Atravesar el corazón de Europa
El bello Danubio, azul o no, no sólo es una pieza clásica de Strauss mundialmente conocida, auténtico “hit” en todo baile nupcial que se precie, sino que además es un verdadero paraíso para los amantes de la bicicleta. Cerca de 1.000 kilómetros de carril bici que discurren paralelos al segundo río más largo del continente europeo, sólo superado por el ruso Volga, y que atraviesan el corazón de Europa Central: Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría. Su trazado, perfectamente señalizado, es en la mayoría de los kilómetros una pista llana apta para todo tipo de cicloturistas, desde los principiantes hasta los más experimentados. De hecho, se puede comprobar “in situ” la diversidad de viajeros que pueblan el carril bici del Danubio: familias con niños pequeños, viajes organizados para jubilados, aventureros de paso, o turistas con ganas de viajar de una forma diferente. Porque el principal atractivo de esta propuesta de viaje es la combinación perfecta que existe entre la belleza de sus paisajes con los excelentes servicios que proporciona a los cicloturistas, a lo que se suma la ausencia “casi” total de tráfico de vehículos.
Preparativos del viaje
El carril bici del Danubio no es precisamente uno de esos destinos archiconocidos para el turista de a pie por lo que la información que hay sobre él escasea, y la que existe tiene el problema añadido de estar en alemán o en inglés. De cualquier modo, vale la pena solventar el obstáculo y bucear por Internet en busca de blogs en castellano en los que los propios viajeros relatan las crónicas de su viaje. A modo orientativo, existen dos páginas web oficiales que recogen información muy útil: la del Donau-Radweg Service, disponible en alemán, inglés y francés, y la de Raderlebnis Donau~Moldau únicamente en alemán. En cualquiera de las dos se pueden encontrar recorridos, propuestas de viaje, información sobre alojamientos y la ubicación de distintas oficinas de turismo, de especial utilidad para reservar el alojamiento o para pedir planos del camino.
La forma más económica de facturar la bici en el avión es embalarla en una caja de cartón, igual que las que se emplean cuando la bici sale de fábrica
Además de recabar información sobre el carril, antes de lanzarse a la aventura del Danubio el viajero debe decidir si le acompañará su bicicleta o si, por el contrario, alquilará una en las numerosas tiendas que a tal efecto pueblan las orillas del Danubio. Ambas opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
Bici alquilada o propia
Iniciar el viaje con nuestra bicicleta supone que ésta debe ser facturada para viajar en avión. Para ello, la forma más económica de hacerlo es embalarla en una caja de cartón, igual que las que se emplean cuando las bicis salen de fábrica, y que se pueden conseguir en tiendas de bicicletas o en grandes superficies. Incluso hay algunas aerolíneas que ponen a disposición de los viajeros este tipo de cajas para transportar material deportivo, previo pago de una tasa. En función del tamaño de la bici y de la caja será necesario desmontar alguno de los componentes de la bicicleta que serán puestos en su lugar una vez que se llegue al destino. Conviene ponerse en contacto con la compañía aérea para conocer cuánto costará facturar la bicicleta y para confirmar si disponen de cajas propias de embalaje.
La tarifa media para alquilar una bicicleta ronda los 12 euros diarios
El mayor contratiempo que puede surgir es que, al igual que sucede en ocasiones con las maletas, las bicicletas se extravíen y lleguen con retraso. Por desgracia, no hay ninguna fórmula especial para evitar esta situación excepto confiar en el buen hacer de la compañía aérea. No obstante, viajar acompañado de tu propia bicicleta aporta varios beneficios: es una “máquina” con la que el viajero está familiarizado y cuyo dominio es mayor que el que se puede tener sobre una alquilada. Además, supone un importante ahorro económico pues no hay que desembolsar dinero por el alquiler de una bici. La tarifa media de alquiler ronda los 12 euros diarios, aunque suele haber precios especiales algo más bajos si la bici se alquila para una o dos semanas.
Sin embargo, alquilar una bici en alguno de los puntos del carril bici del Danubio proporciona cierta libertad que no tiene precio. Para empezar, el viaje en avión se hace algo menos complicado, no hay por qué preocuparse sobre si la bici llegará o si lo hará en buen estado. El sistema de alquiler es muy práctico ya que es posible alquilar la bici en cualquiera de las tiendas con la posibilidad de entregarla en otro punto del trayecto.
Todo en las alforjas
Viajar con lo indispensable debe ser la única premisa que guíe al cicloturista a la hora de preparar la aventura. Evitar el sobrequipaje es el mejor consejo. No se debe olvidar que cuando uno viaja en bicicleta es él mismo quien transporta el equipaje, por lo que hacerlo con demasiado peso puede convertir el viaje en una experiencia no muy agradable. Conviene contar con dos alforjas traseras -en una se guardará la ropa y los artículos de higiene personal, y en la otra el material y los repuestos para la bicicleta (parches, herramientas…)- y un pequeño bolso que queda anclado al manillar (normalmente los juegos de alforjas que se venden lo incluyen) en el que depositar el mapa del recorrido, la documentación y el dinero. Es muy práctico, pues al desengancharse de la bici se convierte en un bolso como otro cualquiera.
Viajar con lo indispensable debe ser la única premisa que guíe al cicloturista
Además, hay en el mercado unas bolsas estancas que aseguran que todo lo que allí quede guardado permanezca seco aunque llueva o la bolsa se caiga en un charco. Resultan de gran utilidad para guardar la cámara de fotos, el camping gas si se lleva, utensilios de cocina, comida, ropa que se desea evitar que se moje… El principal enemigo del cicloturista es pedalear acompañado de la humedad: todo lo mojado pesa más. Además, si el tiempo amenaza con lluvia conviene guardar todos los objetos en bolsas de plástico, meterlos en las alforjas y cubrirlas con un cubrealforjas impermeable.
Estos son, en líneas generales, los artículos que deberían componer el equipaje de un cicloturista que inicie el carril bici del Danubio:
- Casco para la bicicleta.
- Dos bidones de agua.
- Un par de mallas cortas y otras largas.
- Dos pares de calcetines transpirables.
- Dos maillots o camisetas térmicas: una de manga corta y otra larga.
- Un par de zapatillas, además de las que se utilicen para pedalear.
- Un cortavientos o chubasquero.
- Una toalla tipo bayeta.
- Chanclas para la ducha.
- Un neceser con cepillo, pasta de dientes, una pastilla de jabón que sirva para el aseo y para lavar la ropa, y un rollo de papel higiénico.
- Botiquín con analgésicos, yodo, tiritas, pastillas antidiarreicas y preparado para suero.
- Pinzas o imperdibles para colgar la ropa húmeda sobre las alforjas.
Recorrido
El carril bici del Danubio arranca en Donaueschingen (sur de Alemania) y finaliza en Budapest (Hungría), pese a que está proyectado que en próximos años llegue hasta la desembocadura del río, en el Mar Negro (Moldavia). Recorrerlo de principio a fin supone pedalear 932 kilómetros y atravesar Alemania, Austria, y Eslovaquia hasta llegar a la capital húngara. No obstante, cada viajero ha de decidir dónde comienza y acaba su aventura ya que es un camino que admite muchas posibilidades y múltiples combinaciones.
Se debe confeccionar la ruta teniendo en cuenta las conexiones de transporte que el viajero tendrá que emplear para llegar a su punto de inicio o para su vuelta a casa. Por eso, muchos de los cicloturistas que han recorrido este carril bici toman como punto de partida la ciudad alemana de Munich. La vía no pasa por ella, pero relativamente cerca se encuentran Ulm y Passau, dos grandes poblaciones a las que se puede llegar en tren y autobús desde Munich y por las que sí discurre el carril bici.
El carril bici del Danubio arranca en Donaueschingen (sur de Alemania) y finaliza en Budapest (Hungría)
Además de las compañías aéreas convencionales, un número importante de aerolíneas de bajo coste enlazan ciudades españolas con Munich. La vuelta se puede realizar desde Viena o Linz (Austria), Bratislava (Eslovaquia) o Budapest (Hungría), ciudades con gran encanto turístico hasta donde llega el carril del Danubio, y que cuentan con buenas conexiones aéreas con España. En cuanto a las distancias que se pueden recorrer, por ejemplo de Passau a Viena hay 340 kilómetros, a Bratislava 418 y a Budapest 690 kilómetros. Y, ¿cuánto se tarda? Obviamente, eso lo determinará básicamente la pericia y el dominio que se tenga sobre la bicicleta. Pero, al ser un trazado llano y dócil es recomendable que la etapa diaria no baje de los 50 kilómetros.