Una de las maneras más sencillas de pagar menos por la hipoteca es contratar productos vinculados: entre otros, domiciliar la nómina, firmar uno o más seguros, disponer de una tarjeta de crédito o hacer un plan de pensiones. Pero ¿conviene atarse a una entidad para abaratar el préstamo para la compra de la casa? Esta pregunta no tiene una única respuesta, pues, como se analiza a continuación, todo depende del precio de los servicios asociados y de cuáles sean las necesidades personales.
Hipotecas: ¿la rebaja compensa el coste de la vinculación?
El principal objetivo de aumentar la vinculación con un banco es conseguir un interés más reducido y pagar menos por la hipoteca. En general, al firmar otros servicios asociados (seguros, domiciliación de la nómina, depósitos…), las entidades bonifican el tipo aplicado sobre sus hipotecas entre 0,1 y dos puntos porcentuales, por lo que el precio de las cuotas se abarata de forma notable.
Aun así, atarse al banco no siempre es gratis, pues algunos de estos productos vinculados pueden tener un coste: las primas de los seguros y las comisiones de las tarjetas o de los planes de pensiones, entre otros. Por tanto, es imprescindible calcular si lo que se deja de pagar en intereses compensa el precio de aumentar la vinculación con la entidad.
Un ejemplo. Se quiere firmar una hipoteca de 150.000 euros a 25 años con un interés del 2,25% que está bonificado en un punto porcentual, por tener firmado un seguro de vida de 30 euros mensuales y otro de hogar de 200 euros anuales:
- Con el interés bonificado, se pagarían al año unos 7.850 euros, sumando el importe de las cuotas mensuales y de las primas de los seguros.
- Con el interés sin bonificar, se tendrían que abonar unos 8.770 euros al año.
En este caso concreto sí saldría a cuenta firmar el seguro de vida que ofrece la entidad, pues permitiría ahorrar unos 920 euros al año. En cambio, en otras ocasiones es posible que el ahorro anual obtenido no sea tan significativo, por lo que atarse a la entidad no saldría tan a cuenta.
Hipotecas: ¿hay que atarse aún más con el banco?
Pero el precio no lo es todo. Antes de contratar cualquier tipo de producto vinculado con la hipoteca es conveniente valorar si las condiciones interesan, es decir, si se adaptan a las necesidades personales. Así, es posible que ya se tenga un plan de pensiones con otro banco y que no compense trasladarlo de entidad para poder acceder a la máxima bonificación.
Otro punto al que hay que prestar atención es la letra pequeña de los productos vinculados. En el caso de las tarjetas de crédito, el banco por lo general exige que se realice un consumo anual mínimo para poder seguir disfrutando de la bonificación, lo que obliga al cliente a tener que gastarse una cantidad de dinero determinada. Los planes de pensiones también impondrán en muchos casos hacer una aportación mínima cada año, que oscila entre los 600 y 1.200 euros.
Asimismo, es muy importante tener presente que los requisitos de vinculación obligan a mantenerse atados a un banco concreto durante mucho tiempo. Por ello, se tiene que mirar a largo plazo y decidir si en realidad se está dispuesto a encadenarse a la entidad durante varias décadas. Y es que si en algún momento se deja de cumplir las condiciones, se perderá la bonificación y la hipoteca se encarecerá de forma significativa.
Imagen: Hamza Butt
Hipotecas sin vinculación, ¿cuándo elegirlas?
Si se ha llegado a la conclusión de que no conviene contratar productos vinculados, dentro del mercado es posible encontrar algunas hipotecas prácticamente sin ataduras. Hay algunas entidades que no obligan a tener la nómina domiciliada. Otras solo exigen domiciliar unos ingresos determinados. Las condiciones de estos préstamos hipotecarios son muy atractivas, así que pueden ser una buena opción si no interesa atarse al banco.
También hay ciertas entidades que ofrecen intereses muy competitivos (diferenciales de menos del 1%) a cambio de cumplir solo tres requisitos: domiciliar la nómina, firmar un seguro de vida y contratar un seguro de hogar. La vinculación mínima exigida en la mayoría de los casos es reunir las condiciones citadas y suscribir, además, entre uno y dos productos adicionales (una tarjeta de crédito o un plan de pensiones).