Aunque en algunos casos el único culpable del mal servicio prestado es la propia compañía, en muchos de ellos, detrás de la insatisfacción del cliente se esconde una deficiente información de las coberturas y exclusiones de la póliza «Multirriesgo Hogar».
Las entidades aseguradoras suelen ofrecer este producto en el que bajo un solo contrato se aseguran los principales riesgos que afectan a la vivienda como incendios, roturas por aguas, robos, roturas de espejos, daños estéticos,… éstos dependerán de las coberturas que apliquen las diferentes compañías, que vendrán recogidas en las condiciones del contrato.
Sin embargo, pocos son los que se han leído las condiciones de la póliza que han contratado, lo que posteriormente ha originado conflictos entre las aseguradoras y los titulares de las pólizas multirriesgo. No en vano, este tipo de seguros causa la tercera parte de las reclamaciones recibidas en la Dirección General de Seguros.
Para evitar tener que llegar a esta situación es recomendable seguir las siguientes indicaciones:
– No basta con comparar precios. Resulta fundamental examinar las coberturas porque ante un mismo supuesto de cobertura de capitales, las compañías establecen diferencias importantes. Cada una fija su baremo de indemnizaciones, así como sus límites, cláusulas específicas, franquicias y exclusiones.
– El precio de una póliza multirriesgo depende, lógicamente, del valor asegurado, pero, a su vez, intervienen otras cuestiones que cada compañía valora de forma subjetiva y que influirán en el precio final tales como: uso de la vivienda (primera o segunda vivienda), tipo de vivienda (piso o chalet) o tipo de población (siniestralidad, existencia de un parque bomberos,.), entre otras.
– Se debe ser precavido a la hora de valorar los bienes. Los errores en este sentido son frecuentes y los expertos los achacan a la tendencia a valorar únicamente aquellos bienes en los que se aprecia un riesgo evidente de ser robados, olvidando aquellos otros que aún siendo objetos de valor no parecen ser susceptibles de robo. Así, se suelen ocasionar dos problemas al contratar un seguro de hogar: el sobreseguro y su contrario, el infraseguro.
Para evitar tener que enfrentarse a este tipo de situaciones, de forma que en caso de siniestro la póliza sea realmente útil, se recomienda realizar una valoración lo más fiable posible de la propiedad, dejándose asesorar por expertos sobre cuál es el valor óptimo a asegurar. Para ello, es preciso diferenciar dos conceptos básicos:
– Continente : Son los elementos que constituyen la vivienda antes de amueblarla, es decir, las puertas y las ventanas, las paredes, los techos, etc. El importe a asegurar correspondería al coste de reconstrucción de la vivienda.
– Contenido : Es el conjunto de muebles y bienes personales que se encuentran dentro de la vivienda, y que una vez valorados se desea asegurar.
El continente, no suele plantear problemas a la hora de valorarlo, puesto que las compañías disponen de una serie de tablas en las que se establece el valor del metro cuadrado construido en función del tipo de vivienda, la ubicación, las calidades de construcción… Sin embargo, el contenido suele ser mucho más problemático.