Un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) sobre la inflexibilidad del modelo de vivienda en España revela que para los jóvenes el alquiler de un piso resulta un 3,6% más caro que la compra. Funcas destaca que el modelo actual favorece la compra, lo que retrasa la edad de emancipación y frena la tasa de natalidad. El trabajo recuerda que la demanda potencial de arrendadores asciende a más de ocho millones de personas.
Los jóvenes emancipados de 20 a 24 años de edad pagaban en 2005 por su alquiler una media de 452 euros al mes, mientras que aquellos que optaron por la compra con hipoteca afrontaban una letra mensual promedio de 436 euros. Una diferencia del 3,6% (16 euros al mes o 192 euros al año).
El informe subraya que el arrendamiento es la opción «más racional», pero el 90% de los jóvenes prefiere un piso en propiedad porque España es un «país de la propiedad», consecuencia de un régimen fiscal que ayuda a optar por la compra. Varias son las razones. Entre ellas, apunta, la elevada inseguridad jurídica de los propietarios, que llevan las de perder ante los inquilinos morosos; las favorables condiciones de financiación (con los tipos de interés en mínimos históricos), o la escasa oferta de vivienda pública en alquiler en los últimos planes estatales.
Incentivos fiscales
A esto se suman los incentivos fiscales por la compra de vivienda en el impuesto de la renta o el IVA. El gasto de deducción representa el 66% del gasto público total en vivienda (con datos de 2003). La consecuencia es la sobreinversión en bienes inmobiliarios. «Estos argumentos son los que avalan la idea de la existencia en España de una economía política favorecedora de la propiedad», señala Teresa Jurado, profesora de Sociología de la Universidad a Distancia (UNED) y autora del informe.
Este marco resulta difícil de comprender si se tiene en cuenta la previsión de demanda de alquiler que maneja el estudio, que cifra en casi ocho millones el número de personas (jóvenes, inmigrantes, hogares monoparentales, separados y divorciados) susceptibles de acceder a un arrendamiento.
Así las cosas, concluye, las dificultades en el ámbito laboral y en el de la vivienda han hecho que la edad media del primer matrimonio de eleve hasta 28,1 años (23,5 años en 1980) o que el promedio de edad de las mujeres que tienen su primer bebé haya subido desde los 24,6 años de 1980 a algo más de los 30.
Así las cosas, concluye, las dificultades en el ámbito laboral y en el de la vivienda han hecho que la edad media del primer matrimonio de eleve hasta 28,1 años (23,5 años en 1980) o que el promedio de edad de las mujeres que tienen su primer bebé haya subido desde los 24,6 años de 1980 a algo más de los 30.