La fusión entre Iberia y British Airways, que se cerró en abril y dará lugar a uno de los mayores grupos aéreos del mundo, con una flota de 408 aviones y 200 destinos de vuelo, ya cuenta con la autorización sin condiciones de la Comisión Europea (CE). El Ejecutivo comunitario concluyó que la operación no tendrá un impacto negativo sobre la competencia en el mercado europeo.
British Airways e Iberia son miembros de la alianza Oneworld. Sus actividades se solapan en los ámbitos del transporte aéreo de pasajeros y mercancías, los servicios de asistencia en tierra y los servicios de mantenimiento, reparación y revisión. Por lo que se refiere al transporte de pasajeros, la CE examinó en particular el impacto de la fusión en las rutas cortas Londres-Madrid y Londres-Barcelona. La investigación demostró que la entidad fusionada seguirá enfrentada a una competencia suficiente de otros transportistas que operan esas rutas. Ello significa que tras la fusión los pasajeros contarán con alternativas adecuadas para volar en estas rutas.
El Ejecutivo comunitario examinó también los efectos de la operación en una serie de rutas largas y cortas en las que una de las partes ofrece vuelos sin escalas y la otra brinda vuelos con escalas, o en las que ambas ofrecen vuelos con escalas. En el caso de estas rutas, la investigación de la CE también demostró que la entidad fusionada seguirá enfrentada a una competencia suficiente.
El análisis de Bruselas demostró, además, que la entidad fusionada seguirá enfrentada a la competencia de varios competidores en los mercados de transporte aéreo de mercancías y de servicios de asistencia en tierra. De igual forma, la fusión propuesta no tendrá una repercusión significativa en el mercado de servicios de mantenimiento, reparación y revisión.