Aunque en muchos lugares de Europa y, sobre todo, en Estados Unidos, las construcciones prefabricadas son una solución muy empleada para la compra de una casa, en España aún no está demasiado extendido su uso. Bien es cierto que en nuestro país es habitual el levantamiento de naves o pabellones industriales usando partes prefabricadas.
Se trata de una clase de construcciones en las que los componentes ya están realizados y tan sólo hay que ensamblarlos sobre el terreno. El uso de materiales prefabricados reduce los costes bastante, lo que convierte a las casas prefabricadas en un tipo de residencias económicamente asequibles.
No obstante, hay que tener en cuenta que se necesita un terreno sobre el que edificar, por lo que antes de decantarnos por esta opción hemos de plantearnos si los costes nos compensan.
Otro asunto es la calidad de los componentes. Existen prejuicios contra este tipo de edificaciones, ya que se las toma por casas «temporales» y poco estables, propensas a los problemas de humedades, poco resistentes a las inclemencias del tiempo.
Sin embargo, aunque una casa prefabricada nunca será tan sólida como una construcción de cemento o madera afianzada en cimientos, en los últimos años la calidad de los materiales ha mejorado de manera notable y puede decirse que se trata de edificaciones resistentes. Eso sí, su uso debe condicionarse a las características climáticas y geográficas del terreno disponible.
Una de sus mayores ventajas es la rapidez en la construcción. No se tarda demasiado en ensamblar los componentes de una casa prefabricada, con lo que el usuario puede empezar a disfrutar de su vivienda de manera casi inmediata. Además, se gana en seguridad, puesto que el encaje de piezas modulares limita el trabajo constructivo de riesgo: apenas hay que emplear andamios, se necesita menos manos de obra etc.