Turismo activo

Una alternativa de ocio para los más aventureros
Por Yolanda A.C. 26 de agosto de 2003

El número de personas en busca de nuevas emociones es cada vez mayor, persiguen algo distinto a lo que tradicionalmente encuentran en el turismo de sol y playa, y en el turismo rural. En definitiva, algo que les permita evadirse de la rutina diaria y que les ponga a prueba. Senderismo, rutas en kayak, espeleología, descenso de barrancos, ‘puenting’, excursiones en quads, ‘paintball’ o juegos en plena naturaleza para potenciar el trabajo en equipo de los empleados de una empresa, son sólo algunas de las opciones a realizar durante el tiempo libre. Antes de contratar uno de estos servicios asegúrese que la empresa ponga a su disposición los seguros de accidente y responsabilidad civil necesarios en cada caso, y que los monitores cuenten con la preparación necesaria.

Qué es el turismo activo y de aventura

El turismo activo y de aventura es aquel que “se practica sirviéndose básicamente de los recursos que ofrece la propia naturaleza en el medio en que se desarrolle, sea éste aéreo, terrestre o acuático”, según se desprende del Decreto 146/2000, de 26 de julio, del Gobierno de Aragón.

No se trata de una práctica nueva, de hecho, en algunas comunidades se viene desarrollando desde hace diez años. Sin embargo, es en fechas más recientes cuando ha adquirido una mayor fuerza, a lo que, sin duda, ha contribuido la difusión realizada a través de Internet.

Aún no es un producto consolidado, como lo pueden ser el turismo de sol y playa e, incluso, el rural, debido, según Roberto Ramírez, director-gerente de Ociosport, una de las empresas de eventos y aventuras más antiguas de Andalucía, a que no existe una “auténtica” unión entre las empresas que conforman este sector. “Hasta ahora -asevera- no ha habido mucho apoyo por parte de las instituciones porque se trataba de una actividad emergente que no estaba estructurada”.

Cataluña y Aragón son las comunidades autónomas con más tradición en el denominado turismo activo, debido, sobre todo, a su proximidad con Francia, país pionero en esta materia. De hecho, disponen de leyes autonómicas que regulan el ejercicio de estas actividades. También se han sumado a ellas Asturias, Galicia y Andalucía, que cuenta, esta última, con una de las normativas “más modernas” y “ambiciosas”, según el responsable de Ociosport.

¿Quiénes practican el turismo de aventura?

No hay un perfil determinado de personas que se decanten por el turismo activo. Generalmente, son hombres y mujeres con un nivel medio, incluso, medio-alto, de entre 18 y 50 años, quines lo practican, según indica Ramírez, quien asegura que últimamente se ha notado un incremento de la edad. No obstante, reconoce que el mayor porcentaje corresponde a menores de 35 años, que suelen decantarse por actividades de aventura.

Asimismo, comenta que, por regla general, las personas más jóvenes son españolas, mientras que por encima de los 35 años se encuentran extranjeros. Éstos últimos suelen estar más acostumbrados a estas prácticas y, a diferencia de los nacionales, prefieren aquéllas que duren más tiempo y que ofrezcan calidad, aunque eso suponga un precio más elevado y que sean más intensas, no conformándose con un “simple” descenso de barranco.

Conviene precisar que no es necesario contar con experiencia para la práctica de este tipo de actividades ni con una preparación física especial, basta con tener motivación y espíritu de aventura; el material, los conocimientos y la seguridad necesarios serán aportados por los guías.

En definitiva, el turismo activo es practicado por todos los que sientan un especial atractivo por la ruptura total con la realidad y busquen emociones que les permitan salir absolutamente de la rutina. Y en ese posible grupo de usuarios se pueden encontrar desde particulares, pasando por escolares, hasta trabajadores de una empresa.

En cuanto a las empresas que utilizan esta fórmula para incentivar a sus trabajadores, hay multitud de ellas y de todos los sectores posibles- informa Ramírez- entre las que destacan las grandes superficies comerciales o las empresas tecnológicas, tanto de capital español como extranjero.

Problemas

Precisamente, el principal problema radica en la desestructuración del sector, que hace que haya “demasiadas” empresas que no se ajustan a la legalidad. Por ello, el gerente de Ociosport, advierte al usuario de la necesidad de informarse bien de con quién se va realizar la actividad.

En este sentido, señala que en torno al 80% de las empresas de turismo activo españolas son ilegales y, por tanto, “no pueden ofrecer ninguna garantía al usuario”, explica Ramírez, ya que “no cuentan ni con profesionales preparados ni con materiales adecuados”. Además- añade- no ofrecen seguros de accidente y de responsabilidad civil, a pesar de ser un requisito obligatorio.

Según Ramírez, en determinadas zonas de España, especialmente en la Costa del Sol, se encuentran bastantes empresas con capital extranjero -británico o estadounidense-, que “no sólo no se someten a las leyes nacionales, sino que tampoco tienen interés en hacerlo”. Por este motivo los responsables de estas empresas reclaman un mayor número de inspectores para controlar a todas estas compañías que actúan desde la ilegalidad, “robando cuota de mercado” a las que cumplen los requisitos, y sobre todo “poniendo en peligro al usuario”, lo que puede dañar la imagen del sector.

Una empresa de estas características en la actualidad no sólo debe contar con licenciados en Educación Física o técnicos en barranquismo, espeleología, etcétera, sino también con personal especializado en animación, marketing, psicología o sociología, ante la necesidad de idear actividades que sean “originales” y “únicas”. Al respecto, los empresarios al frente de estas empresas aseguran que los extranjeros valoran más la calidad y que para ellos tienen especial relevancia aspectos como que los monitores dispongan de la titulación necesaria o que los materiales sean de calidad.

Precisamente, desde las comunidades autónomas se plantean a las empresas una serie de requisitos, tales como disponer de la licencia municipal correspondiente, contar con un director técnico, disponer de monitores con conocimientos específicos o adecuados en función de la actividad de que se trate, suscribir un seguro de responsabilidad civil que cubra los posibles riesgos imputables a la empresa, otro de accidente y estar inscritas en el registro del Gobierno regional.

De igual modo, se les exige que “adopten las medidas de seguridad precisas para garantizar la integridad física de las personas usuarias y que el material esté homologado por los organismos competentes”, según se determina, por ejemplo, en el Decreto 20/2002 de la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, de 20 de enero, donde se añade que “antes de iniciar la práctica de la actividad habrá que dejar constancia de los destinos, itinerarios o trayectos a recorrer, de las medidas a adoptar para preservar el entorno en el que la actividad se realiza, los conocimientos que se requieren, las dificultades existentes y los comportamientos a seguir en caso de peligro”, además de “las medidas de seguridad previstas, los materiales a utilizar y si existe un riesgo especial”.

Actividades

En general, se trata de disfrutar del momento, desconectando por completo del estrés y la rutina, lo que puede conseguirse a través de recorridos en bicicleta de montaña, buceo, descenso en bote, escalada, esquí de río, acuático, alpino, vuelo en globo aerostático, heliesquí, heliexcursión, hidrotrineo, hidropedales, montañismo, motos de nieve, navegación a vela, paracaidismo, piragüismo, quads, turismo ecuestre, salto desde un puente, senderismo, surf, windsurf o vuelo libre, entre otras muchas posibilidades.

Pero no sólo se encuentran las típicas actividades de aventura, sino que también se incluyen otras como sesiones de ‘risoterapia’ o lecciones magistrales de taichí, además de las destinadas a que la gente se relacione entre sí o a saber quién ejerce mejor el liderazgo, quién está más capacitado para tomar decisiones o quién trabaja mejor en equipo; a superar retos ambientados en la época medieval, en los que se introducen actores y espectáculos ‘escupefuegos’, o a pasar el rato haciendo frente a riesgos como cruzar una tela de araña o un camino de minas.

Tal y como defiende Ramírez, “no se trata únicamente de hacer actividades físicas en medio de la naturaleza, sino que también se incluyen otras tan atractivas como expediciones a Marruecos, Mauritania o Senegal en busca de una persona perdida, por ejemplo, donde los integrantes no saben que se trata de un juego y se ven obligados a poner en práctica todos sus recursos”.

No obstante, lo más demandado son los descensos de barranco, la espeleología, montar en kayak, las ruta en 4×4 y el ‘paintball’ o juegos de guerra con bolas de pintura, siendo el destinatario desde una sola persona a un grupo de más de un millar. Como manifiesta Ramírez, “no hay límites, es cuestión únicamente de plantear lo que se quiere hacer”.

En relación a los precios, oscilan entre los 30 euros por persona que es lo que puede costar una ruta de senderismo hasta los 400 euros derivados de aquellas actividades que conllevan una mayor organización, como es el caso de la realizada en el entorno medieval.

Riesgos

La práctica de cualquiera de las actividades enmarcadas dentro del turismo activo conlleva, como es evidente, algún tipo de riesgo, pero, precisamente, las empresas que responden a los requisitos exigidos por la ley consiguen reducirlo al mínimo, ofreciendo siempre al cliente los correspondientes seguros. Asimismo, los usuarios están obligados a obedecer en todo momento al monitor, reservándose la organización la posibilidad de suspender una actividad si un determinado criterio, como el mal tiempo, así lo aconseja.

La utilización de profesionales para el desarrollo de las actividades garantiza la mayor seguridad. La experiencia, los recursos y la capacidad de evaluación de las situaciones que en la naturaleza puedan presentarse son esenciales para aumentar las posibilidades de éxito de las personas que acompañan. Para ello, siempre se realiza un estudio previo de todas las zonas donde se llevarán a cabo las actividades, teniendo en cuenta aspectos como la información meteorológica.

El futuro del turismo activo es, según los empresarios que trabajan en la promoción de estas prácticas alternativas “más bueno” de lo que la gente realmente cree. “El mercado va a aumentar considerablemente”, aseguran, aunque eso sí, siempre que “se apueste por la calidad tanto en los recursos humanos como en los materiales”, precisan.

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