Beneficios de viajar en familia
Se acerca el verano y con él las vacaciones más esperadas del año. Tiempo para el descanso. Tiempo para la desconexión. Y también tiempo para viajar y conocer nuevos pueblos, ciudades y países, ya sea en solitario, en pareja, con amigos o en familia.
Sí, en familia. Porque viajar con hijos cambia inevitablemente la forma en que se planifican y se viven los viajes, pero no el goce que se siente al hacerlos. “Viajar con niños lo cambia todo, pero sin duda es mejor que hacerlo sin ellos. Cambia el ritmo, es cierto, pero aporta muchas cosas, como ver el mundo a través de sus ojos, aprender juntos… Es una experiencia en familia que une mucho”, afirma la periodista Johanna Saldón, autora del blog ‘Mamás Viajeras’, referencia ineludible en los viajes en familia.
Viajar con menores requiere un cambio de mentalidad: se pierde tranquilidad y libertad a la vez que se ganan preocupaciones y cargas mentales. Ahora hay que saber lidiar con las necesidades de otras personas que todavía no están preparadas para gestionar sus emociones y muchas veces estallan si tienen hambre, si tienen sueño, si se aburren…
Sin embargo, viajar en familia es una escuela de vida para niños y niñas, una fuente de aprendizajes sobre historia, geografía y cultura que no encontrarán en ningún libro de texto. “Viajando se aprende y, lo más importante, se abre la mente. Descubrir que hay otras culturas, otros sabores, otras razas, otras creencias y costumbres. Todo esto es algo muy importante en un mundo global como el actual”, sostiene Nani Arenas, consultora turística experta en viajes en familia.
Primer paso: elegir destino de vacaciones
Después de conocer todos los beneficios que tiene viajar en familia es fácil que más de una madre y más de un padre hayan sentido la necesidad de buscar inmediatamente destino para viajar con sus hijos este verano. Antes de hacerlo, no obstante, es importante conocer que el destino y la planificación del viaje depende bastante de la edad de los niños y, sobre todo, de su grado de madurez. Y también de otros factores, como el presupuesto que tengamos, el tiempo del que dispongamos y los intereses de los menores.
“No es lo mismo que viajes con un bebé que con niños de ocho años o más. La edad influye en la elección del destino tanto en cuanto a comodidad como en cuanto a la forma en la que pueden disfrutar ellos”, explican desde la ONG Educo. Una opinión que comparten las expertas consultadas.
- “Con niños pequeños yo buscaría destinos más enfocados en la naturaleza, para que puedan correr y jugar mucho. Lugares con climas templados, tipo Asturias, Euskadi, Cantabria o Portugal. Y en verano, con playa”, aconseja Johanna Saldón.
- “Con niños un poco más mayores creo que hay que buscar destinos más exigentes, un choque cultural que les obligue a abrir la mente, a conocer otras formas de vida”, recomienda.
A este consejo, se une el de elegir países con un buen sistema sanitario (y con una buena situación sanitaria en general). “Los niños y niñas se pueden poner enfermos durante el viaje y hay que asegurarse de que podrás tener acceso a una atención sanitaria adecuada”, añaden desde Educo.
También se aconseja huir de aquellos lugares con lluvias torrenciales o calor extremo. El frío tiene mejor solución, pero en todo caso hay que tener en cuenta el clima del lugar de destino, porque condiciona mucho cualquier viaje, pero especialmente si es con niños.
Segundo paso: planificación
Elegido el destino, llega el momento de organizar el viaje. La planificación, coinciden las expertas, siempre es importante, pero cuando ese viaje es con niños, resulta primordial. “Creo que es fundamental tener un planning marcado para improvisar lo menos posible, porque esta situación con niños genera mucho estrés. Pero también hay que ser flexibles. La flexibilidad es la regla básica del éxito de un viaje. Si en el destino vemos que lo que llevábamos pensado no funciona, hay que estar dispuesto a cambiar la ruta o lo que haga falta. La felicidad familiar está por encima de ver más y más cosas”, apunta Saldón.
A esa flexibilidad, Nani Arenas añade la importancia de mezclar planes que sean más de interés de los adultos con otros que sepamos que van a encantar a los niños, como parques, visitas a museos infantiles…
También se aconseja a la hora de planificar la ruta evitar los viajes muy largos. Se recomienda trazar recorridos, por lo general, de no más de dos horas de coche al día para que se hagan llevaderos para todos.
🏡 Escoger alojamiento
Por último, otro aspecto esencial es la elección del alojamiento. Una tarea no siempre fácil. “El problema es que no hay muchos destinos adaptados a este segmento. Por ejemplo, en España hay pocos hoteles con habitaciones familiares y en muchas ocasiones te ves obligado a coger dos habitaciones, lo cual supone un desembolso mayor”, lamenta la consultora turística.
Partiendo de esa base, los apartamentos turísticos se presentan como una alternativa ideal para las familias, ya que, además de que suelen ser más económicos y más amplios, permiten la opción de preparar desayunos y cenas en casa y ahorrarse otro buen pellizco de dinero.
Tercer paso: la motivación
“La motivación es una gran herramienta en los viajes con niños y a mí me funciona muy bien”, afirma Johanna Saldón, que explica que antes de ir a cualquier destino les cuenta a sus hijos los sitios más atractivos que van a visitar, ven vídeos en YouTube y leen historias al respecto. “Así ellos llegan al destino con la ilusión en máximos”, apunta.
Ya en el destino es fundamental ir buscando cada día un plan que les guste especialmente a los más pequeños. “Son pequeñas recompensas de felicidad que les hagan estar contentos en los planes que a lo mejor no les gustan tanto. Por ejemplo, si por la mañana tienes una ruta para ver monumentos en la ciudad, por la tarde busca un museo para niños, un recorrido en barco por los canales o un paseo en bici por una zona bonita”, recomienda Saldón.
🗺️ Pasaporte lúdico
Precisamente para fomentar la motivación de sus hijos con los viajes, Julia Iriarte, psicóloga y autora del blog ‘Bebé a Mordor’, empezó a desarrollar hace unos años una manera de gamificar la experiencia. Lo hizo a través del pasaporte lúdico, un cuaderno de actividades para viajes que funciona como “una herramienta motivacional basada en una gamificación analógica en la que el aprendizaje de distintos conocimientos del viaje (ciudades, personajes históricos, monumentos, fauna o gastronomía) se incorporan mediante elementos lúdicos: narrativa, colección de pegatinas, acertijos, subidas de niveles, pasatiempos…”.
Cuenta Julia que lleva ya seis años creando pasaportes lúdicos para sus viajes y que sus hijos los esperan cada año con más ganas. “El día a día en países lejanos como Malasia, Camboya o Japón lo viven con gran interés, porque saben que el reto está en aprender más sobre el destino. Gracias al pasaporte lúdico prestan más atención a su entorno, se hacen más preguntas sobre los personajes de los que oyen hablar y experimentan cada hora como un juego”, concluye.