Las cajas de ahorros han encendido las alertas al percibir un fuerte desfase entre la oferta y demanda para la construcción de pisos. Mientras los promotores siguen batiendo las cifras récord -las viviendas iniciadas rozarán las 900.000 este año-, las cajas detectan «evidentes signos de desaceleración» en los demandantes.
La preocupación de estas entidades es lógica teniendo en cuenta que son aún más activas que los bancos en la financiación de vivienda. Con datos a 31 de octubre pasado, la actividad crediticia hipotecaria, incluidas titulizaciones, representaba un saldo vivo de 854.921 millones de euros, de los que 479.754 millones correspondían a las cajas, frente a 315.316 millones de los bancos, 52.585 millones de las cooperativas de crédito y 7.265 millones de otros establecimientos financieros.
Riesgos de la actividad crediticia
La alarma la levantó el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, en su intervención ante la XCIV Asamblea General Ordinaria de CECA. Aunque mostró su optimismo sobre la evolución del entorno económico, Quintás puso especial énfasis en los riesgos que amenazan al desempeño de la actividad crediticia en los próximos meses.
El presidente de CECA resaltó la desaceleración de las transacciones de vivienda, con el consiguiente impacto en la trayectoria de los precios, que ya presentan tasas de aumento inferiores al 10% en el tercer trimestre de 2006, algo que no ocurría desde 2001.
CECA vaticina que durante 2007 se moderará la demanda de vivienda al tiempo que la oferta se ajustará a las nuevas condiciones
Quintás indicó que la asimetría que existe en el mercado inmobiliario, como consecuencia de un aumento de la oferta y una desaceleración de la demanda, puede tener «repercusiones sobre el empleo y el ritmo de crecimiento español», aunque mostró su confianza en que esta evolución tenga un impacto menos negativo en las entidades financieras.
Según explicó el mantenimiento de esta asimetría podría llevar a un «cambio brusco del mercado inmobiliario» con las consiguientes repercusiones sobre el empleo y el ritmo de crecimiento español y, muy particularmente, sobre las empresas inmobiliarias. No obstante, vaticinó que el sesgo alcista de los tipos de interés y la ralentización de la renta de los hogares continuará durante 2007 moderando la demanda de la vivienda al tiempo que la oferta se ajusta a las nuevas condiciones, con una desaceleración de los precios hasta tasas en el entorno del 5%.
En cuanto a la desaceleración de la demanda, Quintás señaló que lo signos son evidentes, ya que las transacciones de vivienda se moderaron durante el primer semestre del año, al tiempo que se han ido alargando los periodos de venta de las promociones. A su juicio, esta evolución tiene su reflejo en los precios, que prosiguen su tendencia de desaceleración iniciada en 2004, con tasas de variación inferiores al 10% en el tercer trimestre de 2006, por primera vez desde 2001.