Las hipotecas serán más caras
Para empezar, el incremento de los tipos provocará una subida del euríbor, que es el índice que representa el interés medio al que las entidades europeas se prestan dinero entre ellas. Como es lógico, si estos bancos tienen que pagar más por financiarse a través del Banco Central Europeo, aumentarán el interés que aplican sobre sus préstamos interbancarios, lo que tirará al alza la cotización del euríbor.
En España, el euríbor se utiliza para calcular los intereses de las hipotecas variables. Por lo tanto, si este índice sube, estos productos se encarecerán y los hipotecados a tipo variable deberán abonar a unas cuotas más elevadas.
Eso, a su vez, llevará a la banca a subir los tipos de sus hipotecas fijas, pues querrán desincentivar su contratación en favor de las variables (con las que esperan ganar más dinero a medio plazo).
De hecho, este encarecimiento de las hipotecas ya ha empezado a producirse. En previsión de que el BCE subiría sus tipos en verano para contener la inflación, los bancos llevan seis meses aumentando los tipos de sus préstamos interbancarios, lo que ha disparado el euríbor del -0,477 % que registraba en enero al 0,852 % con el que cerró junio. El incremento de este índice ha encarecido las hipotecas variables y, de rebote, también las fijas; una tendencia que se acelerará cuando el Banco Central Europeo materialice la subida de sus intereses.
La banca endurecerá sus requisitos de aprobación
Por lógica, si el precio de las hipotecas sube, quienes contraten uno de estos productos deberán contar con unos ingresos mayores para poder hacer frente a las cuotas mensuales. Los bancos, por lo tanto, analizarán con más detalle las solicitudes de sus clientes para comprobar su solvencia.
¿Y qué requisitos habrá que cumplir para conseguir una hipoteca? Para empezar, será imprescindible contar con un trabajo estable en un sector sólido, como el de la informática o el de las nuevas tecnologías. También cobrar un sueldo que permita pagar las mensualidades del préstamo sin problemas (que las cuotas no superen el 35 % de los ingresos mensuales) y tener ahorrado en torno a un 30 % del precio de la vivienda.
Reunir todas estas condiciones será aconsejable no solo para obtener la aprobación, sino también para no tener dificultades en el futuro. Cabe recordar que el hipotecado puede perder su vivienda, si es incapaz de pagar las mensualidades en la fecha acordada. Por ello, solo debe contratarse una hipoteca si se es solvente, sobre todo en un contexto de incertidumbre económica como el actual.
Se contratarán menos hipotecas
Si las hipotecas se encarecen y la banca se muestra más estricta con sus clientes, es lógico pensar que se solicitarán menos productos de este tipo en los próximos meses. Y si la demanda baja, también lo hará la contratación de préstamos hipotecarios, que este año llevaba camino de alcanzar niveles no vistos desde la crisis económica del 2008.
El hecho de que se contraten menos hipotecas provocará, a su vez, que se compren menos casas, lo que puede llevar a los vendedores a reducir los precios para estimular la demanda. Esto, sin embargo, podría compensarse con el alza de los costes de construcción, que puede encarecer las viviendas de obra nueva y, de paso, también los inmuebles de segunda mano.