Escarpadas montañas, profundos y verdes valles, inviernos crudos, otoños restallantes de tonalidades mágicas y una quietud trascendente, guardada con celo durante siglos por una orografía rica que ha preservado herencias milenarias y una fauna y flora especial, gobernada por esquivos y escasos ejemplares de oso pardo ibérico. Todo esto, y mucho más, aguarda al visitante que se adentra en las 39.164 hectáreas del Parque de Somiedo, declarado como tal en 1998; un enclave natural que por la armonía entre la preservación de su diversidad biológica, la salvaguarda de sus valores culturales y el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales ostenta desde 2000 la calificación de reserva de la biosfera que concede la UNESCO.
Lagos de altura
Situado en el concejo asturiano que le da nombre, el parque se halla en el suroeste del Principado y limita al oeste con el también parque natural de Narcea y al sur con el norte de la provincia de León y su zona de Babia, a la que tantas veces se menta en el habla coloquial. Cuatro son los valles principales que jalonan el parque: Saliencia, Valle, Somiedo y Pigüeña. Por ellos bajan las aguas de otros tantos ríos que les dan su nombre.
En los alrededores del Parque Natural de Somiedo
se diseminan 38 núcleos de población. La dureza de las condiciones de vida y la emigración a las ciudades han provocado que en la actualidad sólo 1.600 personas continúen en estos pueblos y aldeas. El efecto llamada que supuso su declaración como parque natural en 1998 -fue el primero de Asturias en recibir tal denominación- ha permitido a los lugareños contar con otro modo de vida diferente a la tradicional actividad ganadera. No son pocos los habitantes del concejo que tratan de potenciar el turismo rural en la zona y, de esta forma, revivir y crear un futuro.
Precisamente, pese a los rigores que implica el día a día en un paraje tan agreste, el carácter amable y hospitalario de los habitantes del concejo se convierte en un aliciente más que debe sumar el visitante. A ello se añade la sensación de sosiego y de pureza inmaculada que ofrece la visión de una naturaleza protegida desde tiempos inmemoriales por la tortuosa orografía del parque. La cumbre más alta es la del Cornón (2.194 metros), aunque no le van a la zaga la Peña Orniz (2.190 metros), Picos Albos (2.109 metros) y el Mocosú (1.989 metros).
Pero si algo destaca entre la diversidad de sustratos geológicos de la cordillera Cantábrica que forman el parque de Somiedo ?conformado tanto por rocas calcáreas como por silíceas- son sus lagos de montaña. Fruto de la acción glaciar y cárstica, el mayor de todos ellos, y también de toda Asturias, es el lago del Valle, que tiene una superficie de casi 24 hectáreas, una profundidad media de unos diez metros y un calado máximo de casi 45. Pero es el complejo lacustre de Saliencia el que causa mayor impresión en el viajero, por la hermosura y el número de sus lagos, entre los que aparecen el de La Cueva, el Cerveriz y el lago Negro o de la Calabozosa.
Brañas y pastoreo
Además de la riqueza natural y animal, Somiedo muestra al viajero una singularidad arquitectónica que se ha convertido en una parte inseparable de su paisaje montañoso y que responde al nombre de brañas. Las brañas son construcciones de origen prerromano diseminadas entre los valles y las montañas que han servido de refugio para los pastores y para su ganado. Compuestas por ‘cabañas de teito, estas construcciones pueden considerarse estrechamente emparentadas con los primitivos castros. Sus paredes de piedra seca aparecen rematadas por una techumbre conformada por una estructura de vigas de madera que están tapizadas con una cubierta o ‘teito’, preferentemente del arbusto llamado escoba o de otro similar, el piorno, que se coloca sobre una base de brezos.
Estos ‘teitos’ resultan impermeables y pueden soportar el peso de las grandes nevadas, muy frecuentes en estas cumbres, pero para ello son necesarias labores anuales de mantenimiento con la renovación parcial de las partes más deterioradas. Las brañas se utilizan en primavera y el otoño. En el otoño los pastores guían a sus rebaños a pastizales situados a mayor altitud, en las que se sitúan los ‘corros’, otra construcción típica que consiste en una simple estructura circular de piedra sin labrar, culminada por una falsa bóveda de piedra cubierta por hierba para impermeabilizarla.
Se han contabilizado 370 ‘cabanas de teito’, de las que 240 se mantienen en buen estado de conservación, repartidas en 40 brañas. También están registradas varias decenas de ‘corros’. Las brañas más vistosas y mejor conservadas son las de La Pornacal y Mumián. Por ellas transitan los pastores con sus cabezas de ganado bovino, hasta ahora el principal sustento del campesinado somedano, entre las que predomina la raza autóctona de los valles, llamada también ‘roxa’ por el color de su piel. En su cuidado y en sus tareas diarias, sobre todo cuando arrecia el rudo invierno, los habitantes de Somiedo siguen utilizando las madreñas o almadreñas, un calzado elaborado con madera de abedul que protege sus pies de las inclemencias climáticas.
Principales rutas
Ataviados con un calzado muy diferente a las madreñas de abedul, los amantes del senderismo tienen en Somiedo un filón que ofrece variadas y atractivas alternativas que incluyen un montañismo sin complicaciones o la simple observación de la naturaleza. Pese a que el acceso a algunas zonas del parque se ha restringido por razones de conservación, el viajero dispone de una docena de rutas para disfrutar de la belleza de este espacio natural. Éstas son dos de las más destacadas:
Lagos de Saliencia y lago del Valle (La Farrapona-Valle de Lago). Uno de los itinerarios más clásicos y populares de Somiedo es el que permite acercarse a sus famosos lagos. Desde la collada de Balbarán o alto de la Farrapona, en los límites con el municipio leonés de San Emiliano, y al que se puede llegar en coche desde el pueblo de Saliencia, parte el recorrido para acceder a los lagos de La Cueva, Cerveriz y La Calabazosa, conocidos en su conjunto como los lagos de Saliencia. Si se quiere alargar la ruta, se puede continuar hasta el lago del Valle, tras atravesar la vega de Camayor y trasponer la sierra del Tarambicu, que separa las dos cabeceras glaciares. Desde este último lago se desciende a Valle de Lago para finalizar la ruta.
- Dificultad: Media
- Distancia: 14 kilómetros
- Duración: 4 h 30 min.
Valle del Pigüeña (Villar de Vildas-Braña Vieja). Una de las rutas más atractivas y frecuentadas del parque es la que recorre la cabecera del alto valle de Pigüeña, antaño uno de los rincones más apartados y perdidos de todo Somiedo. Desde Villar de Vildas, que recibió el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias en 2004, parte la pista hormigonada de uso ganadero que asciende hasta la célebre braña de La Pornacal, que con 33 ‘cabanas’ es la más grande y mejor conservada de todo el parque. Tras admirar este auténtico poblado pastoril, y sin dejar de contemplar antes el salvaje monte de Las Sendas, que queda a nuestra derecha, continuamos hasta la braña de los Cuartos o Braña Vieja, enclavada en un recóndito paraje y que conserva algunos ‘corros teitados’.
- Dificultad: Baja
- Distancia: 4 kilómetros
- Duración: 1h 45 min.
Cómo acceder
Si acude a Somiedo desde la Meseta, lo mejor es tomar la autopista de Asturias, A-66, y abandonarla en la salida a Villablino para continauar por la CL-626 hasta Piedrafita de Babia, desde donde parte la desviación al puerto de Somiedo, vía de entrada al concejo. Desde Asturias, hay que coger la N-634 (Oviedo-A Coruña) y, cerca de Cornellana, desviarse por la AS-15 hasta Puente San Martín; desde aquí se sigue por la AS-227, que remonta el río Pigüeña por Belmonte de Miranda hasta penetrar en el concejo de Somiedo por Aguasmestas. Otra posibilidad es acceder desde el concejo de Teverga por la AS-264 a través del puerto de San Lorenzo.
Información
Centro de Interpretación del Parque Natural y Oficina de Turismo. (Pola de Somiedo). Teléfono: 985 76 37 58.
Otras rutas
Ruta de Valle de Lago. El itinerario comienza en el pueblo de Valle de Lago, a donde se accede desde Pola de Somiedo tras ocho kilómetros de empinada carretera. Situado a 1.200 metros de altitud, Valle de Lago es una localidad alargada dividida en cuatro barrios: Ribaluenga, La Caleya, La Quintana y L’Auterio. Desde este último sale una pista que asciende paralela al río del Valle, el ascenso se realizará a pie, estacionando el coche antes de llegar a L’Auterio.
La pista sube entre los prados de siega instalados sobre el valle y se prosigue por una zona arbolada, para dejar atrás otro camino que arranca a la izquierda. Rápidamente se llega a una bifurcación en la que se toma el desvío a la izquierda para llegar a la Pradera del Valle y, tras una corta subida, alcanzar el denominado Lago del Valle. Sin llegar a la braña se abandona el camino principal en un pronunciado zigzag al lado de un muro de piedra y se desciende entonces por el sendero que remata contra el muro de contención del Lago, destino final de la ruta.
Datos de interés. El Lago del Valle, también conocido como Lago del Ajo, con sus 24 ha. es el de mayor superficie de Asturias. Sus actuales dimensiones son producto de las obras de recrecimiento efectuadas para el aprovechamiento hidroeléctrico en la central de La Malva. El lago se sitúa al pie de un espléndido circo glacial, origen de una lengua se extendía valle abajo.
Ruta de las Brañas de Sapiencia
Se inicia la andadura en el pueblo de Arbeyales, tomando el camino que atraviesa la aldea hasta llegar al puente sobre el Regueiru de Murias. Se prosigue por un empinado sendero que asciende, dejando el arroyo a la izquierda, y cruza la Güergola. El sendero, que ha sido empedrado por los vecinos del pueblo, discurre a través de un sinfín de cascadas. Al final de la foz y tras cruzar otro puente, el sendero se bifurca, entonces la ruta continúa por el camino de la derecha, que abandona la margen del río y asciende por la ladera en dirección a la Braña de Ordiales de Arbeyales.
En la misma Braña se toma la pista que a media ladera y entre piornales lleva a la Braña de Callao, tas cruzar el Regueiru de Castro y pasar junto a dos abrevaderos. Desde El Callao se prosigue el itinerario por la misma pista hata alcanzar la Braña de Ordiales, utilizada por los vecinos del pueblo de Éndiga. Desde este punto se disfrutan magníficas vistas del Valle de Saliencia, apreciándose el modelado glaciar de su cabecera con la característica sección en ‘U’ y, aguas abajo, el estrechamiento del valle, representativo del modelado fluvial, con sección en ‘V’. Llegado este punto, sólo resta descender hacia la localidad de Saliencia, destino final de la ruta.
Observaciones. Los visitantes que no dispongan de tiempo suficiente para realizar la ruta en su conjunto pueden disfrutar de un corto paseo desde Arbeyales a la Braña de Ordiales de Arbeyales, por la foz de la Güérgola, y regresar por el mismo camino. Una segunda opción es realizar por carretera el recorrido hasta Saliencia y ascender luego a la Braña de la Mortera de Saliencia.