Hace casi cuatro décadas, surgió en Estados Unidos el término «loft» para aludir a la habitabilidad de los edificios industriales de finales del siglo XIX, ubicados en el corazón de la ciudad. Al desplazarse la actividad productiva de estos locales a las afueras del núcleo urbano, los artistas no dudaron en trasladarse a vivir a ellos.
De esta forma, las gentes del mundo del espectáculo descubrieron un espacio amplio en el que vivir y trabajar con rentas bajas. Así, en la actualidad, se asocian estos recintos industriales convertidos en viviendas a aquellas personas de profesiones liberales bien remuneradas.
Con el paso del tiempo, este tipo de residencias se extendió a otros países europeos como, por ejemplo, a España. Esta nueva forma de vivir llegó hace una década a ciudades como Madrid y Barcelona, donde cuentan con barrios específicos «lofteros». Sin embargo, la expansión a otras ciudades es todavía prácticamente inexistente.
El «loft» surge como consecuencia de un cambio en la sociedad, para dar respuesta a las nuevas necesidades. Hoy día, cada vez hay más familias monoparentales, personas que viven solas, puesto que el cambio de residencia es habitual y el teletrabajo es una realidad. Estos son, entre otros, los factores que han fomentado los cambios experimentados en las sociedades occidentales en las últimas décadas y que han dado lugar a la variación en el modo de vida y en la concepción de la vivienda.
A día de hoy, cada vez son más las personas que optan por adquirir un local industrial para rehabilitarlo y transformarlo en una zona perfectamente habitable. Debido al constante aumento de los precios de la vivienda, ésta es una alternativa práctica para los jóvenes que tratan de adquirir su primera casa, ya que son más asequibles económicamente que los pisos tradicionales.
Además, una de las mayores ventajas de este tipo de residencia es que supone un espacio en el que se puede instalar el lugar de trabajo. De este modo, se puede vivir y trabajar en el mismo lugar, ahorrando la adquisición de dos inmueble distintos.
Al margen de los beneficios que los «lofts» ofrecen para los ciudadanos, urbanísticamente contribuyen a la recuperación de zonas abandonadas, como naves industriales.
En nuestro país, la demanda de «lofts» en el mercado residencial va en aumento, tanto es así que ya existen empresas inmobiliarias específicas dedicadas a este tipo de construcción. Estas agencias actualmente ofrecen dos tipos de ofertas, por un lado están los «lofts» que surgen de la rehabilitación de antiguos espacios industriales o locales comerciales obsoletos; y, por otro, los edificios de nueva construcción concebidos como tales.
Este último tipo de «lofts» pretende conseguir el aspecto fabril, característico de estas construcciones, mediante una adecuación estética que simula el diseño de los locales industriales. Las particularidades concretas de los «lofts» son que son espacios diáfanos, con techos altos y en cuya decoración predominan las instalaciones a la vista, ya sean de madera o metálicas, que recuerdan viejas fábricas.