Gritos, ruidos a deshoras, pasillos y ascensores sucios, impagos de la cuota de la comunidad de propietarios… En un vecindario hay cientos de molestias que, de no evitarse o solucionar a tiempo, se convierten en un problema enquistado y de muy difícil remedio. Para evitar conflictos, lo mejor es prevenirlos y ser respetuoso, sin olvidarse de conocer los derechos y las obligaciones. Además, como se explica en el artículo, se pueden llevar a cabo otras estrategias, como dialogar y ser flexibles con las acciones de los demás o avisar de cualquier actuación que se tendría que acometer y que podría resultar incómoda para el resto.
Estrategias para resolver problemas vecinales
La convivencia con los vecinos es un foco de problemas que no siempre se pueden esquivar, aunque conviene intentarlo o, al menos, procurar retrasarlos lo más posible y encontrar posibles soluciones ante, por ejemplo, ruidos o impagos. Estas son precisamente las situaciones que más molestan de los vecinos, sobre todo a las mujeres (en especial a las que tienen entre 56 y 65 años), según un estudio sobre causas y consecuencias de conflictos vecinales en España.
Las seis estrategias que se proponen a continuación pretenden ayudar a evitar o minimizar este tipo de conflictos con los vecinos.
1. Prevenir los conflictos
Los problemas entre vecinos no siempre se pueden prevenir, pero hay que intentarlo y tener una actitud respetuosa. Prevenir un conflicto siempre será mejor que tener que perder tiempo, fuerzas y dinero en solucionarlo. Cada vecino debe poner algo de su parte y es responsabilidad de cada uno pensar en el bien común y no alterar el orden establecido en la comunidad.
2. Ser amables, pero sabiendo mantener las distancias
Hay que ser educados y amables con los vecinos siempre que surja la ocasión (saludar al cruzarse con ellos, abrirles la puerta o ayudarles si van muy cargados, etc.) y estar dispuestos a echarles una mano en caso de que tengan un problema. Pero no conviene ser obsequioso ni confundir vecindad con amistad, ya que se pueden crear malentendidos. Lo más oportuno es, siempre, ser amigables pero marcando cierta distancia.
3. Ante los morosos, flexibilidad pero con la ley en la mano
Un problema recurrente (más durante estos años de crisis) es el impago de las cuotas de la comunidad por parte de algún propietario. Conviene dialogar para intentar solucionar el problema con el vecino moroso y negociar una manera de pago alternativa durante el tiempo que necesite.
4. ¡Obras! Solicitar permiso para hacerlas e informar a los vecinos
Las obras son, casi de manera inevitable, una fuente de conflictos en un vecindario. Quienes las hagan deben informar al presidente y a los vecinos que se verán más afectados por ellas, además de no olvidarse de colocar una fotocopia del permiso en la puerta de casa. Se debe indicar, también, el horario en el que trabajan los operarios y la fecha de término de la obra. Es el mejor modo de hacer las cosas bien y de mostrar respeto por los vecinos.
5. ¿Ruidos? Ante todo, mucha calma… y diálogo
Si la fiesta de un vecino no deja dormir y ha pasado una hora prudencial, será el momento de acercarse a su casa para hablar con él; pero siempre, con una sonrisa y midiendo muy bien las palabras. Un tono agresivo puede ser el detonante de una discusión, mientras que si se da a entender al vecino que su ruido está molestando a toda la comunidad, es probable que atienda a razones y deje de armar jaleo.
Si es al contrario, y la fiesta la damos nosotros (o se hará una actividad más ruidosa de lo normal), se debe avisar en persona a cada uno de los vecinos a los que pueda molestar y darles una hora aproximada del término de la reunión. De este modo, verán que la intención es molestar lo menos posible.
6. Tener normas de uso claras de las zonas comunes y respetarlas
Garaje, ascensor, local social, piscina… Cada uno de estos espacios comunes pueden ser utilizados por todos los vecinos, por lo que muchas veces son una gran fuente de problemas. Para que la convivencia sea armoniosa, deben estar meridianamente claras las normas de uso de zonas comunes como la piscina (invitar o no amigos de fuera de la comunidad, etc.), el cuidado del jardín (si se permite usar pelotas o bicicletas a los niños), etc.
Tener previstas de antemano las situaciones y unas respuestas concretas hará más difícil que surjan problemas de envergadura.
Dónde denunciar problemas con vecinos
Ante problemas vecinales, lo mejor es tratar de solucionarlo con diálogo y negociando. Pero si las estrategias para resolver los conflictos no han dado resultado, siempre se puede acudir a distintas instancias, según el problema del que se trate.
➡️ Presidente de la comunidad de propietarios
La primera persona a la que presentarse, si un problema vecinal persiste, es el presidente (si el problema es grave y afecta a todos, se debería pedir la convocatoria de una junta de vecinos).
Este debe velar por el buen funcionamiento de la comunidad, y se puede acudir a él para trasladarle cualquier preocupación, incluso si se trata de un conflicto de convivencia entre vecinos.
➡️ Administrador de fincas
Si el presidente no puede solucionar el problema, o excede de sus competencias, puedes acudir al administrador de la propiedad, que tiene también entre sus funciones resolver problemas que se puedan ocasionar en la comunidad.
➡️ Cuerpos de seguridad
Si los anteriores fallan, o si estamos ante un asunto grave o que pueda ser delictivo, conviene ponerse en contacto con la Policía municipal o nacional. Probablemente pedirán los datos de quien realice la denuncia.
➡️ Abogado
Junto a la opción de acudir a la policía, es poco deseable. Pero si no encuentras solución al problema o, debido a las circunstancias o deriva de la situación no te queda más remedio, puedes contratar un abogado experto en la materia para que te oriente. Si es necesario, recurrirá a la vía judicial para resolver el conflicto.
Si un vecino molesta y, a pesar de haber tratado el problema con él de buenas maneras, no cambia de actitud, nunca hay que tomar decisiones ni actuar sin conocimiento de toda la comunidad.
En ese caso, hay que convocar una reunión de la comunidad, haciendo saber a los vecinos nuestras quejas y dejar todo reflejado en el libro de actas.Si el vecino no acude a la reunión, o no varía su actitud, se debe celebrar otra reunión recogiendo de nuevo en el libro de actas todos los problemas y detalles. Este escrito lo deberían firmar todos los asistentes. Con el libro de actas, el presidente de la comunidad deberá formular una denuncia en el juzgado.