Madrid, Extremadura, Álava, Ciudad Real… son regiones que no tienen costa, pero sí playas. En el interior de España también hay aguas de baño donde poder ponerse a remojo durante las sucesivas olas de calor de este verano. ¿Dónde ir? En este artículo se recogen algunas de las mejores playas de agua dulce de nuestro país, ocho propuestas refrescantes que van desde el pantano madrileño de San Juan y las lagunas manchegas de Ruidera hasta el Lago de Sanabria, en Zamora.
Viajar este verano: playas de Orellana, Castilla y Ruidera
Si se desea pasar un agradable y fresquito día de playa, el pantano de Orellana (Badajoz), los «mares de Castilla» (Guadalajara) y las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real y Albacete) son idóneos. En sus zonas de baño hay merenderos, cafeterías, aparcamientos, aseos, áreas para niños…
La costa dulce de Orellana, además, tiene bandera azul. Por sexto año consecutivo, ha logrado por la calidad de sus aguas uno de los 678 galardones concedidos en esta edición a las playas y puertos deportivos de nuestro país.
Los «mares de Castilla» (lago de Bolarque y los embalses de Entrepeñas y Buendía) son estupendos para desarrollar actividades naúticas en familia. Además, en Bolarque hay una playa bien acondicionada y con fácil acceso, como las 16 lagunas comunicadas entre sí de Ruidera, con siete zonas de baño entre cascadas y torrentes.
Playas deportistas: pantano de San Juan, Sanabria y Landa
El Pantano de San Juan (Madrid), el de Landa (Álava) y el de Sanabria (Zamora) son playas de interior muy dedicadas a los deportes. Se puede hacer curso de vela, montar en canoas y practicar otros muchos deportes acuáticos como surf, piragüismo, kitesurf y esquí acuático.
Además de practicar deportes, en estas tres playas es un placer darse un buen chapuzón. En el Pantano de San Juan, único embalse de la Comunidad de Madrid en el que está permitido el baño, hay unos 14 kilómetros de playa. En el de Landa (embalse de Ullibarri-Gamboa), a solo 15 kilómetros de Vitoria-Gasteiz, el fango y las algas han sido sustituidas por piedra y gravilla y es muy apreciado por alaveses y guipuzcoanos. En el Parque Natural del Lago de Sanabria también es posible zambullirse en alguna de sus playas artificiales o sus recodos de piedra.
Playas divertidas en Madrid y Zaragoza, pero de pago
En Madrid y Zaragoza también hay playas muy divertidas para combatir el calor, aunque tienen la pega de tener acceso de pago.
En Madrid, en Parla, se puede pasar un día de «playa» en lo que, en realidad, es una piscina de agua salada con más de 3.000 metros cúbicos, rodeada de arena. Tiene tres zonas: una para los más pequeños, otra general y una tercera cuyo acceso es un tobogán gigante.
En Zaragoza combaten el calor extremo con su playa fluvial, de más de 15.000 metros cuadrados. La «playa del Ebro» está en el lugar donde estuvieron los pabellones de la Exposición Universal del año 2008, en el Parque Metropolitano, en el meandro Ranillas. Su suelo es de arena de playa y tiene un área de juegos acuáticos, además de contar con una reservada para deportes como el voley-playa. También dispone de aseos, hamacas, vestuarios y una cafetería.
Las playas de interior son parajes asombrosos y una opción estupenda para divertirse y darse un buen baño. Sin embargo, cada año hay que lamentar algún ahogamiento en estas aguas en apariencia tranquilas. Hasta el pasado 3 de julio, 75 personas habían muerto ahogadas este año, según la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes DIA y la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), de las que el 46,7% fallecieron en junio. Cinco personas más murieron el 5 de julio… y, como señalan desde la RFESS, el aumento es progresivo en los meses de verano.
La ley marca en qué zonas se permite el baño, según criterios de salud y conservación medioambiental. Para evitar sustos en las playas de interior, Protección Civil y el servicio de emergencias 112 dan una serie de pautas como bañarse solamente en zonas donde se permita y estén vigiladas, en las que se vea bien el fondo; localizar el punto de socorro; mirar si hay carteles de peligro; tener un móvil a mano; y no bañarse en zonas delimitadas para el deporte. La apariencia tranquila del agua dulce resulta engañosa y puede ocultar movimiento bajo la superficie, remolinos o cambios de profundidad importantes.