Desde el momento en que se decide alquilar un piso, se plantea la duda: ¿es mejor contratarlo con muebles o sin ellos? A pesar de ser una decisión personal, también depende de otros muchos factores que deben valorarse. Entre otros, la estética, la duración del contrato, el grado de liquidez para afrontar gastos y la disponibilidad de muebles.
¿Alquilar con muebles o sin ellos?
Se debe dedicar tiempo a analizar todas y cada una de las ventajas y desventajas de alquilar con muebles o sin ellos
Ni mejor, ni peor. Alquilar un piso para vivir con o sin muebles depende de las muchas variables detectadas en el momento de formalizar el contrato. En muchas ocasiones, el inquilino no puede elegir, sino que la decisión está impuesta por los dueños y tendrá que aceptarla si quiere vivir en esa casa durante los próximos meses o años. En otros casos, los propietarios dan libertad para que los nuevos moradores se decanten por una u otra modalidad. Hay que analizar todas y cada una de las ventajas y desventajas que conlleva una decisión de este tipo, ya que al fin y al cabo se tendrá que vivir en ese inmueble durante una parte más o menos larga de la vida.
La duración del contrato, el grado de liquidez para afrontar la compra del mobiliario y gastos anejos, así como la disponibilidad de muebles para empezar a vivir serán factores primordiales para responder a esta disyuntiva. También hay que tener en cuenta que son diferentes las necesidades de los estudiantes, que solo dispondrán de la vivienda mientras dure su etapa académica, y de una pareja de recién casados, que desea instalarse en un hogar y aportar un toque personal, o una familia con niños.
Viviendas amuebladas
Una casa con muebles es idónea para quienes residan de manera temporal en una ciudad
La elección de una vivienda con muebles puede ser la más beneficiosa para los inquilinos en determinados momentos de su vida:
- Las casas con muebles permiten habitarlas desde el primer momento, ya que se tiene todo lo necesario (muebles, electrodomésticos, aparatos eléctricos, etc.) para empezar a vivir.
Se evitan gastos que pueden ampliar los relacionados con el alquiler. En función de los metros cuadrados de la vivienda y de los muebles con que cuente, habilitar un piso puede suponer un desembolso cercano a 2.000 o 3.000 euros.
Es la opción idónea para personas que residan de manera temporal en un pueblo o ciudad (estudiantes, profesores, cuerpos de seguridad…). No necesitarán afrontar el coste de amueblar el piso, un gasto innecesario, ya que lo más probable será que cambien su destino laboral en pocos meses o años.
Es una solución eficaz cuando la vivienda se comparte con otros inquilinos. Si no está amueblada, cada uno trataría de imponer sus criterios para decorar la casa o tendrían que amueblarla por su cuenta.
Es una solución más adecuada para alquileres de corta duración, que no requieren de un proceso de cambio en el mobiliario de sus habitaciones.
También es una buena elección para inquilinos conformistas que no deseen dar un toque personal a las habitaciones de la vivienda.
Es lo más conveniente si se está en proceso de alquilar otra vivienda o de comprar un piso.
Casas vacías
Para inquilinos estables, la opción más conveniente son las casas vacías
Para inquilinos más estables, la opción más conveniente es alquilar una casa vacía, cuyas ventajas son las siguientes:
- Permite a los futuros moradores hacer una elección del mobiliario a su gusto, más personal y en función de sus preferencias decorativas o del tipo de familia que se instale.
Está más indicado para inquilinos estables que desean que esa casa sea su hogar durante gran parte de su vida, sin intención de cambiar en los próximos años.
Conlleva una renovación periódica de los elementos decorativos y de mobiliario, acorde a las necesidades de los recién llegados a la vivienda (vivir en pareja, nacimiento de un hijo, etc.).
Brinda la posibilidad de trasladar su mobiliario desde el anterior domicilio, así como elementos decorativos heredados de la familia o con una importante carga sentimental.
Se puede elegir el destino de las habitaciones, en función de las necesidades de los inquilinos.
Quienes alquilen una casa sin amueblar deben dotarla del equipamiento necesario para que sea habitable desde el primer momento (muebles, camas, electrodomésticos, etc.). Para afrontar estos gastos, pueden acogerse a uno de los muchos préstamos específicos confeccionados para satisfacer estas necesidades. Se puede optar por contratarlo a un tipo de interés fijo o variable, así como pagarlo a través de cuotas constantes o crecientes.
El tipo medio de interés se mueve en una franja del 7% al 11%. No obstante, contemplan amortizaciones sin coste o exención de comisiones de apertura y amortización anticipada, que evitan pagar entre un 1% y 2% adicional.
También hay préstamos con bonificaciones por contratar otros productos financieros con la entidad emisora. Si este es el caso, conviene tener claro que el descuento casi nunca sobrepasa el 1%, a partir de la domiciliación de la nómina o pensión y la contratación de un plan de pensiones o un seguro del hogar.