Con un coste un 60% inferior que los sistemas tradicionales, esta nueva modalidad de construcción modular busca hacerse un lugar en el mercado. Aunque brinda las mismas prestaciones que una casa tradicional en cuanto a robustez y capacidades de aislamiento térmico y acústico, no está exenta de cumplir con el Código Técnico de Edificación y las correspondientes habilitaciones municipales.
En la misma línea de viviendas alternativas que proponen las casas prefabricadas, las viviendas modulares y los contenedores, las viviendas mecano buscan hacerse un lugar en el mercado de la construcción, como una forma ágil, barata y versátil de acceder a un hogar. El sistema que replica a gran escala el viejo juego mecano llegó al gran público por parte de una empresa constructora que se inspiró en las estructuras auxiliares que se utilizan como oficinas y residencia de los servicios de vigilancia en las grandes obras en construcción. De esta manera, una estructura con un uso transitorio y acotado a unas pocas necesidades devino en esta incipiente propuesta arquitectónica que -por 800 euros de coste por cada metro cuadrado-, da la posibilidad de acceder a una vivienda residencial.
Versatilidad por medio de llaves y tuercas
Las casas mecano parecen distinguirse por un estilo propio que puede moldearse según el criterio del propietario. Ésta es la principal diferencia con los contenedores, de estructura estandarizada, y con las casas prefabricadas, que aunque cada vez destacan por una mayor variedad de diseño, abundan en una oferta basada en modelos cerrados y limitados.
Es una construcción en seco cuyas posibilidades de conformación de los espacios son casi infinitas
Es una construcción en seco, mediante el montaje de elementos prefabricados y concebidos como partes de un mecano: autorregulable y con multitud de posibilidades en cuanto a su forma, a su diseño y a proyecciones futuras, que se anclan al suelo con tornillos y por medio de unas patas de acero. Su base estructural consiste en un sistema de perfilería de chapa de acero galvanizada, con las uniones atornilladas, disponibles en medidas desde 9 cm a 3,60 m. Sobre este esqueleto se colocan, también en diferentes medidas estandarizadas, las piezas para constituir los sistemas de forjado, cerramientos y techos.
Su principal fortaleza es que las posibilidades de conformación de los espacios en el momento del diseño son casi infinitas, con elementos de cubierta y acabados con una gran variedad estética. De esta manera, permiten la ampliación mediante el añadido de módulos en casas construidas bajo este sistema o mediante la construcción tradicional. Las paredes, de 11 centímetros de grosor, están conformadas por poliuretano con chapa de acero a ambos lados, lana de roca y pladur. En algunos modelos, un panel de sándwich de acero con base de poliuretano completa la estructura para brindar mayor aislamiento térmico.
Permisos y habilitaciones
Las casas mecano se pueden adquirir por 800 euros el metro cuadrado. De esta manera, el valor de una casa de 50 metros cuadrados rondaría los 40.000 euros, contra los más de 100.000 euros que demandaría hoy la construcción de un espacio similar mediante el sistema tradicional. Su tiempo de montaje es una de las características más destacables: una vivienda de 50 metros cuadrados se monta en tan solo un mes.
Además del tiempo de obra, otra de las peculiaridades de este producto que destacan los reclamos publicitarios es la agilidad para conseguir los permisos para la ejecución de la obra. Algunas empresas remarcan, incluso, que carecen por completo de permiso de obra.
Demandan una habilitación por parte de los ayuntamientos para poder acceder a servicios como electricidad y agua
Sin embargo, esto no es así. Numerosos foros de arquitectos e ingenieros basan sus críticas a las casas mecano en este punto. En primer lugar, porque aunque tienen consideración de un bien móvil -como sería una caseta o una tienda-, al tener vocación de permanencia y contar con una cimentación, requieren una serie de permisos que varían en cada comunidad autónoma.
En segundo lugar, porque demandan una habilitación por parte de los ayuntamientos para poder acceder a servicios como electricidad y agua. De esta manera, más allá de los permisos particulares que se exijan según el tipo de construcción en cada comunidad autónoma, se requieren una serie de trámites y de servicios de profesionales que habrá que sumar a los costes de obra:
- La inscripción de la obra en el registro de la propiedad.
Firma de finalización de la obra por parte del colegio de arquitectos, que permitirá acudir al ayuntamiento para que envíe un arquitecto municipal que inspeccione el lugar y otorgue la aprobación para obtener la cédula de habitabilidad, necesaria para dar de alta los servicios básicos (luz, agua, gas).
Una vez hecho esto, acudir al Registro de la Propiedad para la declaración de obra finalizada.
Por esta razón, algunas empresas que comercializan este sistema de construcción aclaran que los costes de licencias, proyectos, planos y contratación de profesionales se pueden «reducir bastante» en el mejor de los casos. Por otra parte, aunque los sistemas de construcción de carácter transitorio no cuentan con una normativa específica que los regule, sí deben adaptarse a la normativa de cada comunidad autónoma o municipio y al Código Técnico de la Edificación (CTE): el marco normativo que establece para toda España las exigencias de seguridad y habitabilidad que deben cumplir los edificios, según la Ley 38/1999 de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación (LOE).
La normativa, aprobada en 2006, determina una serie de exigencias básicas de habitabilidad, que deben garantizar «los agentes que participan en el proceso de edificación». De esta manera, el CTE establece unos requisitos básicos de «seguridad estructural», «seguridad en caso de incendio», «seguridad de utilización», «higiene, salud y protección del medio ambiente», «protección contra el ruido» y «ahorro de energía y aislamiento térmico». El cumplimiento de esta normativa está a cargo de quien ejecuta la obra, cualquiera que sea su método o su coste final.