La edificación de viviendas con paredes y pilares capaces de resistir el fuego es todavía una ansiada quimera harto complicada de convertirse en realidad para las constructoras. Sólo el hecho de plantearse tal circunstancia -que las casas contasen con el añadido de ser inmunes a las llamas- haría que muchas personas empezaran a reconsiderar la contratación de un costoso seguro para tener cubierto y a salvo todo el hogar.
La capacidad de resistencia del hormigón al fuego lograría que las llamas tuviesen menor incidencia en los graves incendios
A pesar de tan lejana utopía, a día de hoy se puede decir que el primer paso ya se está cimentando, dado que en España existen investigaciones centradas en desarrollar sistemas para proteger las viviendas de los incendios. Así, uno de los proyectos más llamativos, en este sentido, radica en lograr que un material de construcción como el hormigón pueda llegar a convertirse en un elemento con una alta resistencia al fuego. La compañía malagueña de Asociaciones Químicas Andaluzas (AQA) está detrás de tal ambicioso objetivo, centrando todos sus esfuerzos en dar con la fórmula indicada para la construcción de viviendas más resistentes.
Las investigaciones están dirigidas a la obtención de un conjunto de aditivos especiales, con los cuales se recubre el propio hormigón. El resultado, un material que sea ignífugo y que evite que el devastador fuego se extienda por toda la vivienda, calcinando todo aquello que encuentra a su paso. Es por ello que la capacidad de resistencia del hormigón al fuego lograría que las llamas tuviesen una menor incidencia y los edificios y construcciones estarían mejor protegidos ante posibles graves incendios.
Mayor dureza del hormigón, mayor resistencia
Al margen del desarrollo de un producto químico para repeler el fuego, que puede revolucionar la fabricación del hormigón, desde AQA también se están llevando estudios y experimentos para que este esencial y básico material de construcción resulte más resistente.
De esta forma, la clave de las indagaciones reside en la producción de otras soluciones químicas que mejoren la dureza del hormigón. El proceso consiste en reducir en mayor medida el porcentaje de agua, con lo que se puede conseguir un aumento en la cohesión del propio material, y de esta forma lograr que el hormigón se haga más resistente.