En la actualidad la duración media del préstamo hipotecario es de 15 a 20 años y, de ahí, la importancia de su elección. La primera duda que puede surgir a la hora de elegir este préstamo es decantarse por uno de interés fijo o variable. Antes de nada se debe saber qué ventajas y qué inconvenientes tiene cada uno de ellos.
– Interés fijo: ofrece una mayor seguridad ya que desde el primer momento se conoce el importe de las cuotas que se van a pagar. La mayor ventaja es que no hay que preocuparse por la situación de la economía mundial. Pero, por otro lado, son los más caros del mercado y las entidades nos están muy interesadas en ofertarlas.
– Interés variable: no es tan seguro como el anterior. En este caso, sí se debe estar pendiente de las circunstancias por las que pasa la economía mundial. Según el tipo de interés de referencia que puede ser: MIBOR, EURIBOR; CECA, etc, se aplicará un tipo por el que se pagará mayor o menor cuota.
Posiblemente la forma más sencilla de evitar sustos en los ahorros sea contratando un tipo de interés variable pero con una limitación establecida por escrito. Además, desde la entrada en la zona euro es difícil que se produzca una subida mayor a un 7%.