Cohousing o viviendas colaborativas para mayores: envejecer en comunidad, sin perder independencia

El 'cohousing' se basa en comunidades colaborativas autogestionadas, donde los residentes conservan su independencia al tiempo que comparten servicios y recursos
Por Sonia Recio 4 de octubre de 2023
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En España hay 9,7 millones de mayores de 65 años, el 20 % de la población, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los próximos años, esta cifra experimentará un crecimiento exponencial: en 2050 más del 30 % de la ciudadanía superará esa edad. La proyección demográfica resalta el desafío que enfrenta la sociedad en términos de atención y cuidado de la población mayor. Para aquellos que desean mantener su independencia en sus hogares, pero anhelan la compañía de otras personas de su misma generación, el cohousing o vivienda colaborativa es una solución muy interesante.

Cohousing para personas mayores: cómo funciona

En este modelo de convivencia, los residentes mantienen su autonomía y gestionan sus necesidades en conjunto. Estas comunidades ofrecen un entorno que promueve la colaboración y la interacción social, al tiempo que brindan un espacio privado y seguro.

“Es una nueva manera de vivir y entender la vejez”, expone Félix Martín, secretario general de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop). El cohousing es una comunidad colaborativa autogestionada en la que sus miembros conviven en un entorno que han promovido y diseñado, formado por unidades habitacionales privadas y espacios comunes —como salas de juego, lavandería o huerto— para compartir actividades, servicios y cuidados.

➡️ Dónde nace y cómo llega a España

El origen de estas viviendas colaborativas se remonta a los años sesenta. En Dinamarca surgió el modelo Andel, un grupo de personas que convivía en un conjunto residencial bajo la fórmula de cooperativa. Desde aquí se extendió a los países del norte de Europa para llegar en los años ochenta a Estados Unidos que, junto con Canadá, es donde más se ha desarrollado como fórmula residencial para mayores.

Según explican desde Hispacoop, aunque la inspiración del cohousing en España proviene del modelo nórdico, hay una diferencia clave: en nuestro país, las personas pueden vivir en esta fórmula residencial hasta el final de sus días, mientras que en el modelo nórdico, cuando requieren cuidados adicionales, se trasladan a residencias y abandonan la comunidad.

En los últimos años, el cohousing ha ido ganando reconocimiento en la sociedad y ha habido un aumento en la formación de grupos de personas unidas en cooperativas para llevar a cabo distintos proyectos. Sin embargo, fue a partir de la pandemia cuando experimentó una expansión sorprendente, no solo entre las personas mayores —debido a la situación vivida en las residencias—, sino también en la Administración. “Algunas comunidades autónomas han empezado a interesarse y promover el cohousing, apoyando con una nueva legislación este novedoso modelo de vida, cediendo terrenos y autorizándolo como centro de servicios sociales”, apunta Félix Martín.

Dónde hay cohousing en España

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Imagen: Kampus Production

Actualmente, Hispacoop tiene registradas 10 comunidades en funcionamiento en España y una veintena en distintas fases de desarrollo. La mayoría de estos proyectos están ubicados en entornos rurales, cercanos a las ciudades, donde la adquisición de terrenos resulta más económica. Sin embargo, también existen comunidades en urbes como Málaga, Huelva y Valladolid.

“Se está extendiendo en España como una solución que se plantea la población mayor para poder decidir ellos mismos cómo y con quién quieren vivir el resto de sus vidas, evitando así la soledad o el ser una carga para sus hijos. Apuestan por un envejecimiento activo en compañía de sus amigos”, apunta el secretario general de Hispacoop.

Cómo se accede

El cohousing es un tipo de comunidad en la que las personas viven juntas en un mismo lugar, pero en vez de ser propietarios de sus viviendas, comparten el uso de las mismas a través de un acuerdo cooperativo. En la mayoría de comunidades, cada miembro tiene un voto y participa en la toma de decisiones sobre cómo se administra y se utiliza el espacio compartido.

Para participar en estas viviendas colaborativas lo mejor es integrarse en una cooperativa desde el principio, para así involucrarse en la concepción del proyecto y en su desarrollo. También es posible adquirir un derecho de participación de una comunidad ya existente cuando uno de sus miembros renuncia.

Cuánto cuesta una vivienda colaborativa

Los residentes contribuyen económicamente al proyecto mediante un pago inicial para ingresar y una renta mensual destinada a cubrir los gastos de suministros y servicios.

¿Cuánto cuenta acceder? No hay un precio estándar, ya que cada proyecto es independiente en términos de costes y servicios que ofrece, por lo que depende de factores como el valor del terreno o el tipo de construcción, lo que determina en gran medida la cuota de ingreso. En general, los precios oscilan entre los 100.000 y los 250.000 euros.

Las cuotas mensuales también varían y pueden ir desde los 350 euros hasta los 900 euros. Esa cantidad cubre tanto los gastos individuales (calefacción, agua y electricidad) como los servicios comunes que subcontratan, por ejemplo, jardinero, limpieza, comedor, lavandería o monitores de entretenimiento.

Vivienda regulada como cooperativa

En la gran mayoría de las comunidades autónomas, la forma jurídica principal utilizada por los cohousing es la cooperativa de consumidores y usuarios. Por ello, los aspectos jurídicos y fiscales que les afectan son los propios de una cooperativa, en base a la ley de cooperativas de su región.

El Plan Estatal para el Acceso a la Vivienda 2022-2025 ya reconoce esta modalidad residencial, pero es responsabilidad de las comunidades autónomas dotarlas de presupuesto. “El resultado ha sido que no todas han optado por este modelo de vida. Tan solo Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Galicia y Valencia han dotado al programa de presupuesto”, denuncia Martín.

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Imagen: Ivan Samkov

Sin contar con el respaldo de la Administración para la promoción, el cohousing se convierte en un modelo costoso. Adquirir (y localizar) el terreno adecuado es uno de los principales obstáculos. Según Hispacoop, las viviendas colaborativas actualmente en funcionamiento están conformadas en su mayoría por personas con recursos económicos.

Pero hay esperanza. Un mayor conocimiento del cohousing está haciendo cambiar de parecer a algunos ayuntamientos, que empiezan a ser más flexibles a la cesión de suelo público para estos proyectos. Especialmente los consistorios de las poblaciones pequeñas “están viendo en las viviendas colaborativas una oportunidad de asentamiento de población y posibilidades de creación de empleo”, destaca Martín.

🔴 Asesoramiento y acompañamiento integral

En ausencia de suelo público, la alternativa es adquirirlo a propietarios privados. Para facilitar este proceso, hay empresas que brindan asesoramiento y acompañamiento integral, desde el estudio de viabilidad y las reuniones informativas iniciales hasta la constitución de la cooperativa, la búsqueda de financiación, la adquisición del suelo, la construcción, la obtención de permisos y la gestión del complejo una vez en funcionamiento. Estas empresas pueden contar con suelos disponibles y actuar como gestoras de cooperativas de vivienda, ofreciendo proyectos llave en mano.

Desde Hispacoop señalan que el periodo medio de maduración de un proyecto de cohousing es de unos 10 años, necesarios para trabajar la cohesión del grupo. “La comunidad de personas tiene que decidir sobre innumerables asuntos, tanto jurídicos y arquitectónicos como sociales. Todas estas decisiones se tienen que tomar consensuando posiciones, aceptando las de otros y aportando soluciones propias. Cuanto mejor se trabaje, más se debata, más cohesión de grupo habrá”, reflexiona Martín. Antes de dar el paso hay que sopesar los pros y los contras: por descontado, no todas las personas pueden adaptarse a este modelo de convivencia.

Cómo se puede salir del cohousing

Depende de la cooperativa. Lo habitual es que cuando un socio abandona, se le reembolsa la aportación que hizo para la compra construcción del cohousing. Los estatutos regulan cómo se le devolverá esa cuantía.

De esta forma, el nuevo socio deberá abonar el importe que la cooperativa tenga fijado para acceder, que viene a ser similar al que se ha abonado al socio saliente. Esa cantidad también pueden actualizarse, pero eso dependerá de cada comunidad.

En caso de fallecimiento, también depende de lo que se indique en los Estatutos. En algunos casos los herederos no tienen derecho a esa propiedad, que vuelve a la cooperativa. En otras sí sería posible traspasar la vivienda mediante herencia o vendiendo el derecho a través de la comunidad. Y es que cada cohousing tiene sus propias reglas y estatutos

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