Los recargos que cobran las aerolíneas a los clientes por emitir sus billetes de avión están originando sentencias contradictorias en los juzgados españoles. Así, durante los últimos meses se han dado a conocer fallos de signo contrario en distintos juzgados mercantiles como, por ejemplo, los de Madrid, Barcelona, Málaga y Sevilla, entre otros. Dilucidar si ese tipo de prácticas son o no «contrarias a la buena fe contractual» está en la base de estas contradicciones.
Las sentencias confrontadas coinciden con los argumentos opuestos aducidos por las propias compañías aéreas y por las organizaciones de consumidores. Para las aerolíneas, este tipo de pluses forman parte del precio del vuelo y, por tanto, «han de excluirse del control judicial sobre su carácter abusivo». La impresión del billete conlleva un conjunto de servicios, entre ellos la reserva de plazo y la forma de pago, que suponen «un valor añadido», según las empresas del sector.
Estos «añadidos» supondrían, como mucho, un beneficio «teórico» para los usuarios que luego habría que demostrar en la práctica, indican por su parte las organizaciones de consumidores. Asimismo, niegan que la labor de las aerolíneas sea equiparable a la de las agencias de viajes, que tienen en esta política comercial su principal fuente de ingresos.