Los pisos compartidos, con derecho al uso de la cocina y el baño, fueron durante los años sesenta y setenta casi exclusividad de las personas que emigraban desde su pueblo o ciudad de origen para trabajar durante una determinada temporada. Así, las grandes ciudades eran ocupadas por una franja de inquilinos que, lejos de considerar su nueva residencia como estable, las ocupaban como un lugar de paso o como un alojamiento en el que vivir algunos pocos años. Este modelo, que más tarde fue el escogido mayoritariamente por los estudiantes, es hoy una de las formas en la que se ha reestructurado la ocupación de vivienda en algunas grandes ciudades españolas ya que, tal y como asegura un informe de uno de los mayores portales inmobiliarios de España, sólo el 30% de quienes buscan compañeros de piso son menores de 26 años.
Compartir la vivienda
Muy atrás queda la imagen de una viuda o una familia que alquila las habitaciones de su hogar, con derecho a cocina y baño, a trabajadores llegados de fuera o jóvenes estudiantes como ayuda para su maltrecha economía doméstica. Aunque generalmente ya no se comparte la vivienda con los dueños de la casa, lo que no ha cambiado es la necesidad de muchos trabajadores de vivir en una sola habitación, y compartir las zonas comunes, y su vida, con personas en muchos casos desconocidas. Las grandes ciudades son las que concentran una mayor demanda de habitaciones para compartir, con un promedio de tiempo de contratación de un mes.
Se trata de un modelo de alquiler que tiene como principales inquilinos a jóvenes con edades comprendidas entre los 26 y los 30 años (27 años de media en Madrid, y 28 en Barcelona), tal y como asegura un análisis realizado por el portal inmobiliario Idealista.com. El perfil de las personas que comparten piso en España, pues, está cambiando, como asegura Fernando Encinar, director de comunicación de este portal, quien añade que cuando los profesionales de esta empresa empezaron a estudiar el mercado de los pisos compartidos, comprobaron que la edad media distaba mucho de ser la de las personas que se encuentran en período de estudios. ¿La razón de este cambio? Aunque no puede simplificarse, en parte es achacable a la aparición en el mercado de jóvenes mileuristas, que si no tienen pareja no pueden acceder a una vivienda en alquiler para ellos solos, ni mucho menos al mercado de venta, según agrega Encinar.
Alquilar una habitación para vivir es achacable, en cierta medida, a la aparición en el mercado de jóvenes mileuristas que no tienen acceso al arrendamiento de una vivienda para ellos solos
En la mayoría de los casos, los pisos para compartir tienen unas dimensiones mayores a 90 metros cuadrados, y el coste del arrendamiento de una habitación con derecho al uso de las demás instalaciones, ronda los 350 euros en Barcelona y los 370 euros en Madrid, dependiendo de las condiciones del inmueble, su ubicación y las prestaciones que tenga la vivienda. Con respecto a las características de los inquilinos que comparten el piso, en su mayoría -casi un 45%- se trata de viviendas mixtas, en las que conviven hombres y mujeres. En casi todos los casos se prefiere como compañeros de vivienda a personas no fumadoras y sin mascotas.
Sin estadísticas
No existen estadísticas oficiales sobre el número de personas que comparte piso debido a que el contrato de alquiler figura, generalmente, a nombre del titular que es quien decide en ocasiones subarrendar a otras personas el resto de habitaciones. Jaime Cabrero, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Madrid, API, explica que el número de pisos compartidos podría suponer un 7% del total de los alquileres. Sin embargo, a ciencia cierta es complicado determinar una cantidad exacta.
Ante el aumento constante desde 2005 del precio de las cuotas de las hipotecas, algunos propietarios recurren al alquiler de habitaciones de su vivienda
En las grandes urbes, según estima el especialista, la mayoría de ciudadanos que comparten piso “suelen ser inmigrantes, estudiantes y personas que no pueden valerse por sí mismas o son dependientes, como gente mayor, jubilados, discapacitados, que lo hacen a cambio de compañía”. Pero los pisos compartidos no son exclusividad de quienes carecen de una vivienda propia. Los propietarios que tienen una abultada hipoteca, si bien representan un número limitado, también están optando por esta posibilidad ante el aumento del precio de las cuotas causado por la constante subida que, desde el 2005, manifiesta el Euribor.
Además, desde el portal inmobiliario manifiestan que el alto precio que ha alcanzado la vivienda ha dado lugar a un nuevo perfil de usuario de pisos compartidos: personas divorciadas o separadas que no tienen otra opción que compartir una vez han abandonado el domicilio conyugal. En este mismo sector se ubican los solteros que tienen trabajo fijo pero que no pueden hacer frente al pago de un alquiler individual. Constituyen casi el 20% de los inquilinos y la mayoría de ellos están en una franja de edad de entre los 25 y 35 años.
Cambio en la tendencia
Mientras que la venta de pisos ha mostrado una ligera desaceleración y durante los años 2006 y 2007 se está produciendo una disminución en el precio en la vivienda de segunda mano, tal y como indicaba CONSUMER EROSKI en el artículo “Dificultades en la venta de viviendas“, la demanda de alquileres ha aumentado un 21% en 2007. Así lo demuestra un análisis del portal inmobiliario basado en 13.000.000 de búsquedas de vivienda por parte de los usuarios del portal.
La oferta de pisos en alquiler crece también, y en doce meses ha registrado un aumento del 75%
Éste ha llegado a registrar, además de una gran demanda, un alza en la oferta de pisos de alquiler superior al 75% en doce meses. Los índices de búsqueda también manifestaron una posición alcista, ya que casi el 34% de todas las solicitudes de vivienda que registraba el portal el año pasado eran para alquilar un piso, mientras que en el año anterior el porcentaje se situaba en menos del 30%. Las comunidades autónomas que registran un incremento mayor de búsqueda de pisos de alquiler son Madrid, con un 45%, seguida de Cataluña (40%) y Canarias y Baleares (30%).
Alza en los precios
El significativo crecimiento de la demanda ha disparado el precio de los arrendamientos, que han aumentado su precio en un 4,5%, según el Instituto Nacional de Estadísticas. Cataluña y Madrid se posicionan a la cabeza de la subida, con un 6% y un 5% respectivamente. Por detrás de ellas están Aragón, con un 4%, y en el extremo opuesto se sitúan La Rioja con un aumento del 3%, Extremadura (2%) y Murcia (1%).
Los españoles están empezando a optar por el modelo que aplican los ciudadanos de otros países europeos como Francia, Holanda o Reino Unido, que han tenido, a lo largo de los años, una mayor tendencia hacia el alquiler, según explica Cabrera desde la API. Este cambio va unido a un aumento en el coste de los arrendamientos, y se prevé que aumente esta tendencia, ya que los precios seguirán creciendo durante el año 2008, según vaticina el especialista.
Fernando Encinar opina que si el precio de los alquileres sigue aumentando, la tendencia a compartir piso tendrá un crecimiento directamente proporcional. Sin embargo, aclara que si las medidas que se están llevando a cabo desde las administraciones públicas para fomentar el alquiler -la sociedad pública de alquiler, la ayuda de 210 euros mensuales, las desgravaciones fiscales, las ayudas al propietario o una mayor seguridad jurídica- funcionan, tal vez se pueda ver un punto de inflexión en el mercado, y los pisos compartidos volverán a ser una opción mayoritariamente estudiantil.