Utilizar el coche en verano para desplazarnos a nuestro lugar favorito con el objetivo de disfrutar del buen tiempo, es un hábito que permanece inalterable al paso del tiempo. De hecho, las encuestas indican que se trata del medio más utilizado por los españoles para viajar a sus destinos turísticos, a gran distancia del tren, autobús y del avión. Pero, además, existe una estadística trágica que confirma este hecho: los más de 22 millones de desplazamientos que se producen en las carreteras españolas entre finales de junio y septiembre causan un número superior a 500 muertos, aparte de centenares de heridos graves.
Por si fuera poco, esta época representa una dura prueba para el vehículo, que debe soportar altas temperaturas, largos desplazamientos y sobrecargas de peso. Todo ello exige que tanto el conductor como el turismo se encuentren en las condiciones óptimas para que las vacaciones no resulten trágicas: el primero, adoptando las imprescindibles medidas de precaución vial, entre las cuales figura que el coche salga a la carretera en perfecto estado mecánico. Por ello, es recomendable hacerle una revisión antes de emprender el viaje.
Reglas de oro
Es preciso insistir en las reglas de oro de cualquier desplazamiento: revisar el buen funcionamiento del automóvil, hacer un uso correcto de él y mostrar la mayor prudencia, atención y tolerancia al volante. Conviene recordar lo pernicioso que es el abuso del alcohol cuando se conduce, así como los riesgos inherentes a la ingestión de medicamentos, la falta de horas de sueño, las comidas pesadas, las distracciones y la ansiedad por llegar al punto de destino.
La planificación del viaje mediante la elección del recorrido más adecuado -informándose del estado de las carreteras- y la hora de ponerse en marcha son otras de las bazas para circular con comodidad. Escoger el momento idóneo puede hacer posible un desplazamiento placentero, con escaso desgaste físico y mejores condiciones de seguridad, al no compartir el vial con cientos de miles de automóviles. También redunda en beneficio de los viajeros planificar los posibles lugares de descanso y no programar una hora de llegada, ya que se tiende a incrementar la velocidad.
El peligro de la ida
Las estadísticas demuestran que la mayor siniestralidad tiene lugar en los viajes de ida, existiendo un especial peligro en los kilómetros finales. Un aspecto a tener en cuenta es el efecto del sol en la conducción. Si se viaja hacia el este, es preferible evitar el amanecer, mientras que, si se desplaza hacia el oeste, conviene no hacerlo al atardecer. Si el coche carece de aire acondicionado, lo más razonable es evitar los trayectos largos en las horas centrales del día.
Por último, recordar que transitar en grupo con varios coches puede resultar peligroso. Esto da lugar a un fuerte estrés y a realizar de manera frecuente adelantamientos arriesgados. Para evitarlo, se pueden acordar puntos de parada y encuentro.