Los turistas japoneses, poco acostumbrados a los ladrones callejeros, han sido tradicionalmente conocidos por ser una presa fácil para los amigos de lo ajeno. No obstante, desde hace trece años cuentan en Barcelona con la agencia de turismo de Takashi Shoji, un traductor dispuesto a ayudarles y prevenirles de los robos.
Al frente de Barcelona Information Centre desde 1993, Shoji ha notado que en los últimos cinco años el robo ha cambiado. «Ha disminuido mucho el número de asaltos a japoneses en Barcelona y ha cambiado la nacionalidad de los ladrones y su método», explica. A pesar de ello, cree que los japoneses aún «no saben cómo defenderse o qué hacer si les atracan».
Si los turistas acuden a la agencia cuando les han robado, Shoji no puede hacer más que facilitarles la dirección de comisaría y la del consulado japonés, por lo que él prefiere que le visiten nada más llegar a la ciudad porque así puede advertirles «para evitar el robo».
Aunque Barcelona Information Centre, que obtiene como únicos ingresos los que voluntariamente aportan los turistas por sus consultas, está situada en un entresuelo de La Rambla, los visitantes nipones la localizan fácilmente porque aparece indicada en los mapas de las guías más vendidas en Japón. Shoji, de 52 años y casado con una española, compensa el altruismo que profesa en su agencia trabajando de intérprete de guía turístico y haciendo traducciones del japonés al español.
Shoji conoce muy bien las diferencias entre el turista japonés que viaja por libre y el que lo hace con paquete vacacional. «Los que vienen por libre son jóvenes universitarios que aprovechan el fin de estudios, en febrero, para hacer un viaje porque muchos en abril ya empiezan a trabajar», mientras que los que hacen un circuito por España «van corriendo, cámara en mano» para ver lo más conocido de Barcelona, Valencia, Granada, Sevilla y Madrid en sólo ocho días, según explica este traductor.