Los lofts se caracterizan por ser viviendas diáfanas de gran luminosidad. Surgidos en los años 70 en Nueva York, fueron feudo de artistas que buscaban inmuebles con rentas bajas y un lugar de amplias dimensiones donde habitar y trabajar. En su origen, se ubicaron en naves y talleres industriales abandonados en las afueras de las ciudades. Sin embargo, el concepto actual de loft parece haber desvirtuado al genuino debido a la falta de suelo industrial, lo que ha propiciado la construcción de nuevas viviendas con estética loft, y también debido a la falta de una regulación urbanística sobre este tipo de inmuebles. Por lo general, la ley exige que cuando el loft se ubica sobre suelo industrial es necesario cambiar el uso del suelo a residencial, lo que no es fácil, mientras que si se opta por reconvertir en vivienda un local comercial, hay que cumplir unas condiciones mínimas para obtener una licencia de habitabilidad.
Origen y evolución
El término ‘loft’ surgió en los años 70 en el barrio neoyorkino del Soho. La actividad comercial se trasladó desde esta zona hasta Wall Street y artistas y bohemios ocuparon las fábricas, naves industriales y talleres que habían quedado vacíos. Estos lugares ofrecían la posibilidad de trabajar en espacios amplios con mucha luz y pagar rentas bajas de alquiler, lo que hizo que cada vez estuvieran más solicitados. En España, la moda de los loft llegó hace poco menos de una década, aunque su expansión ha sido lenta y prácticamente limitada a las grandes ciudades como Madrid y Barcelona. De acuerdo a su origen, estas construcciones se caracterizan por el uso de materiales fríos como el hormigón y el aluminio, además de una escasa ornamentación, con paredes lisas y de color blanco. El mármol y la madera son otros de los materiales básicos a los que se recurre para dar forma a estos grandes espacios diáfanos, con estancias separadas por biombos, medios muros o, simplemente, los propios muebles.
Isabel Corralisa, comercial de la promotora inmobiliaria Loft in Spain, asegura que este nuevo concepto de vivienda “sin tabiques” no disgusta del todo a los posibles compradores, aunque reconoce que “en España la gente todavía no se ha hecho a espacios abiertos o compartidos”. “El consumidor aún no está muy acostumbrado a este tipo de vivienda, por lo que, en nuestro caso, dirigimos la construcción hacia una vivienda de diseño con características de loft, como grandes ventanales, escaleras amplias y cocina americana. Los dormitorios, sin embargo, continúan diseñados como espacios independientes, cerrados con puertas como en la vivienda tradicional”, explica. Esta situación ha llevado a que, en cierto modo, se haya perdido el concepto genuino de loft. “El loft es un espacio reciclado, si no se reutiliza un espacio, no se construye un loft”, sentencia José Ramón Lajarín, socio y fundador de la promotora Camden Town, pionera en España en la compra de locales y naves para su remodelación como loft.
Según Lajarín, “el espíritu del loft es el de un espacio obsoleto, sin uso, que es aprovechado por alguien para convertirlo en su hábitat”. Por ello recuerda que a la hora de hablar de loft no sirve cualquier construcción, y critica que haya gente que se dedica a construir en espacio industrial – los denominados despachos profesionales – que llaman loft, pero en realidad son despachos de trabajo con diseño de vivienda que, simplemente, se basan en la estética de los loft. La mayoría de los loft en España proceden de nuevas construcciones o de la reconversión de locales comerciales construidos sobre suelo residencial, “puesto que cuando las industrias se han ido a las afueras, los espacios que ocupaban se han tirado abajo, se han recalificado y sobre esos terrenos se han construido viviendas nuevas tradicionales”. “Lo que no admitimos como loft es la construcción de obra nueva”, señala Lajarín.
Ventajas y desventajas
La estética loft está asociada a la luz, a las superficies abiertas y a la flexibilidad a la hora de disponer de los espacios. Para el fundador de Camden Town, “quien busca un loft busca espacios modulares, que se puedan acoplar a sus necesidades en función del momento, que un día donde tiene un salón pueda tener un dormitorio y al revés”. Por lo general, los demandantes de estas viviendas son personas solteras, parejas o familias no numerosas, ya que la falta de intimidad no las hace una construcción óptima para grandes familias, que generan más ruidos y necesitan encontrar un espacio para cada uno de los miembros. Además, se trata de personas generalmente “con dinero”, lo que, según Isabel Corralisa, “ha propiciado la subida de los precios”. “Antes se podían comprar locales a precios razonables y convertirlos en viviendas, pero ahora mucha gente, la mayoría instigada por inmobiliarias, vende los locales a precios muy altos y no se da cuenta de que acondicionar ese local como vivienda supone un coste muy elevado: hay que hacer un proyecto, correr el riesgo de que el ayuntamiento correspondiente lo apruebe y que conceda la licencia necesaria para habitarlo, un proceso que dura varios meses”, lamenta Lajarín.
Según datos facilitados por Loft in Spain, el precio del loft ronda los 1.800 euros por metro cuadrado, al que hay que sumar el coste del acondicionamiento,
El precio del loft ronda los 1.800 euros por metro cuadrado, al que hay que sumar el coste del acondicionamiento
En cuanto a las ventajas de vivir en un loft destacan la luminosidad, “en contraste con los ambientes cerrados y oscuros del lugar de trabajo”, y los amplios espacios de los que gozan sus inquilinos, “ya que al no tener pasillos se evita la pérdida de huecos”, señala Isabel Corralisa. Los techos altos con calefacción para aislar del frío son otra de las características de estas construcciones, junto con las instalaciones a la vista, que pretenden conseguir un aspecto fabril. Sus dimensiones, que oscilan desde los 30 metros cuadrados hasta los 300, ofrecen la posibilidad de vivir y trabajar en ellos, lo que evita los desplazamientos o la necesidad de comprar un segundo local para trabajar. Se trata de viviendas polivalentes con uso doméstico y profesional, en las que la misma mesa que se utiliza para cenar puede emplearse durante el día como mesa de estudio o bien se puede separar el despacho de la zona habitable mediante una escalera que conduce a un segundo piso.
Falta de normativa
La mayoría de los municipios españoles carecen de una normativa específica reguladora de los lofts. Salvo que se trate de viviendas de nuevas construcción, que se rigen por la normativa urbanística vigente, los espacios ubicados sobre suelo industrial y los locales comerciales reconvertidos en lofts carecen de legislación. “En todo caso -explica Lajarín- los municipios tienen acomodaciones de las normas municipales para los locales comerciales. De hecho, el 90% de los ayuntamientos recurren a las normas de habitabilidad y en función de éstas, dejan la concesión de licencias a ciertos niveles de interpretación. Esto se traduce en que, según el técnico que realice la inspección y las condiciones en las que se fije, puede conceder una licencia de habitabilidad que, por un local de las mismas condiciones, otro técnico no concede, y parece que hay pocas ganas de regularizar esta situación”. En general, las normas municipales establecen que para que un local pueda ser considerado “habitable” debe contar con una superficie mínima que ronda los 30 metros cuadrados, una altura mínima de techos de 2,50 metros e índices de iluminación y ventilación entre el 8% y el 12%, explica José Ramón Lajarín. También se puede pedir que la entrada a la vivienda sea por zonas comunes o la autorización de todos los vecinos de la comunidad para poder habitar el espacio en cuestión.
Cuando se opta por adquirir un local en suelo industrial, la dificultad de cambiar el uso del suelo a residencial hace que este espacio sólo pueda utilizarse para desempeñar una labor profesional ya que, al no estar sobre suelo residencial, no se puede obtener la cédula de habitabilidad. Sin este documento, que acredita principalmente que el inmueble cumple con los requisitos de higiene y ventilación, no se concede tampoco la licencia de obra y no se puede acondicionar el espacio como loft para vivir. “De todas formas, la cédula de habitabilidad es necesaria, sobre todo, para solicitar un préstamos hipotecario. De manera que el escollo más grande no es el ayuntamiento, sino la vía de financiación, es decir, el banco. Puede decirse que las entidades financieras están coartando el crecimiento del loft en España porque no ofrecen productos flexibles y adaptados a estos proyectos”, asegura Lajarín.
En este caso, hay que tener en cuenta que cuando se adquiere un local construido en suelo industrial el comprador debe abonar el 16% de IVA, en lugar del 7% que se aplica a las viviendas. “Si se compra un loft de nueva construcción como vivienda habitual se paga un IVA del 7% y se obtiene una deducción del IRPF por adquisición de vivienda habitual, del 15% de lo que se paga anualmente por la vivienda y hasta un máximo de 9.015 euros. Si además se tiene un préstamo hipotecario, en los dos primeros años desde la adquisición, la deducción llega hasta el 25%, según cada comunidad autónoma”, explica una portavoz de la Agencia Tributaria. Por ello, es importante que antes de comprar un local destinado a su reconversión como loft se elija bien la zona en la que está ubicado porque “no todo lo que se comercializa bajo la denominación loft se adapta a las normativas urbanísticas municipales”, advierten desde Camden Town.