Primero llegó la liberalización del mercado de la telefonía, luego de la televisión… Después de la electricidad, del gas… y ahora está a punto de aprobarse la apertura del mercado de las reservas electrónicas de billetes de avión. Así lo han confirmado desde la Comisión Europea, donde esperan aprobar para principios de 2008 la liberalización de este importante segmento turístico que, a través de sus tres principales empresas (Amadeus, Sabre y Galileo), factura más de 6.000 millones de euros al año. Pero ¿Qué implica esta nueva liberalización? Desde la Comisión Europea, lo que se pretende en la liberalización de este ámbito de negocio es evitar que algunas centrales de reservas de viajes operen de forma monopolística, como ocurre en la actualidad en algunos países. Con la liberalización, todas las centrales podrían operar de igual forma en cualquier mercado, lo que podría aumentar la competencia en el sector y traer consigo un abaratamiento de las tarifas de los vuelos. No obstante, no hay que descartar, sin embargo, que las compañías puedan llegar a pactar entre ellas, como ha ocurrido en otros sectores, como por ejemplo el de la telefonía. En este caso, la deseable bajada de tarifas de los billetes de avión sería sólo una utopía.
Situación actual
El negocio de las centrales de reservas de viajes, como Amadeus, Galileo o Sabre, se caracteriza porque ponen a disposición de todas las agencias de viajes que están abonadas a sus servicios (actualmente son prácticamente el 100%) todo tipo de servicios turísticos, como dar información de número de plazas disponibles, listas de espera… Pero su punto fuerte es, principalmente, que son las encargadas de materializar las reservas de los billetes y las tarjetas de embarque de vuelos, barcos e incluso hoteles. En la actualidad, la peculiaridad de este negocio es que se haya repartido de tal forma que las tres centrales dominantes operan como monopolios en sus principales países de origen. En España, por ejemplo, Amadeus controla un 90% de las reservas de billetes de avión, con lo que se puede decir que prácticamente no tiene competencia a la hora de fijar sus tarifas a las agencias de viajes a las que ofrece sus servicios. Con la liberalización, Galileo o Sabre podrían aumentar su presencia en España y dinamizar en cierto modo este segmento de negocio.
Con la entrada en vigor de la liberalización, Bruselas pretende que todas las aerolíneas tengan los mismos derechos para presentar sus ofertas
Además de dar opción a la entrada de las centrales de reservas en cualquier país, la apertura del mercado de las reservas de billetes de avión que propone la Comisión Europea incluye una estricta vigilancia sobre las compañías que participen en el capital de algunos de los sistemas de reservas. En la actualidad, por ejemplo, Iberia, Lufthansa y Air France-KLM son accionistas de Amadeus, lo que implica que cuentan con privilegios a la hora de mostrar sus vuelos a las agencias de viajes por parte de la central de reservas. Con la entrada en vigor de la liberalización, Bruselas pretende que todas las aerolíneas, sean accionistas o no de una central de reservas, tengan los mismos derechos para presentar sus ofertas a las agencias de viajes por parte de los sistemas de reservas. Esto daría fuerza a otras compañías como Spanair, Air Europa, British Airways, fuerte competencia de las mencionadas, pero sin participación en Amadeus.
Puntos positivos de la liberalización
El objetivo de la apertura del mercado de reservas de billetes no es otro que fomentar la competencia entre centrales y aerolíneas y favorecer una bajada de los precios de los vuelos que favorezca a los consumidores. En esencia y con un funcionamiento correcto del mercado, tal práctica sería posible. Desde Bruselas esperan, de hecho, que el nuevo reglamento potencie la competencia en el sector al aumentar la capacidad de las centrales de reserva para negociar sus tarifas con las aerolíneas.
Por un lado, si el sector se diversificara y, por ejemplo, Amadeus dejara de actuar como monopolio en España, las tarifas que pagan las agencias podrían ser más bajas, lo que en cierto modo podría también beneficiar a los consumidores con una rebaja en los precios abonados por los servicios turísticos.
Por otro lado, con una mayor competencia y ante la posibilidad de ver amenazada su actual cuota de negocio ante el ascenso de aerolíneas menores, sería probable que las grandes aerolíneas también se vieran un tanto forzadas a ajustar sus tarifas a la baja.
La normativa en vigor ahora prohíbe expresamente que una o varias aerolíneas, accionistas de una central de reservas, se nieguen a dar los datos de sus vuelos a otras centrales o que aproveche el propio para dar preferencia a sus ofertas. Pero hay ocasiones en las que sí se han producido prácticas irregulares de este tipo.
Los puntos débiles
Pese a los loables objetivos marcados y deseados por la Comisión Europea, la imprecisión de algunos aspectos del nuevo reglamento hacen pensar en la posibilidad de que no se lograra la competencia deseada con la liberalización del negocio de las centrales de reservas. El proyecto expone, por ejemplo, que serán vigiladas las aerolíneas que controlen “de manera efectiva” un sistema de reservas para evitar conflictos de interés. Sin embargo, no especifica qué porcentaje del capital se precisa para entrar en el punto de mira de la Comisión y poder ser sancionada. Desde algunas asociaciones de consumidores estiman que Iberia y Lufthansa (con un 11,6% del capital de Amadeus) y Air France, con un 23%, no serán vigiladas por no ser accionistas mayoritarios. Esto podría implicar que siguieran disfrutando de ciertos privilegios a la hora de ofrecer sus tarifas a los consumidores a través de Amadeus, lo que seguiría dejando en una situación discriminada al resto de aerolíneas.