El feng shui es el arte oriental que estudia la disposición, orientación, color y materiales idóneos de los elementos en el entorno, y por tanto en el hogar, para obtener una óptima circulación de la energía (denominada chi ). Los dormitorios, como escenario para dormir, para la vida en pareja y a menudo para estudiar o trabajar, son una de las estancias que más encomienda cuidar el feng shui.
Según esta disciplina, el dormitorio debe ser utilizado sólo para dormir y para hacer el amor. Esto hace evidente una de las reglas básicas: no utilizar el dormitorio como estudio o despacho y prescindir de todo mobiliario y aparatos eléctricos que no sirvan para desarrollar las dos actividades anteriormente mencionadas.
Los aparatos eléctricos como el televisor, el ordenador, la radio e incluso el teléfono móvil, producen campos magnéticos que pueden alterar el sueño. Además, pese a que sea una costumbre muy extendida ver la televisión en la cama antes de dormir, ese hábito resulta también perjudicial de cara a un buen descanso. Si de todas formas se desea tener una televisión en el dormitorio, el feng shui recomienda mantenerlo dentro de un mueble con puertas (preferiblemente de madera) y cerrarlas siempre que el televisor no esté encendido. Así mismo, es importante apagar todas las regletas y también los aparatos electrónicos, evitando dejarlos en estado stand by. Esto, además de ayudar a reducir el gasto energético, hará que disminuya el flujo de electricidad.
Por otra parte, utilizar el dormitorio como estudio o despacho hace que se mezclen energías y se cree un ambiente de estrés que no ayudará a relajarse al final de la jornada. No obstante, si por problemas de espacio es necesario, conviene que los muebles como el escritorio sean de madera y reducir el uso del ordenador. Además, para un buen desarrollo de la actividad profesional o de estudio, el escritorio no debe estar dispuesto de manera que al sentarse demos la espalda a la puerta, porque eso generará un estado de permanente alerta.
Una buena idea puede ser separar los espacios de dormir y de trabajar con un biombo. Así, aunque no afecte al problema de las energías, se delimitarán de manera más clara los espacios reservados para cada función y se evitará que ver la cama nos desconcentre al trabajar o que ver el escritorio nos intranquilice al dormir.
El centro de todo dormitorio es la cama. Esta debe estar orientada hacia el norte y ser de madera. No debe estar muy expuesta a la puerta ni debajo de la ventana pero tampoco dar la espalda a ellas porque, al igual que con el escritorio, esto creará una intranquilidad que perturbará el sueño. Además, se recomienda que la cama sea alta y que esté separada de la pared, para que de esa manera circule mejor la energía. El feng shui se inclina por camas con esquinas redondeadas y recomienda evitar las vigas en el techo, que hacen que la energía rebote, y los cuadros en la cabecera, que provocan conflictos.
Cuanto más ordenada y libre de elementos innecesarios esté la habitación mejor circulará la energía, lo que hace ideal el estilo minimalista. Se deben evitar las luces intensas, las corrientes y los espejos (que se podrán instalar dentro de armarios), y optar por materiales naturales para los muebles y ropa de cama frente a los industriales y sintéticos.
En cuanto al color de las paredes, el feng shui coincide con la colorterapia: la regla general es apostar por colores suaves. Elegiremos entre el azul (favorece los sueños agradables), el rosa pastel (bueno para la pareja) y los beiges y ocres (relajan el ambiente), y evitaremos el negro (que deprime) y el rojo (que excita y fomenta la agresividad).