Las familias europeas viajan cada vez menos y la sombra de una crisis amenaza a la industria turística tradicional. La caída en las reservas que está sufriendo la mayor parte de los destinos turísticos tradicionales tiene su causa claramente centrada en un mercado: los viajes familiares.
Según los datos del European Travel Monitor (ETM) de la consultora IPK International, los viajes de familias europeas volvieron a caer el año pasado tras haberlo hecho por primera vez en 2001. No hay señales de que 2003 vaya a ser mejor. El estudio revela que frente a los 82 millones de viajes familiares que hubo en 2000, se cayó a 78,6 millones al año siguiente, y a 71,5 millones, según datos todavía provisionales, en 2002, lo que supone una bajada del 9%.
Es un verdadero hundimiento para un sector que supone el núcleo central de la industria turística europea y que genera más del 30% de todos los viajes que se realizan en el continente.
Se trata de un mercado ligado a los sectores más tradicionales del turismo -los paquetes con vuelos chárter, con alojamiento en hoteles y destino en zonas turísticas de sol y playa- y el que genera los viajes más largos, con una duración media, en el año 2001, de diez noches.
El ETM revela que los hoteles son utilizados por un 48% del total de familias viajeras. El porcentaje asciende hasta el 80% si se incluyen otros alojamientos pagados. El restante 20% corresponde a la estancia en viviendas de familias o amigos o a segundas residencias.
El descenso de los viajes familiares explica en gran medida la caída de la estancia media que están sufriendo los hoteles. Los datos del ETM atribuyen un gasto en este tipo de viajes de 921 euros por pasajero adulto.
El estudio razona la caída en varios factores, entre los que la situación internacional nacida del 11 de septiembre y que continúa ahora con la amenaza de guerra en Irak no es el menos importante. Sin embargo, la causa principal es la economía.
Las clases medias han perdido poder adquisitivo en los últimos años, y en Alemania, principal mercado emisor europeo, la situación económica ha creado una verdadera psicosis. Hay miedo a perder el puesto de trabajo. Son pocos los que siguen con ganas de viajar si ven de cerca el paro. El creciente endeudamiento tampoco ayuda.
España puede ser el principal país perjudicado por esta tendencia. Sus playas son las preferidas por las familias europeas, y atraen a un 16,2% de este tipo de turistas. Le siguen Francia, Alemania, Italia y Austria.
El estudio revela también que los principales destinos para este mercado son los de sol y playa, seguidos a gran distancia del resto. Los cambios a pasos agigantados que se están produciendo en este mercado afectarán sobre todo a las playas mediterráneas. Una de las principales modificaciones es la forma en que comienzan a comercializarse los viajes familiares. Internet ha dejado de ser un terreno exclusivo para los jóvenes y la Red ya es ampliamente utilizada por las familias.
Pese a que el año pasado creció la demanda de paquetes de vacaciones de costes reducidos a destinos como Croacia, Bulgaria o Turquía, la tendencia que más llama la atención de los turoperadores es la demanda de vacaciones individuales y hechas a medida. Nada más lejos del paquete tradicional de vuelo chárter a cuya programación tenían que adaptarse las familias.
Aunque los canales tradicionales de comercialización de viajes, especialmente las agencias que venden productos de los turoperadores, son todavía los mayoritarios en el turismo familiar, los nuevos están ganando cuota de mercado.
El principal es Internet, pero también la venta telefónica gana terreno. Según el estudio, el 41% utiliza canales de distribución tradicionales, pero el 29% se vale de canales no tradicionales para organizar su viaje -como centrales telefónicas de reservas o Internet- y el 30% viaja al margen del comercio de vacaciones.
La utilización de Internet para obtener información, sin embargo, no está todavía tan difundida entre las familias europeas. El 75% no recurre a la Red en absoluto para sus vacaciones, el 18% lo hace sólo para obtener información, y sólo el 7% compra su reserva «online».
El desarrollo del turismo europeo, sin embargo, invita a prever que estas cifras sufrirán en los próximos años un cambio radical. Ahora, los consumidores demandan que sea el organizador del viaje el que se adapte a ellos. Y si no es así, tienen Internet para montarse sus propias vacaciones.
Otro factor que explica los cambios que se están produciendo en este mercado es más sociológico que turístico. Los paquetes concebidos para una familia tipo de dos adultos y dos hijos encuentran cada vez más la necesidad de adaptarse a los nuevos modelos que presenta la sociedad moderna.
La familia típica comienza a ser día a día menos típica, y ello supone también un reto importante para el sector turístico, no solamente para los comercializadores y las agencias de viajes que operan en los países de origen. Los destinos turísticos también se enfrentan al desafío de adaptarse a una sociedad que no deja de cambiar de estructura, de demandas y aspiraciones.