana. Luego ofrece refrescos y frutos secos.